Lo mejor y lo peor del cine de 2012

Nuestros colaboradores Kaplan y Virgen Suicida repasan el año que termina.

Lo mejor

Cosmópolis. Cronenberg se viste de DeLillo y da a luz una película exigente, densa y que regala a Robert Pattinson el papel de su vida. Sucede a El club de la lucha como película-zeitgeist: en este caso, el de la caída del neocapitalismo y sus causas. Nunca un eslogan había sido tan preclaro: por fin llega la primera película del nuevo milenio.

Take Shelter. Un apocalipsis interior y sincero ofrecido por un Michael Shannon en estado de gracia. Junto con El árbol de la vida, Melancholia y Enter the void forma el cuarteto canónico sobre el sentido de la vida en el hombre contemporáneo.

Cabin in the woods. Drew Goddard y Joss Whedon idearon una película tan preclara que asusta, un mecanismo perfecto sobre las rutinas de un género demasiado trillado. Una película mayor disfrazada de cosita insignificante que da sopas con honda a propuestas mucho más pagadas de sí mismas.

Skyfall. Si Casino Royale fue un golpe en la mesa y Quantum of Solace una reivindicable película de acción, Skyfall entra en el podio de la saga Bond gracias a un trabajo de guión asombroso y una realización modélica por parte de Sam Mendes. Estamos ante una hábil puesta al día de conceptos algo anquilosados, pero también ante un psicoanálisis practicado al icono pop que más lo necesita y, en esencia, ante un thriller fabuloso, íntimo, lúgubre y clásico.

Los Vengadores. La traca final de las adaptaciones Marvel (de momento) llegó con el arco final de esta película irregular, sí, pero que cuando toca a rebato es difícil no unirse a ella a tope. En un solo plano secuencia de esta película (sí, en ése) hay más cine que en el resto de producciones de 2012. Y a quien no le guste el vino es un animal.

Lo peor

Prometheus. No tanto una mala película como un desastre fascinante. Un cúmulo de decisiones tronadas destrozan algo que, retirando los escombros, se adivina como una propuesta potentísima. Un bello, atroz e irrepetible accidente.

Los hombres que no amaban a las mujeres. No tanto una mala película como un absurdo derroche de talento. David Fincher levanta una adaptación soberbia de un material endeble, sobado y algo tontorrón. Todo lo que atañe aquí a Fincher es de quitarse el sombrero, menos la decisión de encargarse de una obra así.

La vida de Pi. No tanto una mala película como una rematada tomadura de pelo. Eso sí, el panteísmo new age ya tiene película en 3D. Misticismo de baratillo para el niño y la niña y -siguiendo a mi compañera de post- la constatación de que, bajo un ateo turras, subyace un creyente revenido.

Le Havre. No tanto una mala película como un vaso de nada con sifón. Un fumador de Ducados estudiante de La Sorbona en mayo del 68 conoce a una fan de Yann Tiersen y su acordeón con eróticos resultados. Sólo de una noche de pasión tan insufrible surgiría semejante nadería. Kaurismaki, se te ve el cartón.

Un buen partido. No tanto una mala película como... Como... No. Es que ésta sí que es mala y punto.

Por Kaplan

Lo mejor

Intocable. Este blockbuster francés corría el riesgo de contarlo todo en el trailer para caer luego en un sentimentalismo insoportable, pero supera con creces el examen y consigue que vayan al cine aquellos que no van nunca.

Mi semana con Marilyn. Una lección sobre cómo deberían ser las películas basadas en personajes reales. De la anécdota al todo, al estilo de El discurso de el rey, regala secuencias deliciosas para los fans irredentos de la rubia más mítica.

El Caballero Oscuro. La Leyenda Renace. Nolan cierra el mejor acercamiento que se ha hecho al murciélago con una traca final pomposa, sí, pero también arriesgada y sugerente.

Looper. La ciencia ficción se merece propuestas como esta, sólidas y divertidas a partes iguales, con lo mejor del género pero sin caer en clichés.

Los miserables. Porque aún no la he visto... pero ¿Hugh Jackman como Valjean y Russell Crowe como Javert? No verla en pantalla gigante sería un crimen.

Lo peor

Prometheus. Algo extraño ocurrió en la sala de montaje, de lo contrario no se explican esas elipsis incomprensibles, esas bipolaridades en los personajes, esos diálogos tan tontos... Un desastre.

Bel ami. Desperdiciar a Christina Ricci, Uma Thurman, Kristin Scott Thomas y Robert Pattinson no tiene perdón. Y punto.

El enigma del cuervo. Un fabuloso punto de partida que se estrella a los pocos minutos de metraje, con un John Cusack más despistado que nunca subrayando esos agujeros negros en el guión a base de histrionismo lamentable.

Sombras Tenebrosas. A pesar de su divertido comienzo (lo mejor: el prólogo y los chistes nacidos del 'viaje' en el tiempo del protagonista), el film de Burton se desinfla sin remedio dejando al espectador con un triste sabor de boca.

La maldición de Roockford. Porque se limita a combinar lugares comunes sin ton ni son para resolver la trama de manera rocambolesca cuando al espectador ya ni siquiera le importa qué está ocurriendo.

Por Virgen Suicida