Relikt

Imagen de Luc Hamill

Comentamos el juego de cartas de la casa Amigo.

Cuando compré Relikt pensé que se trataba de un juego de aventuras en la selva. No resultó tal cosa, pues en su dinámica no interviene para nada el tema Indiana Jones. Lo mismo habría servido poner chuches en vez de tesoros y niños en vez de aventureros, o poner bananas y monos o polen y abejas. Por suerte, aunque se había perdido el atractivo que tenía experimentar situaciones cercanas a las de los juegos de rol, sí le quedaba al juego un bagaje estratégico lo bastante amplio como para disfrutarlo sin que caiga en la monotonía hasta que se hayan jugado una buena infinidad de partidas.

 

Así pues, el compi que lo estuviera tanteando por el rollo Perdidos en el Amazonas debe tener claro que no es su juego pero, no obstante, tras haberlo probado puedo decirle que la relación calidad/precio es demasiado buena como para descartarlo sin más. Por muy poquito se tiene en la colección otro juego de cartas y, lo que es más importante, no se trataría de un filler, pues tiene la suficiente enjundia para abarcar por sí solo la velada con los amiguetes.

 

Y dicho esto, vamos a comentarlo con más detalle. Relikt se trata de un juego de 3 a 5 personas (mayores de 10 años) diseñado por Rüdiger Dorn y cuyas partidas pueden durar unos 40 minutos. Como decía antes, somos exploradores en busca de tesoros lo mismo que podíamos haber sido cobradores del frac en busca de morosos. La gracia del juego es que hay tesoros bendecidos con los que ganar y otros que están malditos y penalizan nuestras puntuaciones.

 

En total tenemos 60 cartas de aventura, 5 cartas de campamento, 35 cartas de acción y 20 cartas de tesoro, todas con unas bonitas ilustraciones de Michael Menzel. Pero a lo que importa, cada jugador elegirá un color (entre rojo, azul, verde, amarillo y blanco) que quedará indicado con cada carta de campamento. Esta carta únicamente sirve para que los demás sepan qué color lleva cada jugador, algo crucial para hacerse con los tesoros y elaborar tácticas.

 

Una vez los colores han sido elegidos, todas las cartas de esos colores que se jueguen le afectarán para bien o para mal al jugador que tenga su carta de campamento del mismo color, ya sea que las juegue él o que las juegue Fulanito. Entonces, la chicha está en jugar cartas de tu color para hacerte con los tesoros buenos y usar las de los colores de los otros para los tesoros malditos.

 

Y aquí llega la parte estratégica de Relikt: las cartas de acción. Cada jugador dispone de 7 (idénticas a las del resto) que podrá jugarlas cuando desee en su turno, aunque sólo las podrá usar una vez. ¿Qué nos permiten hacer estas cartas? Pues desde espiar hasta jugar en secreto. Por ejemplo, la carta de la brújula nos permite jugar no una carta de aventura (como es habitual en cada turno) sino dos a la vez, haciendo que el amigo se lleve con más posibilidades la reliquia chunga o que nosotros consigamos la bonita. La carta de la petaca provoca los efectos más desternillantes en las partidas, ya que consiste en cambiarle al que quieras tu carta de campamento por la suya y, a partir de entonces, el color de sus cartas es el que era tuyo y viceversa (si el otro o tú te olvidas de que habéis cambiado vuestros colores, la confusión es digna de Woody Allen). Así, tenemos también la carta de la pistola, el lazo, la venda, los prismáticos y la carta comodín que es la de la cámara de fotos, que sencillamente copia el efecto de la última carta de acción que se haya jugado (yo siempre la reservo por si algún listo me cambia el color de mi campamento para devolver las cosas a su sitio).

 

Durante la partida las cartas de aventura se van poniendo en hilera a partir de una carta de tesoro colocada al inicio del juego. Así, hasta que la fiesta acabe deberás ir apilando las cartas de tus colores en los tesoros buenos, las de los demás en los malditos, y jugar tus siete cartas de acción con astucia (más que nada porque sólo se pueden usar una vez). Cuando una hilera llegue a su final (esto será según lo que indique la carta de tesoro de esa hilera) se ve quien consigue la codiciada reliquia. Cuando se agote el mazo de cartas de tesoro la partida termina y se hace el recuento de fortunas. Pero aquí llega otro momento que riza el rizo: cada dos tesoros maldecidos idénticos que se posean valen por un tesoro bueno.

 

En fin, no detallo mucho más porque para empezar las reglas traducidas (el juego es de la marca alemana Amigo, y no las trae en español) están en algunas webs, y segundo porque en una horita se le pilla la dinámica sin problemas (aunque es verdad que las reglas traducidas tienen dos palabros mal puestos que con algo de sentido común se rectifican).

 

Y para los coleccionistas, añadir que viene presentado en una pequeñita caja de cartón duro (al más puro estilo Saboteur o Bonhanza) con un bonito dibujo de un explorador en la selva que, como decía al comienzo, para decoración mola, pero en lo que tiene que ver con el juego naranjas de la China. Marketing puro y duro. Además, las cartas son del tamaño habitual (como las del Mamma Mia!, Coloretto y demás) por lo que se les puede poner fundas para que no se deterioren con el uso.

 

En definitiva, Relikt no es un juego de aventuras sino de estrategia, un juego bastante simpático y fácil de aprender que por la relación calidad/precio ya merece la pena.

 

 

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