Reseña de la novela de Robert A. Heinlein publicada por La Factoría de Ideas
Cuando supe que La Factoría de Ideas publicaba la novela de Robert A. Heinlein en la que se basa la famosa película de Verhoeven no me lo pensé dos veces: quería ver qué había en la Starship Troopers original de lo que tanto me había fascinado en la adaptación cinematográfica. Si dijera que he encontrado lo que esperaba, mentiría. Si dijera que me he sentido decepcionado, también.
No entraré en una comparativa en esta reseña, pero sí que adelantaré que los que hayan apreciado el trasfondo del filme encontrarán fascinante la novela. Es muy distinto, sí, pero igualmente fascinante.
Starship Troopers (o Tropas del espacio, como se subtitula en la versión de La Factoría) es una novela de ciencia ficción bélica, pero no de acción. En ella asistiremos a batallas, cómo no, pero en el aspecto en el que se incide es el especulativo. El narrador, un veterano soldado de infantería móvil, está más interesado en explicarnos detalles del funcionamiento de los equipos, de la táctica y del modo de funcionar de una unidad que en impresionarnos con batallitas de bar: es un tipo más intelectual que visceral.
De este modo, Starship Troopers nos presenta cómo sería una unidad de élite de desembarco en un futuro en el que la colonización espacial (y el contacto con las razas alienígenas) es una realidad. El marco en el que se sitúa esta unidad de élite es uno muy concreto e importante: estamos en una sociedad militarizada en la que para tener una ciudadanía completa con derecho a voto hay que haber pasado un tiempo en el ejército. Las reflexiones que plantea Heinlein al respecto son antológicas y en ellas se percibe que sus propias experiencias vitales debieron marcarle.
Una parte vital de la novela es el proceso por el cual el protagonista se enrola y se va convirtiendo en un auténtico ciudadano. Aunque la historia arranca en media res en una operación militar, lo cierto es que casi toda la trama transcurre en el periodo de formación, primero como soldado de infantería móvil, luego como oficial, del protagonista. En cierto modo, las bambalinas de la guerra son más importantes que lo que ocurre, por lo general, en primer plano en este tipo de historias.
En este sentido, quizás algún lector quede decepcionado al esperarse más tiros y ver que Heinlein es deliberadamente elíptico. Personalmente, creo que es la gran riqueza de la novela, pues permite que percibamos hasta qué punto el autor era cuidadoso en las ambientaciones. A diferencia de otras obras de ciencia ficción, en esta se ve que la solidez del trasfondo no se limita a la tecnología, sino también a la mentalidad de los personajes, la filosofía de vida, el trasfondo político y un largo etcétera. De este modo, Starship Troopers tiene un pie metido dentro de lo que es el subgénero de las distopías.
Otro aspecto a destacar es la calidad de la prosa. Estamos ante una novela de lectura ligera y amena, pero sorprendentemente coherente con la elección de un narrador en primera persona (que permite dar mucha profundidad al escenario) y profunda en lo que hay entre líneas. Además, la traducción realizada por Ester Mendía Picazo me ha resultado particularmente agradable, algo muy de agradecer en los tiempos que corren. Bravo por ella.
Como decía, Starship Troopers no me ha deparado lo que esperaba, sino algo totalmente distinto pero igualmente fascinante. Una novela para leerse de tirón y que abre horizontes a mundos nuevos. La edición de La Factoría, además, es muy recomendable por su traducción.
Ya he leido varios comentarios interesantes sobre ella, pero creo que me acabo de decidir, y no tardará mucho en caer.
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