T-TERROR Y SUSPENSE. ESOS CUATRO NIÑOS

Eran cuatro niños, compañeros del colegio y vecinos, después de salir del colegio,

iban andando por un descampado, se perdieron sin darse ni cuenta.

Cunando pasó un largo trayecto al final vieron una extravagante casa, con muchos juegos.

Esos niños decidieron ir. Los pobres se montaron en el coche-dragón, se lo pasaron de rechupete. Luego vieron perros-gatos, es decir, la parte de arriba eran gatos y la parte de abajo, eran perros. Las piernas de esos niños, temblaban de miedo, pero la curiosidad mataba al gato.

Adentraron por un pasadizo, se vieron en esos espejos, ancianos, corrieron, corrieron,

buscando la salida, se encontraban con muchos pasillos, y muchas puertas en medio,

tan siniestras y demacradas, porque estaban vivitas y encima eran malas, pero que muy malas,

una de ellas le tiró un bocaíto a uno de esos niños, aunque fue chiquitito se asustó,

Los pobres niños, no paraban de echar lágrimas y más aún cuando vieron la mano de uno de ellos,

sangrar tanto, intentaban esas puertas malévolas clavarles sus astillas, pero al final,

estos niños aprendieron de ellas y actuaban como ellas, no les gustaba hacer eso,

pero era la única salida que tenían, para poder regresar a sus hogares sanos y salvos.

En esas mentes tan chiquitas deseaban hasta comer lentejas, hacer muchos deberes

e ir al colegio, que eso en niños normales ni en este mundo tan loco se ve,

pero estar en ese sitio tan penoso y malévolo, cualquiera pensaría en lo mismo en su situación.

Después de tanto esfuerzo encontraron la salida.

Lo que ya no sabían eran volver a su casa, habían perdido su memoria,

la que te hace que recuerdes el pasado, sólo se acordaban desde ese instante,

es decir, la parte pequeña última de su pasado y el presente.

No sabían a quien acudir, ni a donde ir, se veían viviendo debajo de un puente,

pasando hambre y frío. Mientras que en su familia, dieron la orden a su familia,

de su desaparición a la policía, llevaban desaparecidos más de una semana.

En el mundo en donde estaban los cuatros niños, solo había transcurrido un día,

pero cuando salieron a la calle, de su mundo, recordaban solo el colegio,

lo echaban en falta, sabían que algo más echaban en falta, sus corazoncillos se lo decían.

Al cabo de un par de semanas se acordaron de todo.

En las cuatro casas de esos niños ya no reinaba la paz, se sentían vacíos,

habían perdido la esperanza de encontrarlos vivos.

A la cuarta semana por fin los niños después de andar tantos kilómetros,

estaban sucios y con la ropa echa añicos y muertos de hambre, sed, frío...,

dieron con sus hogares, cuando llamaron cada uno a sus casas,

se echaron a los brazos de sus padres, prometieron no ser tan metiches, ni tan cotillas.

De estudiar y comer de todo, sin poner quejas, ni excusas, ni escaqueándose,

ni tramando ningún plan malvado, como antes lo hacían.

Esos niños, vean lo que vean hoy en día, aprendieron la lección.