Superior
Reseña del cómic de Mark Millar y Leinil Francis Yu publicado por Panini
Tras haber vuelto del revés el concepto de Batman en Némesis, Mark Millar centró su objetivo en el otro personaje emblemático de DC, Superman, y disparó. No obstante, Superior, la serie que ideó para el sello Millarworld, integrado en la división Icon de la editorial Marvel -caray-, es una mezcla entre el kryptoniano y el Capitán Marvel (Shazam, no Mar-Vell): el protagonista es un chaval enfermo de esclerosis múltiple que recibe la visita de un monito astronauta que le concede durante una semana la posibilidad de convertirse en Superior, un personaje de ficción claramente inspirado en Superman.
Lo que sigue es uno de las escasas creaciones en las que el guionista deja de lado su característico cinismo y narra una historia amable de iniciación llena de ese sense of wonder que el guionista tuvo que sentir al ver la adaptación cinematográfica de Superman dirigida por Richard Donner y protagonizada por Christopher Reeve (a quienes va dedicado este tomo).
Aun así, no queremos llevar a engaño a nadie: Millar no es Saint-Exupéry y en el último tercio del relato abandona una mezcla bien llevada de Big y el cine de la generación Amblin para abrazar las escenas de acción cazurra a tamaño Michael Bay que tanto le gustan. Leinil Francis Yu, el dibujante de la miniserie, se siente mucho más a gusto en esta última parte, volviendo a crear esas escenas de destrucción que tanto ensayó en el evento Invasión Secreta de Marvel.
No se trata tanto de repetir la fórmula como de adaptarla a los nuevos tiempos. Igual que hizo con 1985, en Superior Millar se acerca a los postulados de J.J. Abrams (Super-8) a la hora de asimilar los sentimientos nostálgicos que siente hacia unos productos culturales imaginativos y sinceros (los del cine familiar de los primeros 80) desde esa misma imaginación y sinceridad. Se trata de una vertiente menos conocida y valorada del guionista escocés, más popular por sus historias llenas de ventoleras, pero en la que se mueve con la misma soltura. Por ello, Superior, que se lee en un suspiro, cuenta una historia que ya hemos leído mil veces (mucho mejor contextualizada, a pesar de su inmediatez, que Scarlet, otra serie de consumo rápido), pero sazonada con nuevos aderezos que conjugan muy bien y crean un conjunto no histórico, pero sí muy agradable y simpático.
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