Pues me ha enganchado a la primera. Tiene todos los elementos necesarios para crear ese ambiente apocalíptico. La oración final es tremenda: el ordenador pasa de dentro a afuera, donde nos controla.
Por cierto, el año 2020 está demasiado cerca y yo ya estoy temblando...
Pantallazo azul (Blue Screen of Death)
En el año 2015 un consorcio de empresas sacó al mercado el primer autómata a nivel mundial; se llamaba Aibot. Este robot no sólo era hardware, sensores y motores: los presets de su programación le permitían tomar decisiones simples de una lógica aplastante, ampliables tanto como la propia lógica pura pueda abarcar.
Al principio resultó un elemento exótico, usado para limpiar el hogar y avisar a los servicios de emergencia en caso de incendio, ninguna institución financiera quería invertir en “un producto que no es del momento”.
Pero tres años más tarde se produjo el boom empresarial más grande en medio siglo, al reestructurarse muchas compañías -que nada o poco tenían que ver con la robótica- para la producción de miles millones de autómatas inteligentes para el trabajo. “Aibot, tú piensas, él hace el trabajo” decían los anuncios. En 2020 sólo el 24% de la raza humana seguía trabajando con sus propias manos, el resto atesoraban su alter ego entre metraquilato y aluminio, mientras dedicaban todo su tiempo al ocio.
A la vez la humanidad se había ido disgregando del mundo físico para abrazarse al mundo virtual. El cine, la música, los juegos e incluso la literatura habían abandonado la materia y habían adoptado un nuevo código; la palabra a merced de los números. Con el lanzamiento de la Tercera Generación de Internet en 2014, se impuso socialmente el término acuñado por la prensa de la Globanet; allí se encontraba todo, no había nada que no alcanzaran sus tentáculos. El ingenio y la personalidad humana se habían mudado a otra caverna del Demiurgo.
3w.OcioFinal.com se está cargando. Literatura. Pérez-Reverte muere a los 76 años. “El escritor y miembro de la Real Academia Española Arturo Pérez-Reverte fallecía esta madrugada en su casa de Cartagena a los 76 años. Según las palabras de portavoz de la Policía Nacional, el novelista fue encontrado muerto en el suelo, rodeado de pilas de libros viejos. El autor de una treintena de novelas llevaba cinco años encerrado en su estudio en protesta por la ley de la Unión Europea que dio fin a la producción de libros en papel. Criticado por el Partido Ecologista se enfrentó a la opinión pública hasta que”
Un problema crítico ha sido detectado y W20 ha sido apagado para evitar daños a su equipo. El problema pudo ser causado por el siguiente archivo: 0028:C0011E38 en VXD VMM(01) + 00010E37. Pulse cualquier tecla para cerrar la aplicación. Pulse Ctrl+Alt+Shift para reiniciar su ordenador; usted perderá en todas las aplicaciones cualquier información que no haya guardado. Pulse cualquier tecla para continuar.
Juan se quedó inmóvil frente al monitor mientras pasaban inexorablemente los minutos y una luz azul bañaba su cara horrorizada ante lo desconocido. Apartó lentamente la mano -de dedos largos y famélicos- de la tabla táctil sin dejar de mirar fijamente la pantalla, hizo un esfuerzo por ponerse de pie, y salió poco a poco de la habitación, sin perder de vista a su ordenador en ningún momento. El sonido de los ventiladores se le antojó más violento de lo normal, como un huracán en su cabeza.
¿Bety? –gritó al pasillo, esperando que su aibot le respondiera de inmediato; pero no obtuvo respuesta- ¡Bety! –insistió, temeroso de que sus palabras se las tragara el silencio. Le pesaba que no pudiese hacer una llamada por IP a un aibot técnico con un ordenador que también le daba la espalda-. Maldita hojalata de segunda generación… -profería mientras hacía movimientos ortopédicos para llegar hasta el fondo del corredor. Estaba tan gordo que sus carnes rozaban con las paredes al caminar-. Oh, no, Bety… -exclamó teatralmente en voz alta al ver a la autómata replegada sobre sí misma-. Ahora tendré que ir por mí mismo hasta las oficinas técnicas –se lamentó-; al menos, o eso creo, mi transporter eléctrico todavía tiene batería… ¡Ah! Demasiado sol –dijo cegado por la luz que entró al levantar levemente la persiana.
