Boom

Imagen de Patapalo

Reseña de la novela de Laura Anguera publicada por Alienta Editorial

 

En contra de lo que se podría haber pensado por culpa del funesto eslogan (¿una novela puede ser inmoral? ¿no lo serán, más bien, los hechos que narra?), la poco atractiva portada y el peculiar maquetado de la cubierta, Boom es una muy buena novela. Laura Anguera ha puesto de manifiesto con este debut literario que sabe cómo contar una historia para enganchar al lector.

Boom tiene como hilo conductor, como protagonista, qué demonios, un proyecto inmobiliario estelar: la construcción de un complejo residencial y de ocio en primera línea de playa, cerca de Barcelona. Ahí donde se erige al principio de la historia una fábrica obsoleta, va a levantarse un complejo tal que cambiará el futuro del pueblo que lo alberga. O ese es el plan. Y, además, el detonante de toda la historia.

Los elementos que incluye la trama son los que se podrían aventurar con un poco de reflexión: especulaciones, agencias inmobiliarias, bancos, prensa, ayuntamientos, tejemanejes, profesionales del sector... En este sentido, ninguna sorpresa. Ni falta que hace. La gran virtud de esta novela es que Anguera consigue captar el interés del lector y, con unas cartas bien conocidas, ir concatenando sorpresas y giros, uno detrás de otro, sin que decaiga el ritmo un instante. El final, particularmente, es antológico: sin sacarse ningún conejo de la chistera, le da la vuelta a la tortilla con una habilidad encomiable. Durante la novela se hace referencia en varias ocasiones al ajedrez; me atrevería a aventurar que la autora conoce bien el juego y cómo visualizar el desarrollo de una partida.

Otro de los puntos fuertes de la novela es que no es nada maniquea. Anguera se abstiene de hacer juicios de valor sobre los personajes; deja, por el contrario, que sus actos hablen por ellos. Para que esto funcione como funciona, invierte sus esfuerzos en dotarles de carácter, de personalidad. Así, se acentúa la sensación de estar siendo el espectador privilegiado de un drama contemporáneo.

También en el pulso narrativo muestra su casta la autora: no le tiembla a pesar de los registros que va abordando a lo largo de las páginas. Si bien prima el tono anecdótico algo socarrón, como cabía esperar con el tema, hay espacio también para el drama, la violencia o incluso la desesperación. Su prosa, ágil y precisa, desprovista de artificios y con un gran ritmo, conduce con mucho acierto a través de la historia.

En resumen, una novela endemoniadamente entretenida, que además sirve de testimonio sobre un fenómeno que ha marcado profundamente nuestro país —quién sabe por cuanto tiempo—, ejecutada con muy buena mano. Un magnífico debut.

 OcioZero · Condiciones de uso