Scalped: El blues de la reserva

Imagen de Kaplan

Reseña del cómic de Jason Aaron y R.M. Guera publicado por Planeta DeAgostini

Soberbio. Con solo esta palabra podría dar ya por cerrada la reseña de este tomo de Scalped, la impresionante obra de Jason Aaron y R.M. Guera, e incluso también valdría para valorar la serie entera.

Es soberbia la estructura de la serie, que ya en su primer tomo establecía su excusa argumental (el asesinato de la madre de Dashiell Caballo Terco) y poco después mostraba quién había sido el responsable de la muerte. ¿Punto y final? En absoluto: lo que ha venido después ha sido la ampliación de ese decadente microcosmos en el que se han convertido las reservas indias, que sólo sobreviven gracias al sentimiento de culpabilidad del país que casi los exterminó y a las mafias nacidas al calor de las cómodas subvenciones y exenciones que la Administración les concedió. La forma en la que Aaron dilata y juega con el tempo de la serie para así añadir una nueva perspectiva a lo que está ocurriendo en ella es digna de estudio.

Es soberbio el conjunto de personajes que pueblan Scalped. Lejos de ser graníticos o unidimensionales, nos encontramos con que cada uno tiene multitud de matices que lo hacen verdaderamente distinguible del resto y lo aleja de tópicos. Aaron cuenta el pasado de los personajes o aquello que ocurre lejos de la trama principal, detrás de las cámaras, y enseña así las debilidades y fortalezas de todos ellos. Asimismo, la serie ha pasado de tener un protagonista absoluto, Dashiell, a gozar de una coralidad mucho mayor, con episodios e incluso historias de varios números protagonizadas por personajes secundarios.

Es soberbio el tono que Aaron y Guera (y los sustitutos de éste, siempre espléndidos, por cierto: Zezelj y Furno) han imprimido al relato desde sus inicios. Adaptando las reglas de la literatura hardboiled a la temática de las reservas indias, la lectura de Scalped no es, precisamente, un camino de rosas. Muy al contrario, los hechos que aquí se narran son implacables, feos, deprimentes. Y, sin embargo, cuentan también con una desgarradora hondura humana, una sinceridad aplastante que evita que estemos ante una acumulación sin sentido alguno de escenas truculentas. Sólo por poner unos ejemplos, la progresiva bajada a los infiernos de Dashiell por medio de la violencia y las adicciones, su dolorosa reacción ante la muerte de su madre y la tormentosa relación que establece con Carol, la toxicómana hija del capo Cuervo Rojo, son detalles de antología. Y la labor gráfica del trío de dibujantes antes citado no hace sino aumentar todas las grandes cualidades que ya de por sí atesora el guión: sucios, oscuros, los trazos de Scalped sólo podrían ser así, como Guera y Cía. los idean.

Soberbio es, en particular, este tomo que nos ocupa, El blues de la reserva, que incluye varias historias, a cada cual mejor. La buena acción de un español honorable y católico se atreve con un tema tabú dentro de un tema tabú: la homosexualidad dentro de las mafias de las reservas indias. Todo ello, claro está, envuelto en pura temática noir y en la que, además, Aaron se permite jugar con un cliché tan habitual como molesto en este tipo de literatura (la narración en primera persona de alguien que ya ha muerto) con resultados sorprendentes. La segunda mitad del tomo la ocupa la llegada a la reserva de un personaje del que hasta ahora poco se había hablado, pero que, sin duda, tenía que aparecer tarde o temprano, y los cambios que puede conllevar en el comportamiento errático de Dashiell. Además, estos números se centran también en Carol y su sufrimiento interior, que la llevarán a tomar una decisión trascendental. Aaron escribe con una maestría ejemplar a este personaje y todo lo que le atañe, creando para la ocasión un puñado de momentos llenos de tensión y emotividad que son de quitarse el sombrero.

Y soberbio es, finalmente, el número con el que se abre este Blues de la reserva: Escuchar cómo gira la Tierra. Una auténtica joya, una modesta maravilla con ecos de la mejor literatura norteamericana que es mejor leer y paladear sin saber nada de ella. Es el mejor número que ha salido hasta ahora en Scalped. Y eso ya es decir mucho, muchísimo.

Sin la popularidad de otras series Vertigo como Fables, Scalped se ha convertido sin hacer apenas ruido en todo un referente en el cómic actual, un paso por delante de Los Muertos Vivientes y a varios cuerpos del resto de series para adultos. Una auténtica maravilla.

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