La República Española y los primeros meses de la Guerra Civil: la clave de una derrota

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Conclusiones

“La república perdió la guerra a plazos”, término acuñado por Preston y que refleja muy bien la realidad que vivió el Gobierno durante los primeros meses del conflicto. Como hemos intentado mostrar, la derrota republicana se gestó desde el primer momento por varios motivos y sin una razón última y fatal: la pronta intervención de las potencias del Eje y la ayuda que enviaron, la pantomima de la no-intervención, las dificultades que tuvo el gobierno para poder imponerse al poder de los sindicatos y poder atesorar el esfuerzo de la guerra, etc. Por ello, afirmamos que no hubo una verdadera causa final, sino más bien un entramado de ellas que bien pronto condicionaron la victoria republicana. En cualquier caso, podemos sintetizar:

-Los primeros envíos de aviones y piezas de artillería en julio y agosto de 1936 fueron decisivos para mantener abiertas las operaciones de los rebeldes, que gracias al puente aéreo con aviones alemanes e italianos pudieron trasladar a la Península a las fuerzas de Marruecos, bloqueadas por la flota republicana.

-Más importante que el volumen total de ayuda material, que aunque incidió en el desarrollo de la guerra no lo hizo tanto como se ha llegado a exagerar, fue el hecho de que los envíos fascistas se realizasen de forma continuada y constante a lo largo de la guerra, permitiendo reponer pérdidas y bajas. La política de envíos de la Unión Soviética fue irregular e impidió a la República contar con los medios necesarios a tiempo en momentos importantes.

-La política internacional de No-intervención impidió a la República obtener ayuda exterior de calidad que no fuera rusa, así como la cambiante política fronteriza francesa.

-La pérdida del poder efectivo por parte del Gobierno debido a la caótica situación presente tras el 18 de julio, supuso el auge de las organizaciones sindicalistas lo que impidió capitalizar el esfuerzo de la guerra que durante unos meses cruciales se debatió entre la guerra y la revolución.

-El estado de la industria de guerra al inicio de la contienda y la progresiva pérdida de sus principales emplazamientos así como la carencia constante de materias primas.

No podemos olvidar tampoco aspectos secundarios, hechos puntuales que sin duda incidieron en todas las causas anteriormente descritas. Por ejemplo, lo que Kowalsky reflejó como la falta de cooperación entre los españoles y el personal soviético: escasa coordinación, operaciones retrasadas, órdenes ignoradas, diferencias culturales, ambiciones personales e incluso la poca predisposición de Largo Caballero, reticente a una colaboración plena, determinaron en gran medida la eficacia general del aparato soviético.1 Además, la actitud que mantuvo Moscú con respecto a sus enviados casi acabó por invalidarlos. La costumbre del Kremlin de retirar de su destino a estos asesores, unas veces después de un breve período de tiempo en el ejercicio, otras en el momento menos oportuno, incluso en momentos decisivos de preparación de operaciones decisivas, se convirtió en un procedimiento habitual: raramente un instructor pudo permanecer en el país más de seis u ocho meses.2 Y eso en casos excepcionales, pues lo normal era incluso menos. Por otro lado, no se puede comparar la efectividad de las Brigadas Internacionales, que si bien fueron las tropas republicanas mejores equipadas, no tenían un punto de comparación con los italianos del CTV, pues con ellos llegaba todo su material de guerra. Igualmente, fueron decisivas las primeras ayudas italianas en Mallorca, al permitir que unos pocos aviones decantaran a favor de los nacionales el control de casi todo el archipiélago balear, cuyo valor estratégico para la guerra contra el tráfico naval del enemigo fue clave. No podemos olvidar tampoco la cambiante política francesa de permeabilidad en su frontera, que no hizo sino que entorpecer los envíos republicanos en algunos momentos de máxima necesidad, etc.

Como señalamos al principio del artículo, lo que aquí nos hemos propuesto ha sido, de una forma razonada, presentar las principales causas de por qué la República vio yugulada en gran parte su victoria en la guerra desde el propio comienzo de la misma. Es por ello que, aunque hayamos dado datos ciertos e irrebatibles, ha sido la interpretación que yo he estimado más adecuada de ellos y la de algunos autores lo que me han motivado a decantarme por esta opción.3 Y como tal, no es ni una opinión cerrada ni una elección acertada de por sí:

La terminación victoriosa de la campaña del Norte tuvo una repercusión inmensa, lo mismo en el interior del país que en el exterior, al aportar a la causa nacional la industria pesada, flota mercante, el aumento del potencial humano y financiero y un sinfín de motivos de índole psicológico y moral, de tal forma que la guerra se ganó en el Norte.4

Opinión compartida por autores como Salas Larrazábal y algunos militares. Y tan válida, como ya dijimos, como lo planteado en este artículo.

No obstante, en nuestra opinión, creemos que existe una diferencia cualitativa entre la derrota que hemos planteado en este trabajo y la derrota que plantea la opción de la pérdida del Norte: si bien, hemos propuesto una serie de factores multidisciplinares, en octubre de 1937 lo que se produjo fue la definitiva pérdida de una posible victoria militar o estratégica republicana, que no es nuestro cometido explicar aquí.

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El pasado es una representación hecha desde el presente. No es algo inmóvil que lleva necesariamente a la actualidad. Los caminos que cualquier hecho histórico pudieron tomar en cierto momento y no se tomaron o no nos llegaron, ahí se quedaron. Por ello, desde la contemporaneidad solemos elegir aquellos que sí que nos llegaron, consagrándolos como una evolución constante. No obstante todos esos caminos no se recorrieron por una o varias razones y, de haberlo hecho, todo habría sido completamente distinto, habiendo acabado con nuestras concepciones de progreso y causalidad.

 

Notas:

  1. D. Kowalsky, La Unión Soviética y la guerra civil española: una revisión crítica, pág. 322 – 324.

  2. Ibídem, pág. 329.

  3. Ángel Viñas, el 11 de diciembre de 2009, afirmaba en el diario Público.es, que “Dada la retracción de las democracias y la ayuda que le prestaron [a Franco] las potencias fascistas, [la guerra] estaba ganada en septiembre de 1936”.

  4. Citado en M. González Portilla y J. M. Garmendía, La guerra civil en el país vasco. Política y economía, pág. 80.

 

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Muy interesante el artículo. Ha sido un placer leerlo. Eso sí, el último párrafo te ha quedado un poco cierre de documental trascendente

Muchas gracias por la lectura.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Karl Fractal
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Sí pues, en esencia, ese párrafo es de Natxo No sabía muy bien qué poner y me dijo algo de ese palo que más o menos lo adapté. Gracias por la publicación.

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