Perdiendo el norte
Y que no se ofendan los norteños...
Podríamos resumir esta reflexión en la siguiente frase: "Hagas lo que hagas, ofenderás a un colectivo"
Hace algunos años, una famosa cadena de comida rápida lanzaba un anuncio por televisión en el que se pretendía transmitir que los ingredientes de sus bocadillos eran de lo más natural. Para este cometido utilizaban el humor (aún recuerdo la cancioncilla: "Amanece en el pueblo, y ya flota en el ambiente un intenso aroma a estiércol..."). Este anuncio fue retirado ante las quejas de varias asociaciones de personas que trabajan el campo, colectivos del rural, que consideraban que se estaban burlando de ellos de forma vejatoria.
También es conocido el caso del anuncio de agua mineral que fue retirado después de que una asociación de madres de anoréxicas denunciase que "hacía creer a las jóvenes que bebiendo agua adelgazaban y no necesitaban comer". He visto el anuncio decenas de veces y jamás se me pasó por la cabeza tal idea, pero es que cada uno ve lo que quiere ver, al igual que Don Quijote vio gigantes donde había molinos.
Podría enumerar cientos de casos similares, pero creo que ya se comprende de sobra la idea: siempre hay alguien que se ofende. Y es que hemos perdido totalmente el sentido del humor. Si un enano sale en la tele vestido de duende ofendemos al colectivo de enanos (¿alguien ha obligado a esa persona a hacerlo, o le pagan por ello?), y esto lo comento porque se ironizó sobre el tema hace un tiempo, en un programa de televisión. Pero ya no es ese colectivo, es que hay colectivos de todo tipo de cosas, y cada cual más absurda, siempre dispuestos a levantar la voz ante cualquier "injusticia". Asociación de Señores con Bigote se quejará si utilizamos a uno para hacer una broma, la de los calvos denunciarán la falta de respeto que supone el utilizar gags a cuenta de esta condición en determinadas series... etc.
Por otro lado, otras situaciones que hemos visto en televisión, que considero mucho más sangrantes, nos arrancan una carcajada (a mí el primero, aunque luego lo piense y no me ría tanto). Me estoy refiriendo a situaciones como la que hemos vivido y escuchado hace un par de años en boca de Ana Rosa Quintana. Para el que no haya tenido el placer de verlo las mil veces que lo han repetido, lo resumiré en su comentario para la posteridad: "¿Es que somos marginales?, ¿es que somos negros?" Esto me resulta mucho más ofensivo que, por ejemplo, ver un anuncio en el que los padres de un chaval aparecen convertidos en foca porque no le han puesto el ADSL que tanto quería. Y yo me pregunto, ¿tanto hemos perdido el norte?
Lanzar los boomerangs con demasiada fuerza puede hacer que hagan daño cuando vienen de vuelta. Pues mucho cuidado ahora con ofenderse por mi reflexión, porque me monto la Asociación de Escritores Incomprendidos y me alzo en pie de guerra contra todo quisque. Bueno soy yo, vamos.
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