Recuerdos mortales
Una perspectiva sobre el proyecto de Azrael Arocha
Recuerdos mortales es un juego de rol minimalista creado por Azrael Arocha, una propuesta muy original que nos acerca el terror de un modo ingenioso y muy potente que recuerda, en cierto sentido, a las sesiones de espiritismo en torno a una mesa. La gran diferencia es que aquí todos los presentes son difuntos... y que se encuentran encerrados en un limbo del que tendrán que salir explorando sus traumáticos y escurridizos recuerdos.
La pieza principal del juego es el Incidente, el motivo que los ha llevado ahí y que implica una o varias muertes de las que todos, en alguna medida, son responsables, aunque no necesariamente autores. Los jugadores encarnan lo que se denomina un Memoriae, los cuales van rescatando recuerdos de lo ocurrido según una serie de sencillas reglas que buscan, simple y llanamente, que la trama no se desvele demasiado rápido y que el protagonismo en la misma se reparta entre todos los jugadores: no es fácil ni llevar la voz cantante de un modo unilateral ni que te marginen de la historia cargándote el muerto (nunca mejor dicho).
Esto se consigue gracias a dos pilares sencillos pero muy bien ideados: por un lado, todos los Memoriae tendrán que ponerse al final de acuerdo en lo ocurrido, aceptando por lo general su parte de culpa, so pena de acabar todos condenados en el Infierno. Además, tienen el tiempo limitado para ello, lo que se representa en rondas de juego, o Días, que se acumulan en Semanas, no necesariamente de siete Días. Por otro lado, existen los denominados recuerdos errados, un as en la manga que tienen todos los Memoriae que permite corregir hechos en los que se han visto implicados.
La tensión durante las partidas es creciente, puesto que se arranca de hechos vagos y cada Semana ha de crecer la carga emocional de los recuerdos y hacerlos más macabros, lo que evita que la narración se estanque. Al mismo tiempo, esta contrarreloj se hace muy natural gracias al sistema de rondas presentado. Sin necesidad de estadísticas, fichas o añadidos externos, Azrael Arocha ha ideado un juego muy eficaz y con muchas posibilidades narrativas, auténtico y puro rol.
El único punto débil de Recuerdos Mortales reside, a mi parecer, en su propia simplicidad. Si bien esta le otorga una elegancia y un potencial envidiable, hace que dependa también mucho de los jugadores. Para roleros veteranos con un mínimo de complicidad no supondrá ningún problema, pero el juego puede resultar demasiado conceptual para jugadores novatos si no tienen la guía de algún Memoriae experimentado en la narrativa, sobre todo si tenemos en cuenta que el terror es muy delicado en cuanto a dosis.
Este particular viene muy atenuado por un elemento que, en principio, puede parecer accesorio: las sentencias. Al final de la experiencia, cuando todos los detalles del Incidente han sido revelados y aceptados por todos los Memoriae, estos tienen que votar en secreto por el destino de los otros Memoriae. Aunque esto pudiera parecer innecesario una vez cerrada la historia, permite dar una guía y un objetivo a los jugadores, lo que encauza la acción, y, al mismo tiempo, fomenta que los Memoriae presten atención a los detalles, a los atenuantes, a la coherencia de la historia, pues si bien será difícil que nadie resulte absuelto por completo, sí está al alcance de la mano hacer comprensible nuestra parte de la historia y, con un poco de suerte, suscitar las suficientes simpatías.
En definitiva, Recuerdos mortales es una propuesta francamente interesante a la que todos los amantes del terror y los juegos de rol deberían dar una oportunidad. Leer las reglas no lleva más de cinco minutos, pero las historias que pueden nacer de ellas no tienen límite...
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