Megazoria: Marcomannia

Imagen de Destripacuentos

Trasfondo del territorio de la frontera dominado por los germanos

En las estribaciones montañosas situadas al norte del Danuvius, una confederación de pueblos germanos amenaza a los pueblos civilizados del sur. Aunque proceden de diversas tribus, como los quados y los vándalos, los llaman los marcómanos, los hombres de la frontera.

Aspectos geográficos

Marcomannia engloba un territorio accidentado, lleno de montañas, colinas y quebradas cubiertas por densos bosques. El terreno es abrupto y duro, y en los meses de invierno, sacudido por fuertes nevadas, se vuelve en muchos lugares impracticable. Los ríos abundan, aunque tampoco hay grandes cursos de agua. Sí se encuentran algunos lagos. Los terrenos despejados no son frecuentes y el clima es continental, por lo que presenta grandes cambios estacionales.

 

Fauna

Los ancestrales bosques de Marcomannia tienen una fauna rica entre la que destaca la presencia de grandes osos pardos y cavernarios y las manadas de lobos. Estos son los principales reyes del bosque, aunque sea puedan encontrar criaturas como wargos errantes o incluso diros. Los cérvidos forman el grueso de los herbívoros, aunque en la espesura predominan las especies de cornamentas más modestas. Por debajo de estos, zorros, comadrejas, jabalíes, etc. completan el ecosistema.

 

Habitantes

Los marcómanos son un pueblo germánico, de pieles y cabellos claros, que suelen llevar trenzados, a veces incluso las barbas y los bigotes. Suelen vestir ropas de lana o realizada con pieles de animales, aunque consideran de buen tono llevar túnicas y camisas de lino procedente del sur. Aprecian mucho la orfebrería, los brazaletes de metales preciosos, collares, anillos, etc.

Lengua: Germánica

Escritura: Rúnica, en ocasiones alfabética o latina en la frontera con el sur

Algunos nombres de ejemplo: De hombre, Bava, Chariomerus, Oza, Rando o Heriman. De mujer, Ulrike, Prisca, Gisela, Ama o Veleda.

 

Sociedad y gobierno

Marcomannia se articula como una confederación de poblados situados sobre colinas o enclaves montañosos que están regidos por sendos monarcas sobre un corpus de hombres libres. Cada uno de ellos es capaz de organizar partidas de guerra de algo más de un centenar de guerreros, pero en los últimos tiempos Bellomarius, un caudillo particularmente victorioso, ha conseguido aglutinar bajo su mando a varios de estos grupos y realizar incursiones hacia el sur, en ocasiones hasta Panhelenia. Esta circunstancia ha cambiado el equilibrio de la zona. Por un lado, algunos señores locales han aumentado su poder y su capacidad de convocatoria, pero a expensas de seguir el sendero de la guerra en detrimento de los intercambios comerciales. Por otro, el flujo de esclavos ha llevado a muchos hombres de estratos bajos de la sociedad a buscar su fortuna en las armas.

En respuesta, la frontera del Danuvius se ha fortificado, tal y como han hecho algunos de los poblados marcomanos, que incluso han sustituido sus empalizadas de madera por muros de piedra, y en general la sociedad se ha militarizado y atraído a tribus errantes del norte.

Religión

Los marcomanos creen en el panteón germánico, con Wotan a la cabeza, a quien han dotado de atributos guerreros algo distanciados de las interpretaciones de sus vecinos. A su lado sitúan a Ull, dios del combate cuerpo a cuerpo, a quien invisten de un aspecto ursino. Una cierta clase sacerdotal, quizás por imitación de los pueblos del sur, está surgiendo en algunas poblaciones limítrofes, en las cuales toman el rol del cabecilla en ciertos rituales, por lo general antes de las batallas. También han proliferado bajo el mando de líderes supersticiosos los adivinos. Algunos guerreros exitosos se hacen enterrar en elaborados mausoleos.

 

Actividades económicas y lúdicas

En los bosques de Marcomannia no hay espacio para la agricultura más allá del nivel de subsistencia y el comercio se ha resentido hasta el punto que ninguna ruta del ámbar pasa por la zona. Ahora la guerra es el motor principal de la economía, complementado hasta cierto punto por la caza, con el consiguiente tráfico de pieles, y algo de ganadería menor: cerdos, gallinas, etc. Los marcomanos crían buenos perros de guerra.

El ocio gira en torno a la guerra también: baladas épicas, salones donde corre la hidromiel, pruebas de fuerza y valor...

 

En la guerra

Los marcomanos se han sabido organizar en partidas de guerra compactas capaces de formar muros de escudos, de distribuirse en grupos de hostigadores de apoyo, de utilizar unidades de caballería y perros de guerra de un modo ordenado, pero su gran aportación, que les ha brindado el nombre de ursinos, son los osos acorazados: han conseguido domesticar una especie de oso pardo de tamaño suficiente para servir de montura y los han entrenado para entrar en combate adecuadamente cubiertos de corazas de cuero y cota de malla. En ocasiones los uncen a carros. Aunque estos animales se cansan pronto a causa del peso y el esfuerzo, por lo que no son adecuados para largas marchas, son una fuerza de choque formidable que resulta aterradora. Sus jinetes, que suelen llevar cascos adornados con cornamentas de ciervo, se muestran particularmente orgullosos.

Entre sus armas predilectas, los marcomanos utilizan hachas, espadas de doble filo, escudos circulares y hexagonales, jabalinas, hondas y lanzas, y se protegen con cotas de malla, corazas con discos de bronce y cascos cónicos con protecciones nasales.

En el mar

Los marcómanos no tienen contacto con el mar y los cursos fluviales de la zona apenas tienen calado, por lo que no se muestran duchos, por lo general, en la navegación.

 

Posibilidades de aventura

Los principales motivos de aventura en Marcomannia girarán en torno a la guerra, bien a través de aventuras que representen la subida al mando dentro de la propia sociedad germana, con sus desafíos de poder entre caudillos, su telaraña de alianzas familiares y de amistad, sus incursiones en tierras meridionales, etc.; bien a través de la confrontación con alguno de los contingentes civilizados del sur, los cuales realizan expediciones de castigo con cierta frecuencia después de las profanaciones realizadas en algunos de los templos helénicos por incursores bárbaros.

En este marco se pueden idear aventuras paralelas, como la localización y rescate de algún prisionero de guerra que haya sido conducido al interior de los bosques, la concertación de algún matrimonio delicado entre tribus que pudiera favorecer alguna partida de guerra ambiciosa o el acompañamiento en sus últimos días de algún gran caudillo cuyo puesto ansían ocupar sus codiciosos hijos.

Marcomannia es en muchos sentidos una tierra todavía joven, virgen incluso en algunas zonas donde el bosque es muy denso, por lo que las aventuras relacionadas con la naturaleza también serían adecuadas, y, aunque los tesoros apenas saqueados todavía no han tenido tiempo de establecer su aura de misterio, sí se pueden encontrar enclave ancestrales a los que adivinos y völvas saben sacar partidos. Quién sabe qué revelaciones de gloria podría tener un personaje en ellos y a dónde podrían conducirle estas...

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