La ínsula del Infierno

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Curro
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La ínsula del Infierno

Tinerfe, diciembre de 1495

Por fin llegó el atardecer. El día había sido muy seco para la época del año y los fugitivos agradecieron que el sol se batiera en retirada.

Encabezaba la marcha Íñigo de Urdaneta, a quien todos llamaban Vizcaíno. Fue una sorpresa para los otros desertores que un  soldado tan aguerrido y experimentado decidiera unirse al grupo.

Lo seguían Curro de Barrameda y Titín Sánchez, gaditanos, vecinos de toda la vida, un dúo bien conocido porque, siendo tan amigos, no podían ser más distintos: Curro era grande, ruidoso y peludo; Titín, pequeño, tímido y barbilampiño.

Cerraba el desfile Lope Tejedor. No eran pocos los camaradas de armas que ponían en entredicho su salud mental y eso le había dado el sobrenombre de Alunado. Lejos de molestarle, parecía disfrutarlo.

Los cuatro eran supervivientes de la reciente batalla de la Laguna, en la que los conquistadores castellanos derrotaron a los guanches nativos. Pese a la victoria, muchos cristianos murieron o terminaron heridos de gravedad. Las siguientes semanas fueron terribles; apenas tenían provisiones y se vieron faltos de comida y descanso. Por si fuera poco, una enfermedad conocida como modorra guanche se extendió por el campamento y fulminó a los más débiles. Hartos de tanta penuria, decidieron desertar.

El plan era huir hacia la costa, donde un primo de Curro los escondería en la bodega de su barco hasta que pudieran zarpar de vuelta a Castilla. Intentaron abandonar el campamento con sigilo la noche anterior, pero fueron descubiertos y se vieron obligados a salir corriendo. Por temor a que enviaran jinetes tras ellos, decidieron dar un rodeo y marchar por caminos tortuosos y empinados. Fue una jornada agotadora.

Quizás no confiaran demasiado en la cordura de Lope, pero sí en su vista, muy aguda. Informó de que había distinguido figuras entre los lejanos acebuches y parecía seguro de que los seguían; podrían ser sus compatriotas o bien los guanches. Conocía la zona y la existencia de varias cuevas en ella, por lo que sugirió buscar una y usarla para esconderse y descansar.

―No es mala idea ―asintió Íñigo―. Será difícil que rastreen nuestras huellas sobre este terreno rocoso.

Casi por azar, dieron pronto con un buen refugio, una oquedad estrecha y reducida oculta tras unos cactus. Curro, que fue el primero en entrar, maldijo cuando se golpeó la cabeza con el techo:

―Su puta madre. No se ve nada aquí dentro.

Lope comenzó a encender fuego mientras los demás intentaban acomodarse. Gracias a su complexión menuda, Titín encontró un rincón donde pudo incluso estirar las agotadas piernas; al hacerlo, sus pies toparon con un bulto. Se inclinó para inspeccionarlo en la penumbra justo en el momento en que Lope logró prender una yesca. Se hizo la luz y el pequeño soldado se encontró cara a cara con el rostro rígido y ennegrecido de un cadáver.

Lanzó un chillido inarticulado y dio un respingo. Como no había demasiado espacio, chocó de forma inevitable con uno de sus compatriotas. Curro ya iba a reñirlo cuando vio también al quinto y difunto ocupante de la cueva.

―¡Jesusmariajosé! ―gritó mientras intentaba santiguarse de forma repetida y sin mucho tino.

―Bueno, ya vale ―pidió Íñigo―. Basta de algarabía, que este ―señaló el cadáver con el mentón― pocos problemas ha de darnos. Es solo un guanche muerto.

―¡Copón!, pero miradlo ―habló Curro sin apenas separar los dientes, seguro que para que no le castañearan―. No se ha podrido, ahí está, reseco. Qué brujería es esta.

Los nativos de la isla eran más altos que los de Las Palmas o Lanzarote; aquel podría superar en estatura a Curro. Lo cubrían pieles de animal curtidas por los años hasta quedar tiesas y quebradizas como el propio cuerpo que arropaban, de modo que solo era visible la cabeza, los pies y los dedos de una mano que asomaban de forma espeluznante entre las pieles, como para sujetarlas y que no cayeran. El excelente estado en que se conservaba el cráneo sorprendió a los castellanos, pues los rasgos se diferenciaban a la perfección; era un varón de nariz amplia y algo chata, pómulos marcados y el pelo rizado recogido en una coleta. Los párpados, ligeramente cuarteados, estaban salpicados por alguna pestaña. La rigidez de la muerte había hecho que los labios retrocedieran, cerrados en una línea fina y firme. Su expresión era la de una persona de mediana edad severa y meditabunda.

―Así descansan en paz los importantes entre los guanches ―explicó el vasco―. Dejan sus cuerpos en el interior de cuevas.

El Alunado asintió con entusiasmo y añadió con tono fascinado:

―Sé de buena tinta que les vacían las tripas y meten musgos y hierbas en su lugar. Y untan la piel de los cadáveres con resina para conservarlos. ―Contemplaba el hallazgo con verdadero interés, casi con veneración―. Por eso parece un arenque desecado.

El cuerpo guanche los tuvo como hipnotizados un rato más, hasta que Titín suspiró quejumbroso.

―Cómo he terminado aquí, prófugo de mi propia gente, escondido en una tumba ―se lamentó.

Curro replicó:

―Igual habrías preferido morir batallando en un jodido barranco, idiota, que es lo que planeaban los mandamases. Tu madre me habría molido a palos cuando regresara a Cádiz sin ti.

―Quizás ganemos la siguiente batalla ―dijo Íñigo con voz átona. Sus ojos seguían fijos en el cadáver, pero su mirada desenfocada indicaba que su mente estaba en otro lugar―, igual que ganamos la batalla de la Laguna el mes pasado.

―No me jodáis, Vizcaíno. ¡Que vos digáis eso, tan experto en ciencias militares como os creéis! Hasta aquí el compadre Titín y yo, que somos dos analfabestias, sabemos que en la Laguna vencimos por pura suerte. Si llegamos a marchar una hora más tarde, los guanches nos habrían cazado en una emboscada para hacernos caer como chinches en otra matanza como la de Acentejo.

»Los capitanes se empecinan en llamar a este lugar horrendo Tinerfe porque nadie sabe qué significa ese palabro. Pero, en el barco, unos marineros genoveses me dijeron su verdadero nombre: ¡Ínsula del Infierno!

