Vaya por delante que pasé un rato bueno viendo esta película. Si no le pides peras al olmo, Iron Man 2 es una buena elección para una tarde de cine. Pero en términos puramente cinematográficos, me pareció una total decepción.
Ya desde los créditos iniciales la película echa mano de todos los tópicos habidos y por haber en este género. Lo cual no está mal si la cosa es autoconsciente, pero creo que no es el caso. Mickey Rourke, tal cual pasaba por allí -tantos años de abandono le han servido para que el equipo de maquillaje haya tenido poco trabajo con él- protagoniza unas iniciales escenas típicas de malo malísimo preparando su gran venganza. Desde ese momento supe que la película me iba a aburrir, aunque un rato después la divertida y excesiva aparición de Robert Downey Jr. me esperanzase (en vano). Downey Jr. parece gozarla haciendo el canalla, que es lo suyo y lo hace muy bien, pero pone a ratos la sonrisa de "haremos taquillazo con esta memez", al más puro estilo Ewan McGregor en la alucinante Ángeles y demonios.
Robert Downey Jr. me parece un pedazo de actor, pero eso no basta, como no basta el buen trabajo del resto de actores, ni las impecablemente rodadas escenas de acción, ni las millonadas gastadas en todo el producto. La historia es la de siempre, contada a ratos con gracia y a ratos sin más. Nunca he sido fan de estos cómics, así que no puedo hablar de la calidad de la adaptación, pero sí puedo decir que empiezo a cansarme de estas versiones sin alma. Tantos fuegos artificiales, tanta estrella de Hollywood, para un producto tan insípido a medias entre una peli de Disney y una de acción (de las sosas).
Cabe destacar alguna parte del film, como la carrera de coches en Montecarlo. Es absurda de narices, pero divierte.
La primera película me pareció mucho más divertida; también era correcta sin más en muchos sentidos, pero contaba con el efecto sorpresa y lo que en aquella parecían bromas gamberras, en ésta ya resultan meros trucos sin mucho efecto. Más de lo mismo.
La química entre Gwyneth Paltrow y el protagonista desaparece en esta secuela, tal vez porque Scarlett Johansson es mucha Scarlett Johansson. Del mismo modo que cuando veo el póster por la calle sólo veo las curvas de la Johansson -y su pelucón pasa desapercibido-, dejo de ver todo lo que ocurre en el film cuando ella aparece. Esta chica es puro cine, no entiendo por qué se empeña en hacer cada vez más papeles de buenorra y no se dedica a hacer algo más interesante.
El caso es que no recuerdo ni cómo termina la cosa, porque en el fondo ni importa mucho el trauma del padre, ni la (inexistente) tensión sexual entre los personajes, ni nada de nada. Vamos, que esos intentos (tan infantiles, ahora que ya se hace en todas) de sorprender al espectador con una revelación increíble al final de los títulos de crédito sólo consiguieron despertar en mí una cosa: pereza.
A ver, ¿la escena de final de créditos era de esperar? Vale, sí. Pero si eres fan de los Vengadores, saltas del asiento con la boca abierta y hecha agua. Eso es un hecho.
Ya está a la venta La Taberna de Bloody Mary en la colección A Sangre de Saco de Huesos.