El ojo del lobo
Reseña del libro de Daniel Pennac publicado por Edelvives
El ojo del lobo fue uno de los dos libros que una de las invitadas a su décimo cumpleaños regaló a mi hijo mayor. Este devoró ambos esa misma noche, pero este ha sido el que me ha recomendado de inmediato. (El otro, por cierto, ya lo he leído: se trata de Juan Salvador Gaviota). He de decir que no me extraña que quisiera que yo también lo leyera, porque a sus méritos formales se suma una historia de lo más sugerente.
Daniel Pennac plantea una narración en dos niveles: un niño y un peculiar lobo se contemplan en el zoo con curiosidad, cada uno desde su lado de la verja. El interés algo impertinente del uno por el otro sirve de excusa para que cuenten sus respectivas historias. De esta manera, visitamos los bosques helados del norte y luego descubrimos el misterioso pasado del niño, que explica por qué consigue esa comunicación privilegiada con el arisco lobo. El segundo nivel de la historia, con el que acabará convergiendo el primero, se desdobla así como en una imagen especular, lo que permite una cierta reconciliación entre el hombre cazador que ha arrancado a la bestia de su hábitat y el hombre que sabe convivir y escuchar a esa misma bestia.
El tono de la novela recuerda a la narrativa oral tradicional africana. Aúna una cierta mitología con el exotismo de las historias de aventuras y un lirismo ensoñador. El tono sorprende por lo melancólico: la historia pone de manifiesto la agresión cometida contra la naturaleza por el ser humano y, al mismo tiempo, incita a descubrir los misterios que encierra. En cierta manera, tiene algo de viaje de descubrimiento, pero no tanto de los protagonistas, que son seres extraordinarios, sino del lector a través de sus ojos.
Cabe señalar que en la edición francesa que leí venían unas acertadas ilustraciones de Catherine Reisser que estimulaban la imaginación y ayudaban a transportarse a los inesperados escenarios donde transcurre la vida del niño antes del encuentro en el zoo.
Con todos estos elementos, El ojo del lobo es una de estas obras que, sin duda, dejan huella en quienes conectan con ellas. Estoy seguro de que será de los libros que mi hijo recordará cuando se haga mayor y que, a la vista está, le gustará compartirlo. Quizás un lector menos experimentado le despistará el desarrollo en varios niveles, pero para niños más bregados es una magnífica opción porque salta a la vista que aporta más que una mera historia.
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