»¡Y eso es lo que es! Aquí no hallaremos la gloria ni las riquezas que se nos prometieron, solo la muerte en manos de esos nativos de corazón tan negro como su tierra. Y los afortunados que sobrevivimos a sus lanzas luego solo podemos esperar a contagiarnos de modorra guanche y cagarnos encima hasta que se nos va la vida por el culo.

―Me repugna vuestra falta de coraje.

Curro respondió con una risotada.

―No vayáis de digno vos ahora, Vízcaíno, que sois tan traidor a Castilla y tan cobarde como nosotros. ¿O qué hacéis aquí si no? ¿Eh?

Íñigo lo miró con odio y tanteó el pomo de su daga. El otro solo tuvo que echar una mirada a su propio cuchillo de tamaño descomunal y sonreír de forma desafiante.

―Como hay Dios que daría mi vida por la gloria de Castilla si fuera necesario ―aseguró el vasco―. Y ojalá hubiera muerto en la Laguna, así os lo digo; me habría evitado la vergüenza que vino después. ―Hizo una pausa; parecía reacio a continuar―. Las atrocidades en esas aldeas…

Los otros supieron de qué hablaba. Para sobrevivir a las penurias posteriores a la batalla, los capitanes ordenaron realizar pillajes en los campamentos guanches cercanos, apenas defendidos por ancianos armados. El objetivo era conseguir provisiones, pero las heridas abiertas en batalla, físicas y mentales, eran recientes y muchos soldados se dejaron llevar.

―Aquellas mujeres y niños… ―Íñigo cerró los ojos. Cuando los abrió, se habían humedecido―. Eso es de lo que huyo, no de la muerte, sino de la deshonra.

Nadie tenía más que aportar, así que se echaron sobre sus capas y terminaron por quedarse dormidos, pues estaban muy fatigados. El último fue Titín, quien no lograba apartar la vista del aterrador cuerpo desecado que tanto desasosiego le causaba. Llevaba unas candelas que le había bendecido el párroco de Santa Cruz de Cádiz el día antes de embarcar; prendió una y se propuso rezar diez avemarías para pedir protección a la Virgen. Cayó vencido por el sueño antes de terminar la tercera.

 

Cuando la crudeza de la pesadilla superó su agotamiento, Titín despertó con un respingo y abrió los ojos de par en par.

Y la nueva pesadilla fue mucho peor.

La vela que había encendido creaba preciosos reflejos carmesíes sobre la gran mancha que se iba extendiendo por el suelo.

Lanzó un alarido. Curro y Lope despertaron al instante. Íñigo no.

Íñigo ya no iba a despertar. Sus ojos desorbitados estaban fijos en algo que quedaba tras la barrera que separa vida y muerte, la boca se había congelado en un grito mudo y la garganta hendida desparramaba sangre con generosidad.

―¡Hijoputa! ―bramó Lope. Volvió su rostro lentamente hacia Curro y gritó―. ¡Lo habéis acuchillado! Por fin encontrasteis la oportunidad que llevabais tiempo esperando, ¿eh, cabrón?

Desenvainó una daga e hizo amago de echarse sobre él, pero el andaluz, que era rápido para alguien de su tamaño, acertó a coger una pesada piedra del suelo, estrellarla contra la frente de su agresor y dejarlo aturdido.

―¡Jodido Alunado! ―Le arrebató el arma a Lope y lo amenazó con ella―. Yo no le he tocado un pelo al Vizcaíno, ¿me oís? ¿Es que no lo visteis ayer noche, apenado como estaba? ¡Se habrá suicidado!

―Ha sido él… ―murmuró Titín.

―Tienes razón, compadre ―asintió Curro―. ¡Ha sido este tarado! Todos saben que está loco, al fin y al cabo.

―¡No! ―protestó el soldado menudo―. ¡El guanche! ¡Ha sido el guanche!

Los otros dos callaron y alternaron sus miradas entre el cadáver del nativo y Titín.

―¿Es que no lo veis? ¡Se ha movido! ¡Su mano! Cuando llegamos apenas asomaba; ahora… ¡Mirad!, sobresale de entre las pieles hasta el codo.

―Mierda, Titín ―musitó Curro―. El Alunado te ha contagiado su locura. No creerás que…

―¡Chitón! ―lo interrumpió Lope. Apagó su linterna. Solo la pequeña candela alumbraba entonces la cueva.

―¿Y ahora qué…? ―empezó Curro, con su vozarrón.

―¡Callarsus, hostias! ―dijo el Alunado―. He oído algo… ―Asomó hacia el exterior y susurró―. No, no… Cagüendiez, qué cerca andan, los tenemos encima… Pero… el Vizcaíno dijo que no podrían seguir el rastro hasta aquí… Si guardamos silencio, quizás no den con nosotros.

Volvió a meterse en la cueva, sin dejar de mirar hacia el exterior. Curro, que no le quitaba ojo, mantenía su gran puño cerrado con fuerza en torno al cuchillo. Titín estaba desarmado, así que, con disimulo, hizo de tripas corazón, se aproximó al cadáver de Íñigo y estiró el brazo para coger la daga de su cinto. No pudo evitar volver a echar un vistazo al horrible guanche, que estaba cerca. Abandonó toda precaución, se giró para hacerse un ovillo de cara a la pared y cerró los ojos, aterrado por aquella última visión del cuerpo reseco, con su rostro ladeado de mirada maliciosa y boca entreabierta que parecía susurrar palabras de muerte.

 

Titín se esforzaba en pronunciar cada sílaba de cada avemaría para evitar dormirse.

Ave Maria, gratia plena, Dominus Tecum…

Alguien se movió y salió al exterior. Seguramente Lope, que quería echar un vistazo.

Se sentía observado, lo notaba en forma de molesto hormigueo en la nuca. Imaginó los ojos del guanche fijos en su persona, y quizás también los de Íñigo. Se sentía mal por haber saqueado su cuerpo, aunque él ya no iba a necesitar la daga, pensó. Se preguntó si no sería cristiano cerrarle los ojos a su compatriota, pero la sola idea de volverse hacia los cadáveres lo espantaba hasta casi el desmayo.

…Benedicta Tu in mulieribus…

Escuchó un murmullo ininteligible que duró unos segundos. No podía ser Curro, pues era incapaz de hablar tan bajo, no tenía esa capacidad. Pero si estaba en lo cierto y Lope había abandonado la cueva, entonces….

…et benedictus fructus ventris Tui, Iesus…

…¿quién susurraba?

No. No se giraría. Pasara lo que pasase.

…Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus…

―Copón, pensaba que nadie se había enterado, fui cuidadoso. ―Aquella sí era la voz de Curro. Su tono pretendía mantener su habitual confianza, pero se percibía temor en él―. Sí, sé que estuvo mal, pero no pude contenerme. Llevaba meses sin tocar a una mujer y ella… Bueno, era solo una guanche, ¿no?

Un golpe, otro. Rápidos y húmedos. La queja de Curro fue tan corta que no pasó de un simple gemido ahogado. Luego, su corpachón se desplomó como un fardo.

…nunc, et in hora mortis nostrae…

Titín esperó su turno. En cierto modo, estaba preparado. Tomo entre sus manos la vela bendita y se encomendó a la Virgen.

…Amen.

Al cabo de un par de minutos, una gota de cera derretida le abrasó la mano. Dio un respingo y, sin querer, se giró hacia donde yacía Curro. Su garganta era una masa informe de carne y borbollones de sangre. Siguió la mirada cristalizada de su amigo y descubrió que se cruzaba… con la del guanche.

El cadáver reseco parecía haberse incorporado con la espalda reposada en la pared. Su rostro era feroz, animal, muy abiertos los ojos, los dientes al descubierto. Diríase incluso que el huesudo dedo de su mano lo señalaba, acusador.

―¡Mira por dónde! ―gritó Lope. Era asombroso el sigilo de aquel hombre; había vuelto a la cueva y Titín no sintió su presencia hasta que decidió hablar―. No me lo esperaba. Así que al final fue este monaguillo quien abrió el gañote de mi buen amigo el Vizcaíno. ―Se deslizó hacia el guanche y giró la cabeza del cadáver para que mirara a Titín.

»Y también ha apiolado a su compadre Curro, por lo que veo. ―Miró de reojo al nativo y siguió, con tono cómplice―: Ahora estará tratando de decidir quién de nosotros dos será el siguiente. ―Como por arte de birlibirloque, un estilete apareció en su mano―. Pues te digo una cosa, ¡conmigo no se va a dar tanta maña!

Lope se lanzó al ataque. Titín aprovechó su tamaño y se escurrió bajo la hoja rival. El Alunado quiso asestar otra cuchillada, pero le fue difícil moverse en la pequeña cueva y tropezó con uno de los cadáveres que la alfombraban. Titín se dejó llevar por el subconsciente de animal acorralado que en ese momento dominaba su mente, sacó la daga que le había arrebatado a Íñigo y la clavó en el vientre de Lope. El aullido de dolor que recibió a cambio fue el mejor regalo que le habían hecho en aquella isla maldita, así que repitió. La segunda puñalada hizo que la hoja se quedara atrapada entre las costillas; no logró retirarla y quedó desarmado.

Pese a que sangraba profusamente, Lope profirió un rugido enloquecido y lo golpeó con el codo. La espalda de Titín chocó contra la pared… y la atravesó.

El pequeño soldado cayó hacia atrás, hacia la oscuridad. Cascotes de piedra rodaban a su alrededor y lo golpeaban. Terminó tendido en el suelo, tan dolorido que solo podía mirar hacia arriba.

La pared derribada no era natural, sino un muro de piedra seca levantado por los guanches, quizás para separar la cueva de la que había caído de aquella segunda. El terraplén por el que se había precipitado era muy empinado, pero no lo suficiente como para trepar por él y salir… o para que el Alunado bajara para rematarlo.

Arriba todo era silencio. Lope debía de haberse desangrado por fin.

Se incorporó. La candela había caído con él durante la refriega. Su luz temblorosa le permitió examinar la amplitud de la nueva caverna y…

Ave Maria, gratia plena, Dominus Tecum.

…su contenido.

…Benedicta Tu… No, no…

Habría diez, puede que más, doce, quince o ¡una veintena! Similares al primer cadáver, los guanches reposaban totalmente secos y envueltos en sus pieles.

…Ave Ma… Ave…

Una cripta. Puede que el muerto de arriba solo fuera… una especie de guardia…

Distinguió algo con el rabillo del ojo. ¿Se había movido uno de esos cuerpos… o era una ilusión creada por la luz titilante? Se giró hacia el otro lado. Lo que había visto de soslayo ¿era una sombra arrojada contra la pared… o un cadáver que se había alzado?

… gra-gratia plena, Dominus Tecum…

Rezó con más fuerza. Se estaba volviendo loco o quizás, en efecto, todos aquellos cuerpos se movían furtivos cuando no los contemplaba de forma directa, cuando miraba hacia otro lado.

―Y amén.

Por supuesto, el ataque le llegó por la espalda.

 

Los dos soldados salieron de la cueva con rostro descompuesto.

―Informad ―ordenó su superior, que esperaba fuera junto al resto de exploradores.

―Son los desertores, sargento. Dos en la entrada de la cueva. Un tercero cayó por un terraplén. Todos degollados como animales. Falta uno, Lope Tejedor, al que apodan Alunado. Ni rastro de él.

El oficial asintió.

―Lo conozco, un soldado veterano; llegó de los primeros junto con aquella expedición que pactó con las pocas tribus nativas que se unieron a nosotros. Nunca me gustó, confraternizaba demasiado con los salvajes.

»No puede andar lejos. Buscaremos en…

―¿Sargento? ―pidió el soldado que había dado el informe.

Su superior, impaciente, hizo un gesto para que continuara.

―También hay… guanches muertos. Quizás sea una de sus tumbas.

―¿Qué relevancia tiene eso?

―Sus cuerpos, sargento… No se han descompuesto ni…

―Habrán muerto recientemente.

―¡No! Parecen antiguos. Es como si…

―¿Creéis que todo eso nos ayudará a dar con el cuarto desertor?

El soldado lo pensó un rato. El compañero que había entrado con él negó con la cabeza de forma significativa.

―Eso pensaba. ―El oficial dio así por terminada la conversación y continuó bramando órdenes.

Los dos soldados que habían visto la cueva se apresuraron a obedecer, aunque fuera por tratar de olvidar los rostros cadavéricos de los guanches, todos girados hacia los castellanos muertos, con los ojos abiertos y las comisuras de sus bocas desgarradas para formar una sonrisa diabólica.

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Patapalo
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Relato admitido a concurso.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Muy original el escenario. Había oído hablar de las momias guanches pero no conocía gran cosa al respecto ni tampoco sobre la conquista de las islas Canarias. Me ha parecido muy interesante la historia, y no solo en el aspecto histórico, sino también en el desarrollo de la tensión.

