Mirror's Edge

Imagen de Anne Bonny

Reseña del cómic de Rhianna Pratchett y Matthew Dow Smith basado en el videojuego homónimo y publicado en España por Panini Comics.

 

Mirror's Edge es un cómic dinámico, como supongo será (yo no lo he jugado) el videojuego en el que se basa. Se artícula en seis entregas que Panini recopila en este tomo único, y que nos conducen vertiginosamente a lo largo de una historia tan peculiar como original: la de una chica que va saltando por los tejados haciendo de mensajera en una ciudad del futuro sin saber hasta qué punto su familia ha estado implicada en su evolución.

Efectivamente, como un híbrido entre la realidad callejera de algunas grandes ciudades (en París, por ejemplo, proliferaron hace unos años los jóvenes que se dedicaban a saltar acrobáticamente de una azotea a otra por el mero placer de hacerlo) y una película de ciencia ficción cercana, Mirror's Edge nos lleva a un futuro desesperanzador en el que la gente se ha dividido en dos grupos: los que viven en una suerte de urbanizaciones burbuja, donde la acomodada burguesía está aislada de todos sus problemas y es supervisada por agentes de seguridad privada, y aquellos que, por decisión personal o por el propio devenir del mundo se han quedado en la "cuneta", en la ciudad antigua.

Mirror's Edge, como se observa, bebe de algunas ideas de la ciencia ficción moderna, particularmente de su vertiente cyberpunk, pero de un modo peculiar, puesto que se trata de una obra vitalista, y no depresiva. Esto es algo que se aprecia con particular intensidad en el apartado gráfico del cómic. Los dibujos de Matthew Dow Smith, entintados por Jon Bolerjack y coloreados por Jim Charalampidis, rezuman energía. Los colores son claros, las líneas limpias, los espacios amplios... son el marco perfecto para que la protagonista nos lleve, saltando y corriendo, de una viñeta a otra, y así, a un ritmo trepidante, nos sumergimos en la historia.

Ésta, o su guión, ha corrido a cargo de Rhianna Pratchett (seguro que el apellido os suena). No se puede decir que sea uno de los puntos fuertes del cómic, pero sí que cumple, desde luego, con solvencia. La narración lleva un buen ritmo, algo que era indispensable, pero también consigue perfilar los personajes aunque no tengamos tiempo para detenernos en ellos y, sobre todo, dar sabor al escenario y un sentido a lo que se nos cuenta.

El ritmo es demasiado acelerado para que la trama resulte realmente impactante, pero no es óbice para que se disfrute con su desarrollo. Nos vamos a encontrar, no parece ningún secreto, con el enfrentamiento de unos idealistas contra las grandes corporaciones y la deshumanización del progreso. Son tópicos que funcionan a la perfección si se llevan con buena mano, y aquí es algo que se hace. Bien es cierto que, como es natural en estos tiempos, da la impresión de que el videojuego tiene que encerrar mucho más que el cómic, pero no es algo que lastre la lectura ni siquiera a los que no lo conocíamos.

La edición, trabajo de Panini, es de buena calidad. Tapa blanda (es un cómic en constante movimiento, claro), buena impresión y la correspondiente galería de portadas al cierre. Un cómic, en definitiva, entretenido y de fácil lectura.

 

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