Reseña de la impactante novela de John Kennedy Toole
Hay un punto en el que el realismo deviene surrealista, un momento en el que el humor se engarza con la tristeza de tal modo que uno no sabe ni lo que siente. El asco y la fascinación se entrelazan y, de repente, estás siguiendo las aventuras (o más bien las desdichas) de un personaje que es un despropósito tal que no llega a antihéroe, pero que es tan humano, auténtico y peregrino que se termina por ganarse tu simpatía, aunque sea de un modo extraño.
La conjura de los necios es un libro peculiar. Es realismo, sí, pero está tan focalizado sobre el protagonista, un solterón con serios problemas para adaptarse a la sociedad, que escapa de lo que entenderíamos por un retrato social o una novela costumbrista. Las situaciones por las que lo vemos pasar no dejan de ser banales, al menos hasta que su particular carácter entra en acción, pero tampoco es que las cosas se vuelvan estrambóticas, y quizás ahí está la gracia del libro: que es un despropósito que linda con lo que es el mundo “normal”. Una comedia excesiva pero, al mismo tiempo, de dimensión humana.
La prosa es ligera y engancha, y al mismo tiempo consigue dar profundidad a unos personajes irrepetibles, desde el propio Ignatius a su madre pasando por todo el elenco de secundarios que se cruzan en su camino. Al mismo tiempo, aun siendo una lectura ligera, no es para todos los estómagos, ya que hay pasajes escatológicos bastante crudos que harán torcer el gesto a más de uno. De nuevo en esto vemos la extraña mezcla que puebla sus páginas, pues la vulgaridad se da la mano con los sueños elevados propios del ser humano.
La rumorología alude, siempre que se nombra el libro, a su carácter autobiográfico. El mismo prólogo de la edición que leí apuntaba en este sentido. Entiendo que es un buen reclamo comercial, pero creo que a estas alturas en innecesario en un libro que brilla con sus méritos propios: sea o no cierto, La conjura de los necios es un libro único.
El extraño equilibrio que domina la novela y la fascinación que ejerce en el lector una historia que a priori no tendría mayor trascendencia hacen de esta novela una magnífica elección para quien quiera pasar un rato entretenido y, al mismo tiempo, vérselas con algo de valor. Supongo que, porque en el fondo, como somos muy humanos, nuestras propias miserias, y las de nuestros semejantes, son capaces de conmovernos y dejarnos huella.
Increíble que en ningún momento hagas mención al aspecto más morboso del libro. El autor se suicidó por no encontrar editor, y fue su madre la que, años después, removió cielo y tierra para publicar la obra póstuma de su hijo.
Tuvo que recurrir a un escritor, Walker Percy, suplicándole que leyese la obra, para que él, al fin, convenciese a una editorial de que el libro merecía editarse.
Una vez conseguida su edición en seguida se convirtió en un éxito de ventas, ganando el premio Pulitzer.
Vamos, esto tenías que contarlo.