Es cierto que no tenemos muchos elementos (la cueva, la momia, cuatro personajes) y que sabemos por dónde van a ir los tiros, pero consigues racionar los eventos para que se mantenga la tensión narrativa y hasta el final no estemos seguros de qué es lo que está ocurriendo. Es hábil esa manera de hacernos participar del terror hacia las momias. Buen trabajo.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Patapalo dijo:

Muy original el escenario. Había oído hablar de las momias guanches pero no conocía gran cosa al respecto ni tampoco sobre la conquista de las islas Canarias. Me ha parecido muy interesante la historia, y no solo en el aspecto histórico, sino también en el desarrollo de la tensión.

Es cierto que no tenemos muchos elementos (la cueva, la momia, cuatro personajes) y que sabemos por dónde van a ir los tiros, pero consigues racionar los eventos para que se mantenga la tensión narrativa y hasta el final no estemos seguros de qué es lo que está ocurriendo. Es hábil esa manera de hacernos participar del terror hacia las momias. Buen trabajo.

Porras, vi que habías admitido el relato pero no que también me habías dejad comentarios.

Gracias por tus generosas palabras.

Me sucedía lo contrario que a ti: sobre la conquista de Canarias algo me contaron cuando visité Tenerife hace tiempo; sin embargo, no sabía nada de las momias guanches (me debí de perder ese museo angry) y he flipado bastante con lo que estado leyendo estos días. Ambos temas me resultaron irresistibles, la verdad.

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Poblador desde: 11/07/2014
Puntos: 1514

Espero que no te lo tomes a mal, Curro, pero... ¡te odio! no

Yo he vivido en Canarias y estaba tejiendo un relato de momias guanches, mezclado con el robo de mumia (veo que estás en el secreto...) y allí estaba yo empantanado con mi proceso de documentación cuando publicas tú este relato.

¡Robo, traición! Y el caso es que tendré que leerlo. ¡Pues vaya!, no solo me "usurpas" a las momias guanches si no que encima el relato es bueno.

Y partimos con la acertada descripcion de los personajes: dispares, complementarios y, lo sabemos desde el principio, condenados. Despliegas su caracter en diálogos  directos, bien medidos, desgranando las claves delrelato aquí y allá.

 Y el desenlace, a ritmo de avemaría, inquietante e inevitable. Un diez negritos a la hispana. El final abierto me gusta menos ¿el Alunado? ¿las momias?

Tampoco me pega el lenguaje en algún tramo del texto, algún barniz arcaizante le hubiera sentado bien (Tinerfe,año del señor de 1495).

Pero. en resumen, es un relato potente, con una tensión creciente que te lleva alo inevitable.

¡Como odio este relato! Tanto que le doy 4,25 estrellas.

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Poblador desde: 24/09/2015
Puntos: 1048

Bio Jesus dijo:

Espero que no te lo tomes a mal, Curro, pero... ¡te odio! no

Yo he vivido en Canarias y estaba tejiendo un relato de momias guanches, mezclado con el robo de mumia (veo que estás en el secreto...) y allí estaba yo empantanado con mi proceso de documentación cuando publicas tú este relato.

¡Robo, traición! Y el caso es que tendré que leerlo. ¡Pues vaya!, no solo me "usurpas" a las momias guanches si no que encima el relato es bueno.

Y partimos con la acertada descripcion de los personajes: dispares, complementarios y, lo sabemos desde el principio, condenados. Despliegas su caracter en diálogos  directos, bien medidos, desgranando las claves delrelato aquí y allá.

 Y el desenlace, a ritmo de avemaría, inquietante e inevitable. Un diez negritos a la hispana. El final abierto me gusta menos ¿el Alunado? ¿las momias?

Tampoco me pega el lenguaje en algún tramo del texto, algún barniz arcaizante le hubiera sentado bien (Tinerfe,año del señor de 1495).

Pero. en resumen, es un relato potente, con una tensión creciente que te lleva alo inevitable.

¡Como odio este relato! Tanto que le doy 4,25 estrellas.

Vaya, siento haberte pisado la temática... He de decir que, desde que me decidí con ella hasta que por tuve el relato escrito y revisado, anduve algo agobiado porque temía que me sucediera lo mismo. De todas formas, deberías escribirla; es un tema que da para mucho y seguro que la historia es distinta. Además, ya tenemos multitud de relatos ambientados en Egipto y nadie se ha quejado :D

Gracias por tus palabras y la generosa puntuación. Sobre el final, prefiero esperar a tener más comentarios antes de decir nada yo.

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Stendek
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Poblador desde: 27/05/2020
Puntos: 198

Buen relato, entorpecido apenas por algunos tropiezos en el lenguaje. No creo que un andaluz del siglo XV hubiera dicho "analfabestia".

Le doy un 4.

 

Un saludo

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

Un planteamiento muy acertado al poner en fuga a los protagonistas desde un buen principio, hace que la tensión se vaya masticando a lo largo de todo el relato.

No encuentro nada que pueda decir para mejorar la redacción, la verdad. Creo que está muy bien escrito, y si se le puede reprochar algo es que la originalidad del escenario empleado no se acaba de acompañar por una trama “redonda”. Que la historia cumple con su naturaleza, sin duda, pero supongo que a todos nos pasa que después de varios relatos de encuentros con momias busquemos ese “giro” que nos descoloque.

Voy a valorar el relato con 4 estrellas. Felicidades y gracias por compartirlo.

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Efepe
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Poblador desde: 28/05/2017
Puntos: 320

Buenas Curro.

El relato se nota que lleva mucho trabajo. La ambientación esta bien conseguida y los diálogos hacen creibles a los personajes. Enhorabuena.

En el aspecto técnico, me ha rechinado el uso abusivo del verbo ser. Podrías darle una vuelta y utilizar similares, creo que quedaría mejor.

Aunque el escenario me resulta original, la trama de la historia no ha acabado de sorprenderme.

Mi puntuación es 3,3 estrellas.

EFePe

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Un buen relato, con un interesante escenario relativamente cercano y con unas momias (las guanches) que no habían aparecido hasta ahora y que aquí lo hacen con un potente debut.

Una historia muy bien escrita, con tensión creciente hasta el desenlace. Lo único que me deja algo confuso es el final de Alunado. ¿Qué fue de él? En el relato se lleva dos puñaladas de Titín, por lo que, en caso de no haber muerto, deberá estar herido y haber huido (que es lo que parece). Creo que se podría haber dicho algo como "un rastro de sangre salía del interior de la cueva y se perdía a los pocos metros". Bueno, eso en caso de que el autor quisiera haberlo dejado claro, porque también está la opción de que haya querido que cada uno piense lo que quiera.

4,25 momias guanches.