Montado sobre el pequeño quark individual al abrigo de la noche, no podía dejar de mirar el cielo estrellado; se ven mejor en globanet -pensó. Sin cruzarse con un alma siguió adelante, pensando en las cosas que no podía comprar; quería una casa domótica como la que tenía todo el mundo, un aibot nuevo, de última generación, con el que poder ascender de rango en el trabajo y conseguir un aumento, más banda de transferencia en globanet… y en lugar de eso, se veía pronto viviendo en la calle, desvalido, sin un robot que le llevase nada a la boca.
Ya se encontraba frente a las grandes puertas de las oficinas técnicas. Le recibió una voz fría y metálica: Número de identificación, por favor. 37768289R -contestó a su interlocutora virtual. El número no se ha podido procesar. Número de identificación, por favor. 37768289R –repitió de nuevo. El número no se ha podido procesar. Número de identificación, por favor. ¡37768289R, maldita puta! –le gritó a la puerta. El número no se ha podido procesar. Número de identificación, por favor. ¡Anda y que te jodan! –le profirió mientras se giraba y daba la espalda a la puerta, ante lo cual no obtuvo otra respuesta más que: El número no se ha podido procesar. Número de identificación, por favor.
Emprendió el largo camino de vuelta mientras farfullaba toda clase de insultos a diestro y siniestro cuando vio algo que le congeló el corazón: el rojo en el horizonte, la avenida del mayor de sus temores. No llegaría a tiempo, pronto sentiría el ardor de los rayos solares en su pálida piel. Empujó la palanca del acelerador con todas sus fuerzas, quemando el asfalto, solo por las calles de altos edificios. Batería baja, batería baja, le avisó una nueva voz metálica desde el interior de las tripas del quark. Aparcó a las puertas de un bloque de viviendas elegido al azar y, no sin esfuerzo, se volvió a levantar.
Quizás alguien me pueda ayudar; eso es, pediré que llamen a un técnico y a un transportista que me lleve a casa, y pronto habrá acabado esta pesadilla –se consolaba camino del ascensor mientras el sudor se deslizaba por todo su cuerpo-. Nada, nada, nada, nada, me cago en… -se ofuscaba pulsando el impertérrito botón del ascensor- Uf… tranquilidad… sólo son unos pocos escalones hasta la primera planta… -pero en la primera planta no había nadie para contestarle, ni en la segunda, ni en la tercera. Extenuado, con el pulso agitado en la sien y un fuerte dolor en el pecho, golpeaba los paneles de visita de las puertas del edificio y no podía dejar de pensar en lo desgraciado que era, en que había elegido el único edificio abandonado de la zona. Cinco plantas más arriba-. Éste, ¡éste sí se enciende!
Bienvenido a: Hogar de Eva París Vázquez; en estos momentos no podemos atenderle, el sistema ha sufrido un error crítico y está siendo reiniciado por su seguridad; por favor, asegúrese de que ningún ser vivo permanece en el interior de la vivienda durante se realiza el proceso. Gracias.
¿Qué? ¿Error crítico? ¿De qué estás hablando? Yo… –preguntó inútilmente al panel. Entonces calló de pronto advertido por un instinto primitivo y escuchó horrorizado cómo giraban las láminas de las rejillas de ventilación del pasillo- No… no… ¡no! ¡Maldita sea! ¡Tengo que salir de aquí! –gritaba llevado por el pánico mientras intentaba correr hacia las escaleras, rodeado de los sonidos de miles de mecanismos automatizados resonando por toda la escalera. Cada vez que bajaba un escalón se le iba la cabeza y se le caía el alma el suelo; bajando el último tramo con la vista nublada por los ojos llenos de lágrimas perdió una zapatilla, pisó en el vacío y sintió cómo se le quebraban todos los huesos contra los escalones.
