Té verde
Hablamos del relato de Sheridan Le Fanu que presenta al doctor Martin Hesselius
Hablar de Té verde dentro del contexto de la literatura de terror (o del fantástico en general) es hacer arqueología de género. El doctor Martin Hesselius se considera no solo uno de los primeros detectives de lo sobrenatural, sino que, además, podría haber inspirado al mítico profesor Van Helsing de Dracula, la novela de Bram Stoker. Con estos antecedentes, leer el primer relato en el que aparece el personaje genera unas expectativas que, quizás, no se van a ver por completo satisfechas.
La historia que narra Té verde es sencilla, ingeniosa, tiene buen ritmo y está muy bien ambientada. Es un relato muy propio de Sheridan Le Fanu, con una atmósfera muy bien construida y capaz de envolver al lector para generarle la sensación de inquietud requerida en toda historia de fantasmas que se precie. Es un relato que data de 1872 y que fue pionero en muchos aspectos.
Es muy interesante, por ejemplo, la aparición que atormenta a la víctima del relato, que no solo tiene una naturaleza a priori espectral, sino rasgos que remitirían a ese temor tan victoriano a la involución a un estado bestial que luego reencontraremos en obras como Doctor Jeckyll y míster Hyde de Stevenson, por ejemplo. También, la propia mecánica de hostigamiento de la criatura podría verse como una precursora de El Horla de Maupassant, en particular si tenemos en cuenta el desenlace.
Solo por todos estos elementos, el relato ya merecería la pena en sí. Sin embargo, se añade uno adicional: el aspecto de la investigación para encontrar tanto la causa del hostigamiento como una posible solución. El doctor Hesselius es un erudito que presta atención a los temas sobrenaturales y la mezcla de ambos conceptos (horror sobrenatural y análisis racional, en vez de emocional) encarna todo el interés del subgénero que nos concierne. Así, es evidente el interés de esta obra.
Sin embargo, como lector, y este es un asunto muy personal, y a pesar de mi admiración por Sheridan Le Fanu, no he podido evitar cierta desilusión causada por el desenlace de la historia, quizás demasiado racional, hasta el punto de que, sospecho, parte de la aceptación de la obra viene de desmontar el artificio sobrenatural con la ciencia en la línea de algunos relatos casi humorísticos de Dickens al respecto.
Por supuesto, la propuesta es coherente con la historia y se entiende dentro de la coyuntura de la época, pero quizás para un romántico, que busca la ghost story que te transporta a otros códigos narrativos, resulte algo decepcionante. No por la calidad, ni por su interés histórico, insisto, sino por las expectativas.
En cualquier caso, Té verde es un relato muy interesante para todos aquellos interesados por este particular subgénero de detectives de lo sobrenatural que, además, tiene muchos puntos destacables en su estructura y muchas ideas brillantes dentro de su puesta en escena.
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