Circo Dragosi
Reseña de la antología de Fermín Moreno publicada por Ediciones Tusitala
Circo Dragosi no es solo una recopilación de relatos de un mismo autor en torno al mundo del circo en su versión siniestra, sino una serie de historias interconectadas que terminan entretejiendo un universo propio. No se trata propiamente un fix-up, porque tampoco tenemos una historia central que avance con el conjunto; Fermín Moreno no ha forzado las piezas del rompecabezas para que terminen de encajar en este sentido, sino que ha dejado espacio para que bailen, para que exista esa fisura que hace todavía más inquietante el conjunto, y más rico.
Sí que es consistente, tanto o más que una novela, en la melodía de fondo, tanto en su lado estético como en su mensaje. Por un lado, todos los relatos comparten la misma prosa —precisa, algo seca en algunos momentos, conocedora de los entresijos del lenguaje pero resuelta a no dejarse dominar por artificios, rica pero no exhibicionista— y el mismo ritmo, lo que genera una agradable sensación de continuidad.
Por otro lado, el tratamiento de los personajes denota que la humanidad de las personas —en el sentido más amplio y hondo del término— es el motor de la historia, un motor que es común en la obra de Fermín Moreno pero que cristaliza con particular fuerza en estos textos, quizás por el juego de espejos que dirige con tanto acierto: en la feria de los monstruos, donde los prodigios y las aberraciones de la naturaleza escandalizan a los espectadores, ¿dónde residen los auténticos horrores? Aunque podría haberlo sido y dejar satisfecho con ello al lector, Circo Dragosi no es una obra meramente estética, sino que entronca con otros estudios del ser humano —como La comedia humana de Balzac— pero manteniendo su particular perspectiva de género de terror, con las implicaciones que ello supone.
Como en una función circense, los números se suceden con cierta vocación de más difícil todavía. En cada pase tenemos un protagonista, pero aunque este capte los focos también nos permite saber algo más de sus asistentes. Así, paso a paso, el cuadro del Circo Dragosi al completo se va perfilando y esa sensación de inquietud malsana se filtra hasta nuestra realidad. Las historias, aunque parezca que existen saltos temporales, interrupciones, hablan todas del mismo circo, y este, de nuestro propio mundo.
El resultado es una obra intensa, coherente y muy bien trazada. Algunos textos los conocía ya de otras antologías, pero ganan fuerza —o quizás solo matices— presentados en conjunto. Una propuesta muy recomendable para todos los amantes de la fantasía oscura y el horror que no teman echar un vistazo al lado más siniestro de las cosas. Al otro lado de la magnífica portada de Pedro Belushi, un terrible espectáculo aguarda a quien se atreva a contemplarlo.
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