Virgina Pérez de la Puente - El sueño de los muertos
La autora, que ya nos sorprendió con La Elegida de la Muerte, vuelve a la carga con una nueva novela
Además, se ha prestado amablemente a someterse al séptimo grado. A ver qué conseguimos sacar en claro de esta incursión en el mundo onírico de los muertos que ha tenido incluso la osadía de codearse con Tolkien en la lista de los más vendidos de Minotauro.
Define El sueño de los muertos en siete palabras.
Ten mucho cuidado con lo que sueñas.
¿Qué error cometiste en este proyecto que no volverás a repetir?
Enamorarme de algunos de mis personajes. Pero no puedo prometer que no volverá a suceder, porque es algo que escapa a mi control. De todos modos, el hecho de adorarlos solo implica que, como yo me emociono al escribir sobre ellos, intento que su historia sea emocionante también para el lector… y si tengo que matarlos, cosa que me ha ocurrido en unas cuantas ocasiones, entonces procuro que su final sea memorable.
¿Cuál es el logro de cuantos encierra del que estás más orgullosa?
Lo que más me gusta es saber que he conseguido precisamente lo que mencionaba en el punto anterior, emocionar. Cuando alguno de los lectores me escribe diciéndome que lo ha pasado mal en tal escena, o que ha llorado en tal otra, o que no podía dejar de leer el capítulo tal porque estaba histérico por saber cómo terminaba, o que ha sentido miedo, tristeza, ansiedad, odio, amor, mientras la leía… entonces es cuando realmente me siento orgullosa de la criatura que he creado. Y con esta novela ya me ha ocurrido en unas cuantas ocasiones.
¿A qué público le va a encantar?
Me gustaría pensar que a cualquiera, aunque es imposible gustar a todo el mundo. Lo que sí ocurre es que yo no me tomo la fantasía como un género sino como un elemento, de modo que mezclo elementos fantásticos con elementos de novela histórica, costumbrista, de terror, romántica, bélica, policiaca, cómica… Con mi anterior novela ya me dijeron que uno de sus puntos fuertes era que gustaba incluso a los que aborrecían el género fantástico, y esta está gustando, de momento, a públicos de lo más variado.
¿Y quién no se acercará a ella ni con un palo?
Los que se escandalizan al leer escenas violentas, o de sexo, o la utilización de palabrotas y expresiones malsonantes. Yo uso todos esos elementos, sin por ello dejar de cuidar hasta la obsesión la calidad del lenguaje que utilizo: adoro la palabra escrita y procuro que mi prosa sea lo más bonita y efectiva posible, pero me gusta que mis personajes hablen como habla la gente, no como si leyeran un discurso institucional, de modo que, si tienen que soltar una palabrota, la sueltan.
La violencia la utilizo para meter al lector en el ambiente que estoy describiendo: me gusta sentir lo que sienten los personajes, y si lo que sienten es dolor, horror, asco, miedo, procuro sentirlo yo y que también lo sienta el lector. En cuanto al sexo, lo uso como un elemento no solo para propiciar que la trama se desarrolle, sino y sobre todo para ahondar en la descripción de los personajes. «Dime cómo follas y te diré cómo eres», que diría si fuera una malhablada, cosa que, evidentemente, no soy (risas).
¿Alguien se te echará al cuello?
Sí, los que cometan el error de encariñarse mucho con los personajes (inserte risa maligna aquí).
¿Piensas volver a trabajar en esta línea o con esto ya cierras etapa?
Estoy trabajando en el resto de la historia… El sueño de los muertos es una novela autoconclusiva e independiente, empieza y acaba y no es necesario leer más para quedar “plenamente satisfecho”, pero al mismo tiempo nace de La Elegida de la Muerte (Ediciones B, 2010) y constituye el primer capítulo de una historia mucho mayor. Así que estoy terminando esa historia, que al final tendrá cinco novelas (contando con esta). De todas formas, aunque juguetee con otros géneros (parodia, mitología, ucronía…) la fantasía siempre será mi favorita y siempre acabaré volviendo a ella.
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