Venga, sólo diez metros más hacia la salida –se decía a sí mismo mientras se arrastraba hacia el umbral del edificio- vamos, hijo de -pero de pronto se detuvo. Al otro lado de esa puerta sólo había un manto de luz a la que sus ojos hace tiempo habían renunciado, sólo de pensar en ello se le quemaban las retinas; siete años huyendo de ella.
Hace siete años apareció Bety en su vida y todo cambió. Estaba solo; “y quién no se siente solo” decía su padre. Para muchos de nosotros, las máquinas llenaron un hueco en nuestro interior, fueron los candados que ataron las argollas de nuestras cadenas. Creía que ella era su esclava, su innegable compañera, pero ahora comprendía que durante todo éste tiempo había sido él el prisionero. La humanidad hizo de la libertad sus cadenas y nosotros mismos creamos a nuestros carceleros con nuestras manos.
Tal vez sus ojos no estuviesen preparados para ver el mundo real pero éstos no son más que las cerraduras de las puertas que nos separan de la libertad; podemos atisbar lo que hay al otro lado pero no somos capaces de verlo del todo. La única forma de liberarse es atravesar esas puertas. Olvidó la sangre que manaba por todo su cuerpo, cerró los ojos, atravesó el umbral y dejó que le absorbiera la luz. Y en las calles sólo se podía escuchar:
Atención, atención. Código Azul. El sistema se ha reiniciado.
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da miedo, no kisiera llegar tan lejos con esto de la informatica, hasta el momento esta bien :B
wen relatow!
Un thriller trepidante de cinco minutos en que un solo personaje se enfrenta un entorno que le es hostil porque le tiene miedo, no porque lo sea de verdad. Incluye reflexión filosófica y realmente transmite el miedo, el miedo a ser algún día como el protagonista.
Hacía tiempo que no leía algo tan intenso, un gran aplauso.
Me ha gustado. Realista, porque al ritmo que avanza la tecnología, no me extrañaría nada que alguna vez pasara algo como esto. Corto, pero intenso.
El relato me ha encantado, más o menos digo lo que todos los demás. Me ha parecido ver una ligera influencia de la película Wall-e, ¿Me equivoco? Por cierto, eso del "Pantallazo azul de la muerte", parece que se ha quedado anticuado, ahora Vista da "pantallazos rojos de la muerte" XD
Vaya, no lo sabía; como no uso (ni pieso usar) Vista; de todas formas creo que el pantallazo azul ya forma parte de la cultura general, es como el logo de Apple o las www. de internet.
Me gusta el relato, en tanto que relato, pero no me gusta esa mecanofobia o sindrome de frankestein como lo llamo el gran Asimov, el miedo a ser superado y destruido por la creacion.
Primeramente porque ya vivimos encadenados a las maquinas, no hace falta que sean ordenadores, si nos quedasemos sin hierro y todo el existente en el mundo desapareciese ya estariamos en la edad de piedra, si se acabase el petroleo 3/4 de los mismo, ya vivimos encadenados por nuestro progreso ¿Cuantos de aqui saben cazar con armas que puedan frabricar ellos mismos, o cultivar algo, o construirse un refugio y dotarse de abrigo contra las inclemencias del tiempo? El miedo a la informatica y su potencial robotico es solo el miedo a la novedad cuando surgio la industria ya se dieron temores como estos y aqui estamos mas de 200 años despues y aqui seguimos.
