Pierre le Grand

Imagen de Long Clic Silver

Cuando uno menos se lo espera, cambian los vientos de la fortuna...

 

Y, entonces, llegan los huevos de Pascua de Playmobil con un nuevo capitán pirata en pleno verano o... un pobre desarrapado tiene un golpe de suerte, captura un galeón español y se retira de la peligrosa vida del bucanero.

Pierre le Grand era un caballero de fortuna originario de Dieppe, en Francia. El destino no parecía sonreírle hasta que un buen día, digamos de 1605, cuando merodeaba en una barcaza destartalada por la costa occidental de La Española, por donde el Cabo Tiburón, se cruzó en su camino "Un navío cuya guardia nos recibió con burlas y rechiflas, tan roto era nuestro estado tras el cruce de la mar." Si es que aquello era cierto, porque otro rumorean que él hizo perforar el casco para que no se amedrentaran sus hombres y pensaran en retirarse.

Quizás ofendidos por el saludo, quizás enardecidos por la dificultosa travesía (o tan solo huyendo de la vía de agua abierta por él mismo), el señor Pierre junto con un grupo de desarrapados, menos de una treintena, abordó a degüello el navío, tomando a todo el mundo por sorpresa, según contaba: “Su capitán estaba en la cámara, jugando a las cartas con otros oficiales, desarmados y medio en pelota por la gran calor que hace en aquellas latitudes.”

Esta es quizás la sugerente historia que ha inspirado al equipo de Playmobil a la hora de incluir como capitán pirata en su huevo de Pascua 4911 al bucanero que en tiempos vimos en el calendario del Adviento 4156 (sí, es la estrella de las tradiciones festivas europeas: lo mismo vale para esperar la Navidad que para ser escondido en el jardín entre huevos de chocolate).

Aunque bien pudiera ser ficticia, ya que solo viene atestiguada por el señor Oexmelin, quien además no se muestra muy claro con la localización del percance (que también sitúa en las islas Caicos), hay que reconocer que es una magnífica historia: un día te encuentras malviviendo entre palmeras en el Caribe y al siguiente te has convertido no solo en capitán de una tripulación de caballeros de fortuna, sino que, además, has entrado en la leyenda con el sobrenombre de “el Grande”, nada menos.

Pierre, fuera o no aquel que terminó exiliado en Canadá en 1653, inspiró a muchos hombres a probar fortuna con la piratería. Sí, debajo de esa barba mal afeitada, de esos ostentosos pendientes y de esa casaca roja, quién sabe a quién sustraída, se esconde todo un feroz pirata que se ha ganado el original sombrero de dos picos con calavera incluida, el sable de oro y hasta el loro, qué demonios.

Eso sí, no hay constancia de que el Pierre le Grand “histórico” perdiera siquiera una mano en sus aventuras. Pero por soñar...

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