Sabor a chocolate
Reseña del relato del malagueño José Carlos Carmona, ganador del XIII Premio Literario de la Universidad de Sevilla
Quizá quien esté leyendo ahora este artículo sueñe algún día con publicar un libro que tenga éxito y sea reconocido. Sabor a chocolate es una obra que aparte de cumplir sus pertinentes funciones como libro, debería servir como acicate para los escritores que sueñan con publicar una obra propia y que aspiran a que sea leída por un buen número de lectores, pues es la demostración de cómo un relato presentado a un concurso puede convertirse en todo un best seller. O casi, porque por lo menos tiene los mimbres que exige el mercado para serlo.
Pero para que el “milagro” ocurra, el relato debe contener algo que llame la atención y que motive al lector a hacerse con él, y este, efectivamente tiene ese algo. Puede ser por la curiosa historia, que deja ganas de conocerla con sólo leer la sinopsis. En ella ya entrevemos cierto halo de historia juvenil pero enmarcada en algo más adulto, como luego así ocurre. Si a una historia interesante, viva, original, con un ritmo endiablado y un estilo de escritura bastante peculiar le añadimos una presentación bastante llamativa por parte de la editorial, pues ya tenemos gran parte del recorrido realizado. El último ingrediente es la suerte.
El libro es una especie de viaje a lo largo de varias décadas del siglo XX, y a pesar de contar con una intensa historia central, muchos son los personajes que deambulan por las páginas y todos tienen su hueco y unas interesantes vivencias que contar. Al final queda todo como un carrusel de pequeñas, y en muchos casos, terribles historias. El autor en la mayor parte del relato utiliza una forma de expresión muy sencilla, de apariencia inocente y casi como dirigida a un público joven, pero en ocasiones se muestra irónico, en otras paradójico y en general deja posos de un vitalismo bastante pesimista. Tampoco escatima en metáforas, aunque a veces deja la sensación de que alguna de ellas le sirve para todo y no termina de concretarla y/o centrarla en algo definitivo.
Por otro lado el título elegido para el relato la verdad es que es muy acertado. Aparte de lo evidente de su referencia a la fábrica de chocolate que ya aparece en la sinopsis, el título funciona como una definición perfecta del libro. Y es que como todos sabemos el chocolate puede ser dulce pero también amargo, justo como la novela que nos acontece.
En resumidas cuentas, resulta innegable que la historia que tenemos entre manos es de una gran belleza, es una novela de amor y de lucha, y funciona como homenaje a todas las generaciones anteriores a la nuestra, que como dice el autor, sufrieron y lucharon por sobrevivir en tiempos mucho más difíciles que los nuestros.
Autor
José Carlos Carmona (Málaga, 1963), doctor en Filosofía, profesor de la Universidad de Sevilla, es músico y escritor. Hasta la fecha de hoy, ha publicado tres libros de relatos: Pararse a pensar, Cuentos para después de hacer el amor y El arte perdido de la conversación. Con Sabor a chocolate ha ganado el XIII Premio Literario de la Universidad de Sevilla.
Sinopsis
Hace más de setenta años, Adrian Troadec vio a una chica salir de una clase de música. Dos guerras mundiales después, aún funciona la fábrica de chocolate que abrió para conquistarla.
Edición
Bolsillo
Punto de lectura
156 páginas
Conclusión
Un libro verdaderamente ágil, intenso y muy emocionante, y que cogido con un poco de ganas puede ser terminado en una sentada. En unas pocas páginas ocurren muchísimas cosas y nos transmite grandes sensaciones mientras nos habla de la lucha por la supervivencia, del amor y de conseguir la felicidad. Al final no deja de ser un cuento enmarcado en una serie de acontecimientos históricos que suceden paralelamente a la acción y que nos acompañarán en todos los capítulos. Un hermoso viaje que no deberíamos perdernos.
Lo mejor: Su intensidad
Lo peor: ¿Realmente es cierto lo que pone en la última página del libro?
Nota: 81
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