Batman: Ciudad Rota

Imagen de Kaplan

Reseña de la saga realizada por Brian Azzarello y Eduardo Risso y editada por Planeta DeAgostini

 

Brian Azzarello es un gran guionista a pesar de su poca versatilidad. Ha realizado una gran obra maestra y un puñado de tebeos estupendos, pero adaptando en su gran mayoría el personaje que tiene entre manos a las tramas en las que se siente más a gusto, ya sea el western, el género bélico o, sobre todo, la serie negra (recordemos la relectura que hizo de la Cosecha Roja de Hammett en su miniserie sobre Luke Cage). Esta poca variedad en sus argumentos sería fatal si no estuviéramos ante un autor de semejante talento, un auténtico superdotado a la hora de escribir diálogos afilados y narraciones intrincadas que dejan al lector con el corazón en un puño.

Tras algunos tímidos acercamientos al género superheroico, parecía cuestión de tiempo que acabara ocupándose de Batman, el personaje más cercano en principio a sus obsesiones. No hay que olvidar que el Hombre Murciélago ha tenido desde sus inicios una evidente raíz detectivesca (Grant Morrison, en su actual y maravillosa etapa con el personaje, sólo ha optado de forma clara por esta vertiente en tres números dibujados por J. H. Williams III que homenajeaban a Diez Negritos). Lo que Azzarello plantea es una investigación que parece sacada de una aventura de Chandler en la que, además, se realiza un recorrido por los villanos más carismáticos de Batman. Sobre el papel, la jugada editorial no difiere demasiado de la realizada años atrás por Jeph Loeb en El Largo Halloween. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.

Y es que todo lo que en la saga de Loeb era un whodunit facilón, rutinario (cuando no simplemente un plagio de lo más zafio como el mismísimo desenlace) y poco más que un vehículo de lucimiento para el arte de Tim Sale, en Azzarello resulta compacto y auténtico (una vez que se acepta que Batman hable como Phillip Marlowe) dentro de las convenciones del género. Además -siguiendo con el paralelismo de El Largo Halloween-, en el dibujo, Ciudad Rota cuenta con la labor de la habitual pareja artística de Azzarello, Eduardo Risso. El argentino vuelve a demostrar lo que todos sabíamos, que es un excepcional dibujante, y también lo que todos nos imaginábamos, que su versión de Batman y los bajos fondos de Gotham es soberbia.

Azzarello, Risso, Dave Johnson a cargo de las portadas, serie negra... Estos elementos que caracterizan Ciudad Rota nos retrotraen de inmediato a otro título que no podíamos seguir evitando en esta reseña: 100 Balas. En efecto, si tiene el aspecto de 100 Balas y es obra de los responsables de 100 Balas, es que esto es 100 Balas. Todo el espíritu de la obra maestra de Azzarello y Risso está presente en Ciudad Rota, e incluso cierto caballero canoso con un maletín se permite hacer un cameo no demasiado sutil. Prestando atención a estos detalles y conociendo la estructura narrativa del título de Vertigo, es fácil concluir que, en realidad, nos encontramos, aunque no nos lo quieran vender como tal, ante un crossover entre ambas colecciones, una de tantas historias anónimas que acontecían en segundo plano en 100 Balas, mientras Graves y sus milicianos se mataban entre ellos.

Igual que Ellis y Cassaday nos bridaron un inolvidable acercamiento al universo de Batman en un especial de Planetary, Azzarello y Risso han unido dos realidades en un cómic espléndido, que rinde tributo al Mayor Detective del Mundo desde su faceta más hardboiled. Los conocedores de otras obras de este tándem disfrutarán aún más de esta saga, pero Ciudad Rota es recomendable incluso como lectura de iniciación para todo aquel que quiera acercarse al personaje de Batman.

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