Los babilonios: Arte de Mesopotamia
Reseña de la segunda obra de la colección "Historias del arte", realizada por Gonzalo Martínez de Antoñana y María José Mosquera Beceiro y publicada por Editorial Saure
El potencial que tienen los cómics didácticos para acercar materias interesantes a los niños es tan grande que resulta extraño que no haya más. Por fortuna, de vez en cuando aparecen títulos como el que nos ocupa: "Los babilonios: Arte de Mesopotamia", realizado por el escritor e historiador Gonzalo Martínez de Antoñana y la ilustradora María José Mosquera Beceiro. Éste constituye la segunda entrega de la colección "Historias del arte", que se inaugurara con "Los pintapiedras".
En él se abordan las culturas de la antigüedad que se establecieron entre el Tigris y el Eufrates, como la conocida Babilonia, o las civilizaciones sumerias o asirias. Lo cierto es que es un desafío grande, y es encomiable que se siga una cierta cronología sin correr a centrar el segundo número en alguna civilización que resulte más familiar y quizás más comercial (como la romana, que seguramente tendrá su número más adelante).
En cualquier caso, no supone un problema tocar Mesopotamia. En primer lugar, porque es una cultura apasionante y los hitos de la misma se presentan con mucha sencillez en el cómic. Y en segundo lugar, porque para los jóvenes lectores cualquier escenario es de su interés, bien planteado. Así, se matan dos pájaros de un tiro: la colección gana en solidez y se acerca un pasaje de la historia más "exótico" (en tiempos, lo tocábamos tangencialmente ya en el instituto).
De este acercamiento se encarga el trabajo gráfico de Mosquera, que mezcla ilustraciones caricaturescas de los personajes principales con otras más cercanas al fotorrealismo o a los dibujos de divulgación, y que incluso combina fotografía en sus viñetas, lo que permite introducir dentro de la trama las imágenes reales arqueológicas, acercándolas al lector. Muy interesante es también el tratamiento del color realizado, cuyo uso sin cortapisas permite efectos más que impresionantes durante la historieta.
El guión de Martínez de Antoñana resulta así muy abordable por todo tipo de público. Además, su estructura en pequeñas aventuras, en las que se mezclan personajes y hechos históricos y elementos mitológicos, facilita la asimilación de la información planteada y resulta muy didáctico. El hilo conductor de los protagonistas guía además a los más pequeños y sirve de excusa para las explicaciones adicionales.
En conjunto queda un trabajo muy sólido e interesante, en el que se aúna rigor histórico con una perspectiva fácilmente asumible por el lector sin formación específica (como los niños a los que va dirigido). Además, entra por los ojos.
Sinopsis (Cortesía de Editorial Saure)
David, el joven aprendiz de pintor, y su sabio profesor, el Maestro Messina, se embarcan en una nueva aventura rumbo al desconocido arte de Mesopotamia. Esta vez no irán solos. La simpática e inteligente Ángela viajará con ellos hacia el pasado aportando su particular visión de las cosas. Los tres aprenderán todo lo posible de la cultura de los pueblos asirios, babilonios y sumerios hasta alcanzar su objetivo final: conocer el origen del arte mesopotámico.
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