Bola de sebo
Reseña de este recopilatorio de historias de Guy de Maupassant que Incluye Bola de sebo, El amigo Patience, La dote, El mostacho, La cama 29, El protector, La cabellera, El crimen del tío Bonifacio, Rosa, La confesión, El adorno, La felicidad, Una venganza, Coco, Sobre un muerto, El invernadero, Un duelo, Una velada, El vengador, La espera y Primera nieve
Después de un primer contacto con Guy de Maupassant a través de otra recopilación de relatos encabezados, en aquella ocasión, por “El Horla”, me quedé con ganas de más. Tras leer la antología que reseño en este artículo sigo igual: sin duda seguiré leyendo cosas suyas.
La prosa de este autor es fluida, ágil y extremadamente precisa. Tiene la gracia de transportar a los escenarios con facilidad, sin aspavientos, consiguiendo que un lector contemporáneo haga suyo un fragmento de la guerra francoprusiana o un episodio estival de la burguesía francesa. Ése ya sería de por sí un buen motivo para adentrarse en estas recopilaciones de relatos. Pero hay más.
Según leí en el prólogo, Maupassant sólo escribía sobre personajes o ambientes que conociera bien. Sin embargo, desmintiendo esta aparente restricción de la temática, en sus relatos nos encontramos con un abanico bien nutrido de situaciones, peripecias y personajes. Seguramente, Maupassant vivió mucho y, lo que es más importante, lo hizo con la suficiente lucidez para transmitirlo vivamente a sus lectores –aun a pesar del tiempo transcurrido-.
Los protagonistas de sus historias son, eminentemente, franceses del siglo XIX, desde campesinos a burgueses pasando por nobles de provincias o funcionarios. Los relatos de sus vidas son muy variados, como cabía esperar, pero comparten en gran medida el tono satírico.
Maupassant descarga en sus escritos un cinismo ácido que no tiene nada de escéptico; muy al contrario, es un cinismo vindicativo, agresivo, un cinismo de alguien que se siente concernido. El autor ha visto y vivido cosas que no le gustan y se ensaña con ellas retratándolas con una viveza que debió consternar a mucha gente.
Así, desde el magnífico relato psicológico en el descarnado relato bandera, “Bola de sebo”, continuaremos adentrándonos en los horrores de las convenciones sociales, de la doblez humana, de los fantasmas que a todos acosan, de los contrasentidos más humanos. Una experiencia que resulta fascinante y a la vez perturbadora, y que se convierte en un auténtico disfrute gracias al genio literario del autor, siempre lo suficientemente hábil para evitar que su mordacidad deprima al lector.
Autor
Guy de Maupassant nació en el Château de Miromesnil (Normandía, Francia) en 1850 y murió en 1893. Es considerado uno de los grandes maestros del cuento de la literatura universal. Durante su juventud fue miembro de un grupo literario surgido en torno al célebre novelista Gustave Flaubert, y del que formaba parte, entre otros Zola.
La obra con la que se dio a conocer fue “Bola de sebo” (1880), cuento incluido en el volumen “Las veladas de Médan” y considerado su obra maestra en ese género. A lo largo de su vida escribió más de doscientos relatos, entre los que destacan “Mademoiselle Fifi” (1882) y “La Parure” (1884).
Además escribió tres libros de viajes y seis novelas, entre los que se pueden citar “Una vida” (1883), “Bel Ami” (1885), “Los dos hermanos” (1888), “La mano izquierda” (1889) y “Nuestro corazón” (1890).
Sinopsis
Una serie de relatos en los que prima el retrato social y psicológico de los personajes y en los que se plantean situaciones con un profundo poso de crítica social
Edición
Boule de Suif
Guy de Maupassant
Le livre de Poche
Edimedia, 2004
Otras compilaciones de relatos similares en castellano
Bola de sebo y otros relatos, Espasa Calpe, rústica 2005
Bola de sebo y otros cuentos, Planeta de Agostini, cartoné 2003
Bola de sebo, Nuevas ediciones de bolsillo, rústica 2002
Bola de sebo y otros cuentos, Edaf, rústica 2000
Conclusión
Se podría pensar que los relatos de Maupassant tienen, actualmente, un interés más histórico que social. Personalmente, y sin restar importancia al interés documental que ya en sí encierran, creo que siguen siendo de una vigencia formidable en el aspecto humano. Es cierto que las convenciones sociales han cambiado y que, por lo tanto, muchas de las situaciones nos resultarán ajenas –o al menos así querremos creerlo-. Sin embargo, no habrá que escarbar mucho para vernos hasta cierto punto retratados en los personajes que menos sospecharíamos.
Además, más allá de toda la reflexión que suponga encararse con estos textos, cualquier lector disfrutará con el simple placer de sumergirse en ellos. Desde el simpático “Crimen del tío Bonifacio”, al dramatismo insuperable de “La cama 29” pasando por la perturbadora historia de “La cabellera” y la esperpéntica peripecia de “Un duelo”, todos los relatos de este autor me han resultado de una calidad excepcional. Un autor para descubrir y, sin duda, para repetir.
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