 

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Curro
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Poblador desde: 24/09/2015
Puntos: 1048

Stendek dijo:

Buen relato, entorpecido apenas por algunos tropiezos en el lenguaje. No creo que un andaluz del siglo XV hubiera dicho "analfabestia".

Le doy un 4.

 

Un saludo

Mil gracias por la puntuación y los comentarios.

En cuanto al lenguaje, a verdad es que no soy experto en filología y de todos modos, si lograra escribir el texto en castellano de s.XV, seguramente habría costado entenderlo. blush He procurado simplemente no utilizar palabras u expresiones que sonaran demasiado... modernas...

Como curiosidad: La apalabra analfabestia la leí de chico en tiras de Mafalda (la decía Manolito) y la uso a menudo porque me hace gracia. Me parecía adecuada para Curro, que se supone que es un soldado zafio y, como él mismo confiesa, no muy culto. Analfabeto no sería una palabra muy usada en la época e igual alguien se lo llamó a él, y Curro o bien no recuerda cómo era exactamente el extraño palabro o la dice mal adrede para mofarse. En cualquier caso, se me ocurre ahora que una buena opción alternativa habría sido ignorantonto no

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Curro
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Poblador desde: 24/09/2015
Puntos: 1048

Gracias por los comentarios y puntuaciones. Me alegra sobre todo que hayan gustado los personajes, me encariñé bastante con ellos después de todas las horas que pasé en su compañía.

Los relatos tan cortos no son mi fuerte y me costó mucho comprimir el guion para poder contar la historia y tratar de mantener la tensión. Puede que dos mil palabritas más no le hubieran hecho mal...

Me reservo todavía comentarios sobre la historia o el final para no influenciar posibles futuras reseñas.

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Svanda
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Poblador desde: 29/01/2017
Puntos: 112

Hola!

Como ya sabéis, pongo 4 notas y al final saco una puntuación final con todas ellas.

  • CC: Calidad de contenido (la idea en sí)
  • CF: Calidad en la forma: Cómo se trata ese contenido, si es una narración sin más o si introduce elementos diferentes.
  • F: facilidad de lectura. Que el texto y la exposición sean comprensibles.
  • G: Gramática y puntuación.

CC: 3.5. No me extenderé mucho porque ya hemos hablado largo y tendido de esto :D Como en otros relatos que ya he puntuado, lo mejor de este es la forma de llevar el tema. La idea bien documentada.

CF: 4.5. Muy buena redacción y caracterización de los personajes. No es fácil dejar calra la personalidad en pocas frases y lo consigues bien. Se mantiene la duda hasta el final de qué estará pasando y la forma de exponer la trama está claramente muy cuidada sin dejar nada al azar. la tensión dentro de esa cueva se puede cortar con un cuchillo porque narras muy bien la escena.

F: 5.

G: 5

Nota final: ¿?

¡Mucha suerte!

Edito el comentario para quitar la nota final. Hemos estado hablando y es un poco absurdo que pongamos nota a los relatos porque nos hemos ayudado mutuamente a pulirlos y al final es normal que el resultado nos agrade, ya que hemos contrubuído.

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

El lenguaje utilizado no me ha convencido, me ha restado verosimiltud, por mucho que sean toscos soldados, son personas de finales del siglo XV tratándose aun de vos,

¿Su p**ta madre? me sonaría mejor !La p**ta de su madre!

¡Qué brujería es esta! creo que debería llevar exclamación mejor.

¿Bueno, ya vale? lo dejaría en Bueno, basta!

¿No me jod**ais? ¿Analfabestia? ¿Palabro? ¿Apiolado?

Hijodeput**a, mejor Hidep**ta

También me ha extrañado lo de una momia ennegrecida, las guanches siempre las he visto bastante claras, en absoluto tan oscurecidas como las egipcias que las untaban cosa mala de resinas (que oscurece con el tiempo) y más adelante betún (más negro imposible XD)

Tres estrellas: ***

 

p.d: Lo siento, soy como Doctor Ziyo, no he dicho un taco en la vida, lo que no quita que si un personaje mío los use, pues que se le va a hacer, tengo que transcribirlo jaja

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Curro
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Poblador desde: 24/09/2015
Puntos: 1048

Ligeia dijo:

El lenguaje utilizado no me ha convencido, me ha restado verosimiltud, por mucho que sean toscos soldados, son personas de finales del siglo XV tratándose aun de vos,

¿Su p**ta madre? me sonaría mejor !La p**ta de su madre!

¡Qué brujería es esta! creo que debería llevar exclamación mejor.

¿Bueno, ya vale? lo dejaría en Bueno, basta!

¿No me jod**ais? ¿Analfabestia? ¿Palabro? ¿Apiolado?

Hijodeput**a, mejor Hidep**ta

¡Gracias por comentar, Ligeia! Y por entrar en detalle, que hace que se note que lo has leído con cuidado.

Puede que abra la caja de Pandora con esto, pero me la juego. Si da lugar a debate, tanto mejor, que así le damos vidilla a esto :D

Aviso: se acerca un buen ladrillo de texto.

Apenas escribo relato histórico porque no es mi fuerte, y cuando lo hago huyo de los que están ambientados en España porque suelen ser muy criticados por estos temas. El relato histórico que me gusta es el que está escrito hoy y para ser leído por gente de hoy, de forma que sea comprensible y ameno. Pongo de ejemplo a Reverte, que aunque sé que es bastante criticado por estos lares, me parece que tiene una escritura amena y convenientemente actualizada. Si Reverte escribiera las historias de Alatriste para intentar que parezcan el Quijote, me echarían mucho para atrás. Esto gusta o no, así de sencillo.

Y no es nuevo. Algo que me han contado: Amadís de Gaula está considerado lo mejorcito de las obras de caballería. La edición más famosa es del siglo XV, pero la historia está ambientada en el XIII. La mayoría de la gente de la época simplemente no entendía un pimiento y por ello solo los más aficionados a esta literatura (los frikis de entonces, supongo) la disfrutaban. El propio Cervantes se mofó un siglo después de estas respetadas obras. Quizás si Amadís se hubiera adaptado al castellano del siglo, más gente lo hubiera leído (no dicho “mucha” porque no mucha gente sabía leer :D).

Y entrando en matería más concreta, sobre el uso de vos o vuestra merced: por norma general siempre he creído que vuestra merced no se empezó a usar de forma generalizada hasta el Siglo de Oro. Antes de eso, vuestra merced era un tratamiento superior al vos. Ahora he googleado un poco (palabra que no usaban en el siglo XV) y veo que es un tema complicado, porque muchos de los escritos que llegan de épocas anteriores al Siglo de Oro son de gente culta que pude hablar de forma distinta a los campesinos. Encontré algún estudio sobre esto que puede ser interesante. Por poner algunos enlaces:

https://cvc.cervantes.es/lengua/thesaurus/pdf/37/TH_37_003_114_0.pdf

http://elies.rediris.es/elies22/cap73.htm

Creo que se puede llegar a la conclusión de que, durante varias décadas, se usaban ambas de forma poco clara, indistinta.

