Herramientas básicas I
Vamos a hablar de cuchillas y pinzas de modelismo
Con esta serie de artículos (de no sé cuántos serán al final) no pretendo dar consejos sobre usos de herramientas ni mostrar técnicas arcanas. De hecho, ni siquiera valdrá para ayudar a determinar si comprar una herramienta o no, o para saber de qué marca son las mejores. Simplemente, me voy a limitar a contar mis experiencias, y lo voy a hacer por dos motivos: en modelismo se dan muchas cosas por supuestas y, por regla general, el material sale caro.
De este modo, no pretendo sentar cátedra de nada, sino dar un punto de referencia a los que, como yo, se han lanzado un poco a la brava a este satisfactorio hobbie y a veces se encuentran con que no saben por dónde les da el aire. Sospecho que somos legión (o, al menos, unos cuantos), y confío en que, al menos, encuentren aquí una guía de cómo no meter la pata.
Me temo que los artículos tampoco van a salir muy ordenados ni van a ser muy ortodoxos, pero espero sean entretenidos. En cualquier caso, intentaré que tengan cierta estructura. Vayamos por partes:
Cuchillas
Cuando empecé a coleccionar miniaturas, soltaba estas de las rejillas siguiendo el método giratorio, es decir, dando vueltas a la pieza sobre un eje imaginario en función de los puntos por los cuales estaba agarrada a la parrilla. Esto, a todas luces, es una barbaridad (incluso en miniaturas con sólo dos agarres). Los resultados, por defecto o por exceso, han sido respectivamente, e igualmente funestos, dejar un cacho de rejilla adherido a la miniatura, o dejar un socavón en el punto de unión. Huelga decir que más que una lástima, es algo inaceptable. El uso de tijeras normales tampoco mejoraba los resultados.
De este modo, harto de hacer el cafre y de tener unas preciosas miniaturas mutiladas de los modos más indignos, decidí utilizar cuchillas para separarlas de sus parrillas. Por supuesto, como las cuchillas de modelismo me parecían caras en exceso, empecé por recurrir a cuchillas de afeitar desechadas.
La cosa fue bastante mejor de lo que, con la perspectiva del tiempo, cabría suponer. En cuanto aprendí a manejar esos letales trozos de metal (que no cortan sólo por ambos lados, sino también por la rendija interna), lo cierto es que las mutilaciones fueron mucho menores (en las miniaturas, claro, no en mis dedos): excepto cuando se desviaba la trayectoria y rebanaba un cacho de hombrera/brazo/cañón, la cosa funciona bastante bien.
No obstante, un día vi de oferta por Internet unas cuchillas de Games Workshop y, decidido a dar un respiro a mis huellas dactilares, me las pillé. Tras constatar, consternado, que eran literalmente sólo las cuchillas, y que utilizarlas sin el mango iba a ser más peligroso incluso que lidiar con las cuchillas de afeitar, terminé por pillarme el pack completo. Fue una magnífica compra.
Supongo que es algo que ya descubrieron los hombres prehistóricos, pero manejar una cuchilla con un mango relativamente largo es mucho más fácil y seguro que hacerlo a pelo. Con este instrumento, es una tarea asequible separar bien las miniaturas, pulir los trozos que se quedan adheridos, limpiar rebabas y trabajos similares. Sólo por eso, ya es una herramienta básica que merece la pena a nada que se tengan unas cuantas miniaturas.
Pero, además, las cuchillas de modelismo sirven también para cortar papel y cartón, ergo, para montar escenografías de un modo sencillo y rápido. Como decían en World Works Games, una vez empiezas a cortar con cuchilla te olvidas de las tijeras. Eso sí, para hacerlo es necesaria una regla de metal (si no, acabas masacrando las de plástico) y un tapete de corte.
(Nota.- cabe suponer, pero no lo he comprobado, que un cutter en condiciones puede servir para parte de estas tareas. La verdad, no sé si son lo suficientemente resistentes y afilados, pero no tengo intención de hacer la prueba: bastante tuve con las cuchillas de afeitar).
Pinzas
Con las pinzas me sucedió al contrario que con las cuchillas: creía que era una herramienta inútil en gran medida, un accesorio pijeras, vaya, y no accedí a ella a través de sucesivas experiencias, sino en un arrebato. Una tarde, después de cargarme tres o cuatro recambios de cuchilla, me dije que quizás mereciera la pena darle una oportunidad al invento. En esta ocasión, me ahorré la experiencia internáutica y me pasé directamente por la tienda de modelismo más cercana (una de estas de toda la vida, con sus trenes y sus tanques).
El modelo que me pillé, el de la foto, no recuerdo de qué marca es, pero sí que era el más barato de la tienda. Su hoja de servicios es impecable: sus pinzas entran en cualquier recoveco (aunque en ocasiones lo ponen bastante complicado los de Games Workshop) y corta el plástico de un modo limpio y sencillo. Muchas veces, no hace falta ni retocar luego con la cuchilla, y siempre se reduce este trabajo de pulido.
Poco a poco, además, he ido descubriendo que el artefacto no es tan limitado como creía. Sirve también para sujetar, cortar alambre e incluso puede con las miniaturas de plomo (léase metal blanco). Para lidiar con alguna base de metal que no había forma de cortar ni de limar, me han venido de lujo, y es que se puede aplicar mucha presión y de un modo muy preciso.
De hecho, creo que ahí está la gracia de estos cacharros. Las hojas quedan enfrentadas (no como en las tijeras, que por afiladas que estén aplicarán siempre un esfuerzo de cizalladura) y, además, maniobran en espacios muy pequeños. Supongo que es posible encontrar sustitutos en una buena caja de herramientas, sobre todo si se tiene material de electricista, pero, si no es el caso, resultan muy cómodas, sobre todo cuando toca separar muchas miniaturas de la parrilla.
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Muy buen artículo...me hace gracia ver que casi todos los aficionados al modelismo y a las chapucillas siempre empezamos dando palos de ciego, sin saber que materiales usar y al final, aprendemos por ensayo y error.
Es interesante la lista de materiales que se pueden usar en modelismo, desde cutters, pinzas, cuchillas a material mas casero como palillos redondos, cartón, trozos de metal y casi cualquier cosa que tengas a mano.
“Quien vence sin obstáculos vence sin gloria”