El curioso caso de Benjamin Button

Imagen de linton

Crítica de la adaptación del relato de F. Scott Fitzgerald a la gran pantalla realizada por David Fincher

 

 

Vaya por delante que El curioso caso de Benjamin Button está basada (en teoría) en un relato del mismo título de F. Scott Fitzgerald. Pero decimos en teoría porque en realidad sólo comparte su título y la idea de un hombre que nace viejo y que rejuvenece a medida que pasan los años. Nada más, porque el resto se parece como un huevo a una castaña.

 

Así que si íbamos al cine con la intención de ver el relato adaptado a la gran pantalla, los primeros minutos se encargan de quitárnosla. Pero lo bueno es que en realidad no es para nada un problema; es más, se puede decir que se gana con el cambio porque el relato de Fitzgerald es de apenas cincuenta páginas y salvo el valor que hay que concederle por la originalidad del argumento, el resto es que prácticamente no cuenta nada. O lo que cuenta lo hace muy brevemente. Con lo que daba de sí la historia para hacer un buen libro... Pero en la película sí que se ha desarrollado la idea. El director David Fincher se ha tomado su tiempo (casi tres horas) en que degustemos algo que en el relato sabía a demasiado poco.

 

Hay que destacar por encima de todo que técnicamente la película es impecable y está excelentemente realizada. Aunque la intención de adaptar El curioso caso de Benjamin Button ya rondaba por los estudios desde hacía tiempo, Fincher había esperado unos años a que la técnica y los efectos en el cine mejoraran lo suficiente como para poder realizar la transformación del personaje de forma creíble. El resultado salta a la vista: no sólo es creíble, sino que roza la perfección. Pero es que además la fotografía y la realización son sobresalientes, y sobre todo el maquillaje destaca y sorprende por su buen hacer.

 

La película es larga y tiene algunos pequeños baches, especialmente en su parte central, aunque en ningún momento se la puede catalogar de aburrida. Al comenzar la película, o casi antes de rodarla se podría decir, ya se tiene al espectador en el bolsillo, simplemente por el original argumento y el interés por ver en la pantalla un caso tan curioso e inusual. Pero es que además la primera mitad es absolutamente genial. Aparte de la sorpresa de ver a un bebé anciano y cómo va creciendo en un ambiente que le va al pelo y que los guionistas han escogido muy bien, el ritmo está muy bien llevado y se salpica con toques de humor bastante acertados. Es una parte en la que deambulan un montón de personajes, cada uno con su historia y con sus peculiaridades y con los que Benjamin convive y hacen crecer a la historia.

Ya que en el relato pasaba de puntillas por todo, y que por ejemplo nadie parecía sorprenderse del progresivo rejuvenecimiento del señor Button, esperábamos que la película mostrase un cierto interés en ahondar en esta cuestión, que los personajes que entran en su vida se preguntaran el por qué de esta situación o por lo menos se sorprendieran algo más de lo que lo hacen. En cierto modo a la película se le ha dado una apariencia de cuento que parece que no ha querido incidir en este tipo de cuestiones.

El tono de la historia y la forma de narrarla contribuye a dar esta sensación de cuento, pero también la ambientación pone su grano de arena, pues durante toda la película y con todas las situaciones y las épocas por la que pasa, está realmente conseguida.

 

En la segunda mitad de la película, quizá ya pasada la sorpresa inicial y sin el morbo de los efectos, nos encontramos ciertos baches. Cobra más importancia el amor, se hace todo como más común, el interés decae algo y los minutos pesan un poco, aunque se puede decir que con todo la película sigue funcionando.

 

El final, y cuando ya está casi todo el pescado vendido, quizá se precipita un poco, aunque realmente no haya ya gran cosa importante que contar. Pero sí que da la sensación de que pasamos de la minuciosidad con que se ha hecho gala en toda la película a cierta prisa por terminar.

 

Pero en definitiva se trata de una estupenda película, entretenida, original y perfectamente realizada y narrada, en la que los pequeños detalles (muchas veces ayudados por la cámara) cobran mucha importancia. Se habla del paso de tiempo, del carpe diem y del poder de las casualidades y el azar. Y sobre todo de un hombre que aunque su ciclo de vida es diferente al de los demás, en realidad no es tan diferente al resto. Porque no obstante el destino es el mismo para todos, y como se dice en la película, todos vamos en la misma dirección, aunque por distintos caminos. Y es que al fin y al cabo todos terminamos con pañales.

 

 

Imagen de Félix Royo
Félix Royo
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 11174

A mí personalmente me gustó mucho, igual porque se cumplieron las expectativas con las que fui al cine a verla. Me recuerda en gran medida a Forrest Gum; aunque en éste hay más acción, pues no deja de ser una vida en parodia, en Benjamin Button intentan dar siempre lo contrario una vida de normalidad pese a lo anormal de la situación. Incluso me atrevería a decir que es una película, que al igual que Forrest Gum, necesita verse una segunda vez, pasado un tiempo para analizar el comportamiento de los personajes una vez conocidas las acciones que realizan, porque después de todo, Button es un niño en un mundo de adultos que forja una personalidad propia, intemporal e imperecedera.

El genio se compone del dos por ciento de talento y del noventa y ocho por ciento de perseverante aplicación ¦

Imagen de Félix Royo
Félix Royo
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 11174

Curiosamente acabo de leer que el guionista fue el mismo que hizo Forrest Gum, con razón se me hacía tan similar.

El genio se compone del dos por ciento de talento y del noventa y ocho por ciento de perseverante aplicación ¦

 OcioZero · Condiciones de uso