¡Mátame!
El guerrero enemigo le retorció el brazo y se lo cercenó de un hachazo.
Le esperaban horas de agonía, sed, dolor y frío.
―¡Mátame!¡mátame!— suplicó con la mirada.
El guerrero sonrió bajo el yelmo y dio media vuelta.
Desafío - El rojo emblema del valor - COMPLETO (torpeyvago 1 - El del bancal 2)
15/03/2016 - 22:54
#1
17/03/2016 - 16:00
#3
¡Mátame!
SÍES
-La frase final, tan desgarradora (o más) como la historia en sí.
NOES
-El título es prescindible porque no aporta nada al repetirse en el texto.
-Entre las dos palabras con exclamaciones, falta un espacio; el segundo “mátame” debe ir con mayúscula o precedido de coma.
-No consigo ver el tema del título del libro en el relato; con claridad, solo veo el rojo
Superviviente
SÍES
-Perfectamente redactado: oraciones cortas y rotundas, buena puntuación…
-Título adecuado.
NOES
-Creo que se aproxima más al tema “El rojo emblema de la cobardía” que al real, suponiendo que la frase «No fui yo» quiera indicar el arrepentimiento del narrador; aunque no está claro.
Mi voto para Superviviente.
19/03/2016 - 11:30
#4
Ambos micros hablan más de su ausencia que del valor propiamente dicho.
¡Mátame! muestra el desprecio de un guerrero por otro incapaz de sobrellevar con valor la agonía que le espera. Me rechina que mátame se repita hasta tres veces en el micro, otro título quizás podría haber dado más énfasis tanto a la cobardía del guerrero caído como a la crueldad del enemigo. Tambien se repite "guerrero" yo quizás hubiese puesto "Su asesino" o "su matador". La frase final, estupenda.
Superviviente presenta otro tipo de cobardía: acusar a otro para salvarse uno mismo. Y además la cobardía de de intentar negarlo para sí. Doble cobardía, pues, bien llevada. Está bien escrito, y también me gusta mucho el final.
Mi voto va a ir a Superviviente.
20/03/2016 - 03:18
#5
Confieso que de los títulos que he leído hasta ahora este es el que menos sensaciones me produce. Después de leer los micros no he podido evitar (otra de abuelo Cebolleta) acordarme de cuando nos entregaban «la blanca» al terminar la mili (sí, ya sé que muchos no sabéis que es eso de la mili) en la que ponía «valor: se le supone», a no ser que te hubieses roto algo o fueras un pelota, en cuyo caso ponía «valor: se le reconoce». Bien, pues en estos dos relatos, el valor, brilla por su ausencia. Consideraremos esa ausencia como una aproximación al tema propuesto.
¡Mátame! Comete varios errores formales: el espacio que falta entre las dos admiraciones y no empezar la segunda con mayúscula. En un relato tan corto cualquier repetición es arriesgada y esos tres ¡Mátame!, encima entre admiraciones, llaman demasiado la atención. El fuerte de esta historia está en la crueldad que demuestra el vencedor, en su absoluta falta de misericordia. El título innecesario y sobre su aproximación al tema ya ha quedado claro.
Supervivientes es un micro que avanza a trompicones. La transición entre el nudo y el desenlace me parece demasiado prolongada en el tiempo, forzada. La historia es atrayente, la felonía como forma de vida, la negación de lo evidente de forma cobarde, quizá también otras veces. Eso es lo que al menos deduzco del título, es Superviviente, me lleva a pensar que tal vez el protagonista se haya servido en más de una ocasión de su cobardía para salir adelante.
No son dos micros que me entusiasmen, pero me voy a decidir por ¡Mátame!, y la su inmisericorde coprotagonista.
21/03/2016 - 10:22
#6
El del Bancal, enhorabuena por la victoria y gracias por responder al desafío con tan buen relato. La verdad es que me parece, ante todo, original. Y a pesar de algún comentario en contra, creo que para el tema propuesto la cobardía es fundamental. Sin ella no hay valor, y el relato es totalmente pertinente.
21/03/2016 - 22:28
#7
Gracias, Torpeyvago. Tuve el valor de medirme a tu microrrelato, más que nada porque no había otro.
Ha sido una buena batalla. Coincido con tus palabras; sin cobardía no habría valor. Hay que ser muy valiente para no sucumbir al miedo.
Ya me dirás que nombre de la Mancha es el que te persigue y, sobre todo, como continúa la historia.
Superviviente
Nos alinearon en el barracón. Buscaban al responsable del sabotaje. Silencio. Sus ojos nos escrutaron a todos. Empezamos a sudar hasta que dispararon al azar en la sien de unos, de otros. Finalmente, se llevaron al pequeño sordomudo. Jamás regresó. «No fui yo», me repito muchas noches.
Riégame, amor, sino quieres que me convierta en un capullo.