El legado de Cnossos
Segunda entrega de las aventuras de Aritz, el pelotari, obra de Pello Gutiérrez y Daniel Redondo publicada por Editorial Saure
Lo primero que cabe comentar de este cómic es que muestra una considerable mejoría en todos los aspectos respecto al número anterior de la serie de Aritz: el guión es mucho más normal y coherente, el dibujo se muestra más flexible, menos acartonado y más adaptado a los personajes, y el color es francamente bueno. A pesar de todo ello, el cómic sigue cojeando en unos cuantos aspectos.
Ya la contracubierta presenta un texto que poco o nada tiene que ver con la historia que se desarrolla en el interior. Personalmente, lo encuentro casi más sugerente que la historieta en sí y podría haber servido de punto de partida para otra obra. Junto con la edición, de gran calidad, como es habitual en Saure, es el mejor elemento del conjunto.
El guión tiene fuertes reminiscencias de los cómics de Tintin, con esta presentación de las aventuras que llegan a la vida de los protagonistas sin previo aviso y que les transportan a cualquier disparatada situación. Sin embargo, al contrario de lo que ocurre en la serie belga, en “El legado de Cnossos” el tema no termina de cuajar. Quizá sean detalles como que nadie sabe por qué demonios la gente habla castellano en Creta, o quizás sea la ligereza con la que todos se toman los naufragios, amenazas de muerte y secuestros que se suceden en la historieta (a pesar de las caras de preocupación de Aritz, que de protagonista de la serie sólo tiene el nombre). Quizá sea porque, a diferencia del capitán Haddok, Joxé no resulta cómico, o tal vez porque nadie entiende muy bien las decisiones de los protagonistas, que se van a los sanfermines en mitad de una crisis de rehenes para ver corridas de toros que –verídico y perturbador- les repugnan. Quizá sea una combinación de todos estos elementos. La verdad es que opciones no faltan.
Por otro lado, la narración gráfica tampoco es muy buena. Así como los dibujos, dentro de su particular estilo, están bien –aunque a veces chirríen sus proporciones o perspectivas-, las composiciones de las viñetas son en ocasiones tan confusas que sorprenden. Al verlas uno tiene la sensación de que el responsable ha sido poco profesional con los encuadres, y en varias ocasiones atentan contra el más mínimo sentido del dinamismo o, incluso, de la lógica.
Afortunadamente, el color es bueno, muy bueno, lo que aumenta la calidad media de la obra, brillando –valga la redundancia- en mitad de un buen desfile de sombras. Desafortunadamente, el guión termina de fulminar el conjunto, y aunque en esta ocasión no tenemos ningún desvarío importante (no como en “El tesoro de Nayarit”), sí que tenemos una buena sucesión de remakes sin interés de Indiana Jones mezclados con un extraño concepto de la Ciencia Ficción y de las aventuras.
Es una lástima, pero cómics como éste hacen preguntarse si tenemos autores capaces de cultivar este género en nuestra tierra. Como creo que la respuesta es positiva, confío en que Saure apueste por una buena historia de fondo y no sólo por una buena ejecución editorial.
Sinopsis
El mito del minotauro da pie a una conexión entre Creta y Pamplona, unidas por una tradición compartida de culto a los toros.
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