Y confieso que lo que terminó de hacer que escogiera el voseo fue la serie Hernán de Amazon Prime, bastante elogiada por su rigor. En la serie usan ambas y no queda clara la diferencia, aunque entre soldados se llaman de tú o, cuando no se conocen, de vos. Eso me hizo decidir que Curro y Titín (amigos de toda la vida) usaran claramente el tú, pero que emplearan vos al conversar con los otros; me sirve para trazar una línea que separe a los personajes en bandos.

Sobre los insultos, más de lo mismo: tenemos muchos ejemplos del Siglo de Oro donde se puede disfrutar de estas maravillosas palabras malsonantes de nuestra lengua, pero no tantos anteriores. No creo que haya gran diferencia entre La p$%@ de su madre o Su p$%@ madre; la primera suena más literaria, pero estoy bastante seguro de que un castellano de siglo XV optaría por la segunda por simple economía lingüística. Pero ¿quién sabe?

Jod#r es una palabra tan antigua como el mismo castellano. Apostaría por qué los romanos ya la usaban. Seguro que los cavernícolas tenían su equivalente gutural.

Hidep%ta estuve a punto de ponerlo en lugar de hijop%ta, a puntito; y seguro que habría resultado más acertado. Pero lo descarté porque me sonaba demasiado a Quevedo, muy del siguiente siglo. No quería que pareciera que había copiado la manera de escribir de las novelas de Alatriste (donde una de cada diez palabras es hidep%ta). Y en cualquier caso ambas variantes siempre han sido utilizadas. Los tacos son casi los mismos y eternos y sobreviven de forma pasmosa a siglos y siglos de cambios en nuestra lengua, ¡los muy cabr%#s!

Y las palabras inventadas… Seguramente no se dijera por ejemplo palabro (que la RAE contemporánea la tiene recogida, ojo), pero yo qué sé qué decía un soldado inculto de ese siglo… A lo mejor ellos usaban palabranta o palabrurilla, cómo saberlo. Ante el desconocimiento, me veo obligado a usar palabras actuales que no desentonen demasiado.

En definitiva: igual la he pifiado con alguno de mis argumentos; por norma general, solo procuro que los anacronismos no estén dentro de la historia (y no lleven a lo mejor una pistola de mecha como arma o beban café), pero en este relato, dado el nivel que tienen aquí los lectores (la mayoría sabéis un huevo), me puse bastante nervioso y procuré medir bien cada palabra.

Y todo esto (que ya me vale el rollo que he soltado) en serio sin intentar ponerme a la defensiva, al contrario. Me parece un tema apasionante y si ando errado con algo, estaría encantado de aprender.

Ligeia dijo:

También me ha extrañado lo de una momia ennegrecida, las guanches siempre las he visto bastante claras, en absoluto tan oscurecidas como las egipcias que las untaban cosa mala de resinas (que oscurece con el tiempo) y más adelante betún (más negro imposible XD)

Muy heavy lo del betún. En qué carajo pensaban...

Estaba preparado para que me criticaran la estatura de la momia (porque los tipos de esas últimas tribus que resistieron la conquista eran bastante tochos), pero con lo del color me has pillado.

Aquí fue Google mi inspiración. Hay muchas imágenes que me sirvieron para hacerme una idea (por cierto, las momias guanches me parecen espeluznantes, soy incapaz de mirar las fotos demasiado tiempo). Y sí me parecieron... marroncitas, oscuras… en comparación con un guanche vivo.

Anduve con cuidado para no utilizar la palabra momia porque seguramente los soldados ni conocían el concepto. El narrador, tampoco, claro está. Lo que encuentran en un cadáver muy bien conservado y sí, ennegrecido; los guanches del norte de Tenerife tenían la piel blanca (eran seguramente descendientes de alguna cultura mediterránea; un dato interesante cuando lo leí, pues siempre había dado por hecho que todos los nativos canarios provendrían de África). Aunque igual la palabra oscurecido o parduzco habría venido mejor.

Ligeia dijo:

p.d: Lo siento, soy como Doctor Ziyo, no he dicho un taco en la vida, lo que no quita que si un personaje mío los use, pues que se le va a hacer, tengo que transcribirlo jaja

Yo digo muchos tacos y desde luego no estoy demasiado orgulloso de ello. Es verdad que cada vez soltamos más en general y creo que eso empobrece el lenguaje; el lenguaje ofensivo es necesario y parte de nuestro cultura, pero si al final se usa para todo... Hoy en día es más ofensivo llamar a alguien desgraciado que cabr%n, un sinsentido. Pero esto ya sí que sí, mejor comentarlo en un offtopic, que este mensaje se sale de madre y me van a descalificar por superar el límite de palabras en una misma respuesta.

 

Lo dicho, gracias por los comentarios. Me ayudan a reflexionar y me han hecho leer varios artículos muy interesantes; mira de hecho qué hora es, me cag% en la pu... Perdón, perdón.

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Curro
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Efepe dijo:
Buenas Curro. El relato se nota que lleva mucho trabajo. La ambientación esta bien conseguida y los diálogos hacen creibles a los personajes. Enhorabuena. En el aspecto técnico, me ha rechinado el uso abusivo del verbo ser. Podrías darle una vuelta y utilizar similares, creo que quedaría mejor. Aunque el escenario me resulta original, la trama de la historia no ha acabado de sorprenderme. Mi puntuación es 3,3 estrellas.

Gracias por señalarlo. Procuro no abusar de ciertos verbos que cantan bastante, pero es cierto que ser y estar no suelen entrar en mi revisión por norma general. Le prestaré atención.

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Patapalo
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Muy interesante el comentario. Lo de los tratamientos de cortesía es mucho más complicado de lo que yo pensaba en un principio. A día de hoy me doy con un canto en los dientes si no hay demasiadas interferencias entre el usted y el vos. Ya cuando tienes que hacer equilibrios con idiomas como el inglés... (por cierto, Sergio Mars hace también una reflexión muy interesante sobre esto en el prólogo de "La estirpe de los lobos").

