Una reseña preciosa, Juan. Me alegra sobremanera que la novela te tocara la fibra :)
El osito Cochambre
Reseña de la novela de Ignacio Cid Hermoso publicada por 23 Escalones
Con los tiempos que corren, no es raro que nos olvidemos en ocasiones de que la literatura no es simple narrativa. Las novelas no tienen por qué limitarse a contarnos cosas, como quien desgrana anécdotas, sino que pueden ir más allá. Es algo que recordamos, súbitamente, cuando nos encontramos con libros como El osito Cochambre. En él no se nos cuenta la historia de un hombre al que le alcanza su pasado cuando menos se lo esperaba: se nos sumerge en esa experiencia de un modo único e irrepetible.
Desde los primeros compases de la obra, en los que se nos acerca la infancia del protagonista y conocemos quién es (o mejor dicho, qué es) el susodicho osito Cochambre, en una suerte de prólogo que nos adelanta las hebras metaliterarias que nos acompañarán durante la lectura, ya podemos percibir que Ignacio Cid Hermoso no se va a contentar con ordenar unos hechos y contárnoslos de un modo ameno (algo que, por otro lado, demuestra ser capaz de hacer, fuera de toda duda). No, esto no va solo de contar historias, sino de transmitir sentimientos, de jugar con reflexiones, de generar una estética que se amolde a todo lo precedente pero sin abandonar nunca ese estadio mágico de desconexión que alcanza el lector cuando un libro lo embriaga; esto va de literatura, vaya.
El escenario elegido para la narración es una Galicia mundana, con sus tragedias cotidianas. Tenemos una -cómo no- complicada historia de amor, tenemos las no menos difíciles relaciones familiares, tenemos ese camino de sueños y esperanzas que a veces se materializan y a veces no y que va pavimentando la vida. Tenemos, en definitiva, mimbres de una novela costumbrista cuyo hilo argumental la acerca en buena medida a la novela negra.
Sin embargo, el enfoque diverge. Ignacio Cid Hermoso coquetea con la fantasía a través de ese registro metaliterario como si esta fuera un espectro en sí misma, sin dejar que se pose en ningún momento. Así, capta esa cualidad misteriosa que tiene la realidad, dejando que esta se tambalee pero no que se desmonte. La elección de un protagonista que es escritor a su vez no es accesoria ni obedece a esa obsesión de algunos autores de mostrarse indirectamente como tales.
El resultado es una novela con mucho sabor propio que fluye particularmente bien gracias a una prosa rica y equilibrada. Es curioso que El osito Cochambre sea, en cierto modo, una opera prima, ya que al autor se le ve muy cómodo en ella, seguro de los pasos que da, incluso cuando hace guiños a trabajos previos (que, si bien enriquecen la lectura al crear una suerte de tapiz personal, no entorpecen en nada a un lector que no conozca sus relatos; de hecho, este ni los percibirá).
Quizás el único punto en el que se note este carácter primerizo sea en el deseo de hacer converger todos los hilos tendidos en la novela, algo que, en otras novelas, se revela como un vano juego de manos. En El osito Cochambre, para mi satisfacción personal, no se da el caso: hay un cambio de derrota en los últimos compases que termina asentando la novela como lo que es: un viaje que se intuye muy personal, un libro con carácter y poso.
Una obra de una belleza particular y otro paso firme de un autor que, como ya adiviné en su día, nos va a dar muchos buenos momentos a los amantes de la literatura. Al menos, si sigue conjurando así fantasmas.
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Se ve muy interesante y un escritor para tener muy en cuenta. Y la tapa es espectacular. Dan ganas de comprarlo ya mismo!
Daniel Leuzzi
http://unafocaeneldesierto.blogspot.com