Segundo porque es dificil pensar en que la humanidad degenere tanto cuando se libre del trabajo. Tu sabes lo aburrido que es no hacer NADA es algo insufrible. La lucha contra la apatia fomentaria que la humanidad se versase hacia las artes, las ciencias y el autodesarollo personal, cierto es que podrian darse abortos en el proceso como gente que en la cuspide del hedonismo matase por placer o gente que se dejase absorber por una sola faceta de la vida y se volviese adicto al placer de algun tipo. Pero lo bien seguro es que no se quedarian quietos sin hacer nada, aunque todo esuviese en el ordenador, prueva a estar 8 horas frente a un ordenador y al final te aburriras y buscaras otras cosas que hacer aunque sean igualmente improductivas.
Por ultimo un falo generalizado asi es cuasi imposible, a menos que todos los ordenadores fueran uno (cosa que a ningun tecnico se le ocurriria, con lo pesados que son con sus dichosas copias de seguridad), o bien por una catrastofe natural del tipo que la explosion de una estralla causase un PEM (pulso electro magnetico) que destruyese todos los ordenadores, pero esto es tan probable como que un meteorito nos barra a todos del mapa galactico. Un fallo distinto y en masa es aun menos probable asi que si dependemos de las maquinas pero estas fallan mucho menos que los humanos(y si no que se lo digan a los pasajeros que cuando hay huelga de pilotos se quedan en tierra).
En defenitiva yo me quedo con un mundo post robotico, donde poder dedicar mi vida a leer, escribir, pintar, ver cosas bellas, entrenar mi cuerpo, y disfrutar de los placeres de la vida; a tener que ganarme el pan con el sudor de mi frente y que encima un boss capitalista HDLGP se quede con un 90% de ese pan que produzco.
En realidad mi pensamiento no tiene o no suele tener nada que ver con lo que aparece en el relato; cuando escribo adopto una segunda personalidad que habla por sí misma, una segunda personalidad que nace con el relato y se extingue cuando culmina, por lo que no será la misma cuando escriba otra cosa distinta.
Es mi primer relato de "terror" y aún así mezcla influencias y tendencias por todas partes; no es original en medida de que se asemeja a mucha literatura escrita y claramente es de esa clase de ficción que nunca das por real por muchas semejanzas a la realidad que pueda tener.
Sencillamente, si hubise sido un libro completo en esta ambientación habría una cantidad de matices impresionantes, porque está claro que la Sociedad como tal no es un ente unido y que cada individuo vive en la medida de lo posible según sus convicciones (difieran mucho o poco del modelo estandarizado). Yo mismo sería ilegal, inmoral e intolerable si me comportara abiertamente según mi propio credo y cuanto más parece que te ahoga un modelo social, más piensas y deseas escapar de él con tus propias ideas.
Así que esto en una novela habría estado lleno de manifestaciones, dificultades en el poder, influencia en la educación, en el arte, en la familia... un millón de cosas. Lo malo de los relatos cortos es que son eso: cortos, y a veces las sociedades parecen hitlerianas, impuestas e inamovibles.
Creo que el acierto de este relato es meterse de lleno en la coyuntura de la actualidad: es ese terror posmoderno a lo que nos coge más cercano, a una nueva sociedad que se impone, que parece que nos ata al tiempo que nos libera. No sé si lleva a la reflexión, pero creo que en los comentarios se ha dejado claro que lo que a simple vista parece un simple thriller que no busca ni la sorpresa ni la originalidad (como bien comenta el propio Félix), se convierte en un texto lleno de intensidad y con un ritmo de sudar y sentirse agobiado. Eso es un logro. Enhorabuena.
Muy bueno. La ambientación perfecta y la desesperación del protagonista más que creible. Es de esos relatos que te quedan con ganas de más.
Bastante terrorífico, sí, esto de dejarse llevar por las comodidades tecnológicas. Lo terrible es que nos parece algo lejano y, de repente, te casca el ordenador durante una semana y notas realmente su falta: no hay correo, no hay consultas, no hay tele, no escribes, no juegas... Demonios, espero no acabar un día come por pobre tipo sin nombre.
Muy buen trabajo, compañero.
Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.