La guarida de los dragones
Despotricamos del librojuego de Richard Brightfield ilustrado por Paul Abrams
Uno de los títulos que acabó cayendo en mis manos de la colección Elige tu propia aventura de Timun Mas fue La guarida de los dragones, y si lo hizo fue porque en el Eco Dagesa de al lado de casa no tenían mucho más para escoger, porque desde el primer momento me dio mala espina. Por la portada y el título, pensé yo, este debería estar en la colección negra, no en la roja. Aquel aparente error me hacía desconfiar, pero me equivocaba. En lo de que era un error, no en desconfiar.
Aunque la historia que nos presenta Richard Brightfield transcurre en lo que él llama la época de los caballeros, los castillos y los dragones, no es propiamente una historia de fantasía épica. Si lo es en buena parte de su desarrollo, pero no si te adentras por las ramificaciones menos evidentes o tienes la mala suerte de pasar por encima de una de las ilustraciones de Paul Abrams y descubres el pastel: hay un calvo con una luger y un monóculo que apunta influencias de Indiana Jones.
El problema es que puedes pasarte el librojuego o perder en un buen puñado de finales sin tener más que algunas leves sospechas de que hay algo que no cuadra del todo, una incertidumbre que es fácil descartar pensando en que has malinterpretado alguna de las someras descripciones de Brightfield o incluso que la han traducido mal. Si consigues llegar al lado ciencia ficción, por denominarlo de algún modo, tampoco es que te vayas a enterar de mucho más, salvo SPOILER que alguien anda criando dragones para una guerra en otro mundo CIERRO SPOILER.
Hay que reconocerle el mérito de inventarse un argumento tan rocambolesco para un librojuego de poco más de cien secciones, pero, a todas luces, no hay espacio suficiente para desarrollarlo, de tal manera que queda un trasfondo algo chusco en el que se mezclan cazas de tesoros, enanos y dragones sin ton ni son.
No ayuda en absoluto, y este es un punto clave, que es muy difícil entender la lógica que rige qué es una buena o una mala decisión. La guarida de los dragones en sí no es difícil, porque muchas de las líneas argumentales terminan de un modo positivo, pero tampoco te quedas con la impresión de haberlo conseguido gracias a tu ingenio, sino más bien al azar.
Con estos elementos, queda como un librojuego flojillo, con mejores intenciones que ejecución, que tenía buenos elementos para divertir al personal pero que no supo conjugarlos adecuadamente. Por suerte, en la época, nos valía con una buena ración de fantasía y entretenido resultaba, aunque lo de ponerlo en la serie roja fuera imperdonable...
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