Pepe 2

Imagen de Kaplan

Prosigue el homenaje de Carlos Giménez publicado por Panini

 

El primer volumen de Pepe fue un agradable reencuentro con Carlos Giménez. Sin alharacas, pero con una atronadora modestia, el autor de Los Profesionales trazaba una falsa secuela de esta a partir de la figura de uno de los dibujantes más dotados y desconocidos de nuestro país. Dudábamos, tras leer aquella recomendable primera entrega, de que se mantuviera cierto tono benevolente o que se cayera en la pura hagiografía en los episodios posteriores. Este segundo volumen ayuda a matizar nuestros miedos, al tiempo que configura con más exactitud qué nos está ofreciendo aquí Giménez.

Tras la infancia y entrada en Selecciones Ilustradas del primer tomo, pasamos a conocer varios aspectos importantes en la vida de Pepe. El primero, su etapa en la mili, Giménez lo resuelve de forma magistral, con una gracia y una agilidad narrativa apabullantes, una auténtica cima incluso para él. Después, el autor cambiará el tono por completo para mostrar cómo Pepe hacía frente como podía a sus inclinaciones sentimentales. Como en el resto de aspectos de su vida, el protagonista se presenta como un kamikaze que solo prestaba atención a lo que su corazón le dictaba, aunque se tratara de una causa perdida de antemano. Por último, se nos narra el viaje de Pepe y Toutain a Estados Unidos, donde iba a ser agasajado por Warren, que estaba encantado con el dibujante de Vampirella. Giménez sazona estos tres grandes bloques con anécdotas del personaje, unas interesantes, otras reiterativas con respecto a lo que se contó en su primer volumen.

A todos nos ha tocado asistir en algún momento a un velatorio y formar parte de las extrañas conversaciones que allí se viven. En torno a la pérdida de un conocido se empieza a hablar de todas las anécdotas del fallecido que vienen a la cabeza. Ese homenaje colectivo y liviano es el que Giménez echó en falta (a gran escala) cuando murió Pepe. Y siendo el maestro que es a la hora de trasladar las historias orales al cómic, es fácil concluir que esto es lo que está realizando en esta colección. Giménez es el único miembro del corrillo en el velatorio, pero nos cuenta esto, aquello, lo otro y de nuevo aquello por el mero hecho de recordarlo, por el placer de hablar de Pepe, por la rabia que le produce el olvido de alguien tan especial y para que el resto de la gente que no tuvo la oportunidad de conocerle se acerquen a su figura.

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