Cuando robe tiempo por algún lado echaré un ojo a los enlaces.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Mzime
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Texto bien llevado y, en cuanto a los hechos, bien contextualizado. Original localización. Sin embargo, no comparto, Curro, tu visión del relato histórico. El relato histórico debe intentar recrear la época. ¿Supone eso que debe de usar un lenguaje coetáneo y no actual? No, pero lo que no comparto es el uso de términos anacrónicos que lo son y de forma evidente. Eso, a mi, me expulsa de la historia. Siempre que hablo de esta cuestión pongo como ejemplo La campaña afgana. Ahí Pressfield uso voluntariamente términos contemporáneos para muchas cuestiones, incluidos los rangos militares del ejército macedonio: coroneles, capitanes, tenientes, sargentos, cabos... Ni un estratego ni un lochagos, ni una syntagma. En ningún momento vi a helenos entrando en Bactria, Aracosia y demás, sino a soviéticos o marines entrando en Afganistán.  Por eso, yo prescindiría de los suputamadre, copón, analfabestias o callarsus... 
Dejando esto aparte, que es opción muy legítima de cada cual, la historia se lee y se sigue muy bien y, aunque nada haya sorpresivo -ya he dicho que para mí es bueno, pero no necesario-, resulta de interés. Dejar abierta la cuestión del Alunado me parece un acierto, al igual que el cosido del primer avemaría con la acción (el peccatoribus y el mortis nostrae en especial).

Por mi parte, tu trabajo tiene una consideración de 4,25 estrellas .

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Curro
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¡Gracias por los comentarios y la generosa valoración, señor masai!

Coincido contigo en lo que dices, ojo. No creo que se deban usar términos anacrónicos, por eso evito el uso de momia porque, aunque la palabra ya existía, dudo que la conocieran mis personajes.

Pero sigo pensando que de algún modo tenía que retratar las particularidades en el habla de los soldados porque, en aquella época, la barrera cultural entre clases sería mayor que la que hay hoy en día. No sé, no encontré ejemplos de insultos o palabras de jerga local de siglo XV salvo quizás en La celestina (que no he leído últimamente :D). Al respecto diré que acabo de encontrar un artículo sobre insultos de La celestina que puede resultar de interés. Se leen variantes de hijo de puta, tanto así con todas las palabras (fi de puta) como abreviado al famoso hideputa. Hay otros insultos que no me habrían encajados, son demasiado suaves o no vendrían a cuento.

Otros ejemplos: no creo que copón sea una expresión anacrónica. Los copones se han usado siempre para repartir la comunión; quizás no esté documentado que ya se usara como interjección en el siglo XV, pero tampoco crea que se pueda descartar... Callarsus es una construcción incorrecta que también tiene sus años, no me parece que quede mal. Analfabestia como palabra inventada a partir de analfabeto y bestia es harto improbable que se usara, pero otras palabras inventadas se utilizarían, el problema es que las desconozco.

La cuestión es: si no hay evidencia de que cierta palabra o expresión se pudiera utilizar, ¿es un anacronismo? Yo veo ejemplo de anacronismo utilizar por ejemplo no había ni el Tato, ya que es un expresión de siglo XX. Pero no veo mal utilizar los ejemplos que pones, no sé.

En cualquier caso, ya te digo que tampoco estoy muy puesto en novelas o relatos históricos, es un terreno en el que no suelo meterme

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Angelito
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Poblador desde: 25/12/2013
Puntos: 263

Una historia a lo Blair wich en las Canarias del siglo XV que aporta variedad. La puntuación es excelente. En el siguiente fragmento: “… otros desertores que un  soldado tan aguerrido y experimentado”, me parece que sobra un espacio entre “un” y “soldado”.

“Curro, que fue el primero en entrar, maldijo cuando se golpeó la cabeza con el techo:

―Su puta madre. No se ve nada…”. No le favorece la redundancia, anunciar que va a maldecir y luego insertar la intervención dialógica maldiciendo. Mejor reformularlo y evitar la anticipación.

Al margen de estas cuestiones, es un buen ejercicio el de construir a estos personajes como hablantes naturales capaces de inventarse palabras al igual que cualquiera de nosotros podría hacerlo en la actualidad, aunque es cierto que el efecto puede provocar esa percepción de anacronismo de la que antes se ha hablado. Sin embargo, es positivo (y uno de los fines de la literatura si me apuran) forzar al lector a razonar diferente. Acá se propone a unos personajes que, a pesar de estar contextualizados en un periodo histórico regional concreto, interactúan entre sí con una naturalidad que mal se asocia con una naturalidad contemporánea. De paso se le da ese retoque estilístico tangencial, muy tangencial, al humor gamberro.

De todas manera, el argumento no acompaña los aspectos fuertes del texto (ojo que se viene Jack el destripador): unos desertores simpaticones que pasan la noche en una cueva donde hay momias guanches. Las momias los van matando. Fin.

3,7

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Sanbes
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Poblador desde: 16/10/2013
Puntos: 1273

Un muy buen relato en un escenario nuevo y un uso original de las momias, que nos aleja de las archiconocias momias egipcias. 

Se agradece la personalidad trabajada de cada uno de los personajes, consiguiendo que te creas al grupo desde el principio. Ocurre lo mismo con el escenario y hasta con los guanches, que sin verlos más allá de las momias están presentes durante todo el cuento. 

Me ha gustado cómo la locura se va a poderando de ellos, y el clímax con todas esas momias lo he disfrutado muchísimo. 

Lo que menos me ha convencido es la aparición de los soldados. Casi que hubiera preferido que fuesen los guanches quienes los encontraran al final, y un grito lejano de algún soldado diciendo "los tenemos, están en la cueva", y que finalizase con los guanches escondiéndose en la cueva y los soldados entrando en ella. 

En cuanto a la escritura poco que decir, está escrito con soltura y buena mano vendada. 

Un gustazo haberlo leído. 

4´5 estrellas.  

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Hedrigall
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Poblador desde: 14/01/2011
Puntos: 1132

Muy buena puesta en escena y caracterización de los personajes, cuyos diálogos se disfrutan y avanzan la historia sin que te des cuenta. Hay un par de momentos en los que pierdo quién dice y quién hace, incluso he llegado a confundir al Vizcaíno y Curro en las acciones, quizá por compartir similitudes de carácter. Con Titín y su carácter retraído y con el Alunado por razones obvias no me sucede por su específica caracterización. Los personajes son lo mejor del relato, sin duda.

 

No he acabado de entender la decisión del cierre. No aporta tensión, ni clímax (que ya ha sido narrado), ni nueva información, ni un giro argumental, ni una reflexión. Se usan personajes que aparecen por primera vez en escena para que señalen lo que ya se nos ha narrado anteriormente y que conocemos al detalle.

