Como antecedentes, comentar que hay un virus rondando por Metz que nos tiene a todos un poco jodidos: mareos, dolor muscular, toses, cosas así. El caso es que anteayer cayó a la hora de comer un colega de mi chico mayor, y como este es muy responsable, la madre del susodicho, que lo tiene en muy buen concepto, le pidió que recuperara la mochila de su hijo y que ya vendría por nuestra casa a buscarla.
Ayer no dieron señales de vida en todo el día y, bueno, la mochila por casa todavía. Normal. Cosas de estas que acabas haciendo porque eres padre, como desatascar desagües y las olimpiadas de fin de curso.
El caso es que ya por la noche llama la madre del chico este con voz así tristona para agradecernos que tuviéramos la mochila y disculparse y tal, y yo, que soy muy educado, le digo, "bueno, ¿y qué tal su hijo?" Y ella me contesta: "Bien, él bien, pero mi marido está muerto".
Y, bueno, buah, ¿qué coño dices? Ostia, cuánto lo siento, y tal. Y ella, sí, recogí al hermano pequeño de la guardería y, al volver, lo había pillado él... y, claro, todo muy confuso, y en realidad no sé si me dijo que estaba muerto en sentido metafórico o cualquier otra cosa, pero, vamos, que creo que no está muerto al final (no hubiera usado mort, sino décédé) y, en cualquier caso, lo descubriré en breves porque viene a buscar la mochila por la mañana.
Si viene de negro la anécdota será de lo más siniestro. Y si no, pues reafirmaré mi imagen de tipo que no se entera nunca de nada.
Genial para el observador externo. Y qué jodido para ti
Nature abhors a gradient