¿Realidad o simples coincidencias? Todos conocemos las que hacen referencia a los faraones y sus profanadores de tumbas, son de las más extendidas pero la historia reciente también tiene leyendas que han pasado por maldiciones y están plagadas de esas "casualidades" concatenadas que hacen que algunos se planteen que hay algo más oscuro detrás de todas ellas.
Una pieza "maldita" es el extraordinario Diamante Hope, que habría sido robado de la frente de un ídolo indio. Esta pieza apareció por vez primera en Europa en 1642 en manos de un contrabandista francés llamado Jean Baptiste Tefernier, que fue atacado y despedazado por una manada de perros salvajes cuando viajaba a la India. El siguiente afectado fue Nicholas Fouquet, funcionario del gobierno de Luis XIV, que lo tomó prestado para un baile de gala: fue acusado de malversación y condenado a cadena perpetua. Después moriría en la cárcel. La princesa de Lambelle, que solía llevar el diamante fue asesinada en la calle por maleantes... los siguientes propietarios murieron asesinados, en extrañas circunstancias o se suicidaron.
La maldición de James Dean
El prometedor actor norteamericano James Dean murió en un trágico accidente automovilístico en septiembre de 1955. Después, cuando los restos del coche fueron llevados a un garaje, el motor se desprendió y cayó sobre un mecánico, rompiéndole ambas piernas. El motor fue comprado luego por un médico, que lo colocó en un coche de carreras, y murió poco después.
En la misma carrera pereció otro conductor que se había instalado la palanca de cambios del coche de Dean. Después, el automóvil del actor fue reconstruido.., y el garaje se incendió. Fue exhibido en Sacramento y cayó del pedestal, rompiendo la cadera a un adolescente. Más tarde, en Oregon, el camión que transportaba el coche patinó y se estrelló contra la fachada de una tienda. Finalmente, en 1959, se partió en 11 pedazos mientras estaba apoyado en una sólida base de acero.
En fin ¿demasiadas para ser casualidades?
En realidad no son ni casualidades. La gente muere, simple y llanamente. Y si alguien quiere buscar un "vector mortal", pues lo encontrará.
No sé, yo podría decir que mi edificio está maldito: mi tía abuela murió en él joven, de cáncer, al igual que mi abuela y mi padrastro. Mi abuelo también murió de un ataque de corazón. El vecino del quinto se divorció y le quitaron la custodia de sus hijos. Al del cuarto le han echado del trabajo media docena de veces, y el del tercero directamente no encuentra ocupación. Y el perro del segundo se pasa las noches ladrando. Mi escalera está maldita.
A palabras necias, patada en los cojones.