Mi valoración es de 3 estrellas.

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Curro
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Poblador desde: 24/09/2015
Puntos: 1048

Angelito dijo:

Una historia a lo Blair wich en las Canarias del siglo XV que aporta variedad. La puntuación es excelente. En el siguiente fragmento: “… otros desertores que un  soldado tan aguerrido y experimentado”, me parece que sobra un espacio entre “un” y “soldado”.

“Curro, que fue el primero en entrar, maldijo cuando se golpeó la cabeza con el techo:

―Su puta madre. No se ve nada…”. No le favorece la redundancia, anunciar que va a maldecir y luego insertar la intervención dialógica maldiciendo. Mejor reformularlo y evitar la anticipación.

Al margen de estas cuestiones, es un buen ejercicio el de construir a estos personajes como hablantes naturales capaces de inventarse palabras al igual que cualquiera de nosotros podría hacerlo en la actualidad, aunque es cierto que el efecto puede provocar esa percepción de anacronismo de la que antes se ha hablado. Sin embargo, es positivo (y uno de los fines de la literatura si me apuran) forzar al lector a razonar diferente. Acá se propone a unos personajes que, a pesar de estar contextualizados en un periodo histórico regional concreto, interactúan entre sí con una naturalidad que mal se asocia con una naturalidad contemporánea. De paso se le da ese retoque estilístico tangencial, muy tangencial, al humor gamberro.

De todas manera, el argumento no acompaña los aspectos fuertes del texto (ojo que se viene Jack el destripador): unos desertores simpaticones que pasan la noche en una cueva donde hay momias guanches. Las momias los van matando. Fin.

3,7

Muchas gracias por los comentarios, me han ayudado un montón. Odio las redundancias y realmente me has sacado una bastante evidente que no había notado.

Realmente me importa que los personajes queden bien definidos, es un de los objetivos que me puse en este Polidori.

Sobre el final, hablaré más adelante, por no influir a posibles lectores que todavía puedan animarse a comentar.

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Curro
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Poblador desde: 24/09/2015
Puntos: 1048

Hedrigall dijo:

No he acabado de entender la decisión del cierre. No aporta tensión, ni clímax (que ya ha sido narrado), ni nueva información, ni un giro argumental, ni una reflexión. Se usan personajes que aparecen por primera vez en escena para que señalen lo que ya se nos ha narrado anteriormente y que conocemos al detalle.

Sambes dijo:

Lo que menos me ha convencido es la aparición de los soldados. Casi que hubiera preferido que fuesen los guanches quienes los encontraran al final, y un grito lejano de algún soldado diciendo "los tenemos, están en la cueva", y que finalizase con los guanches escondiéndose en la cueva y los soldados entrando en ella. 

Dos comentarios negativos sobre el epílogo me hacen pensar que, en efecto, pueda no ser acertado. La función de los soldados es terminar de dar información sobre el Alunado que no podría haberse revelado dentro de la cueva.

Es curioso; en primeras versiones del relato (ha tenido mil), no aparecían los soldados, pero tuve que recurrir a ellos porque, irónicamente, su ausencia hacía el relato más largo de lo permitido. Y se empujaba al lector hacia una conclusión que quería que sacar por sí mismo. Quizás pueda publicarlo cuando finalice el concurso para conocer vuestra opinión :D

Tomo buena nota. Mil gracias, comentarios realmente útiles :)

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mawser
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Poblador desde: 17/07/2009
Puntos: 253

Muy buen relato, atmosférico y a ratos asfixiante. El autor juega bien con la baza de no dar una explicación definitiva a los hechos (aunque la locura parece tener un protagonismo esencial), dejando ese trabajo al lector. Aunque el argumento no rebosa originalidad, para mí ese punto extra lo consigue el escenario elegido.

Por mi parte le doy 4 puntos.

https://www.facebook.com/La-Logia-del-Gato-304717446537583

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Eddy Sega
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Poblador desde: 16/12/2011
Puntos: 2382

Me vais a permitir que en este relato invierta el orden de valoración / puntuación, pues he podido leerlo pero no voy a poder comentarlo. Así que dejo la puntuación y ya valoraré más adelante.

Mi puntuación es de:

Editado. Puntuación en el siguiente post.

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Eddy Sega
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Poblador desde: 16/12/2011
Puntos: 2382

Perdón, se me ha ido la olla. Estoy a otra cosa y ha habido un cruce de cables.
Quería votar 4 estrellas.

CUATRO ESTRELLAS.

Ahora borro el anterior.

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Curro
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Poblador desde: 24/09/2015
Puntos: 1048

Aunque igual no interesa demasiado (pero antes podría haber influido el juicio de los lectores), me permito escribir una breve aclaración sobre el final, más que nada porque me comprometí a ello.

Algunos lo habéis visto abierto (¿quién ha matado a quién?, ¿las momias o el Alunado?) y ciertamente es una buena conclusión, aunque confieso que yo quería empujar al lector a que sospechara que fue el Alunado el asesino de los tres castellanos y las momias no movieron un dedo, al menos no motu proprio. Intenté dejar pistas de ello:

  • Antes de morir, Curro está hablando con alguien. Por el tono de la conversación, no parece probable que hable con la momia.
  • El Alunado sí habla con la momia antes de atacar a Titín; cuando lo hace, gira el cuerpo de la momia para hacer que lo mire, lo que indica que quizás manipule los cuerpos.
  • Tras el último avemaría frustrado de Titín, alguien dice: Y amén, en castellano. Eso pretende indicar que el Alunado ha sobrevivido a las puñaladas (ya que, por fortuna, las costillas frenaron un golpe letal).
  • Por último, el sargento revela que el Alunado fue de los primeros en llegar a las islas para participar en misiones diplomáticas (había tribus guanches que luchaban en el bando de los conquistadores) y comenta que confraternizaba demasiado con los nativos, lo que viene a darle un móvil: la venganza por las atrocidades cometidas.

En realidad, no veo una gran pega que todo esto no haya calado del todo en los lectores porque hay varios argumentos que podrían usarse en contra, como lo rebuscado de la puesta en escena de todos esos crímenes, que solo responden a la locura del asesino y a su deseo de que la venganza parezca ejecutada por las propias momias.

Podría haber sido más evidente, pero vi más divertido descubrir qué pensaba cada lector, porque creo que el relato queda cerrado tanto si el lector piensa que las asesinas son las momias, si sospecha en cambio del Alunado o si lo entiende como un final abierto.

Gracias de nuevo por leer y comentar. Me lo he pasado bomba :)

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