El ahogado del Támesis
Reseña de la novela de Anne Perry publicada por DeBolsillo
En esta sexta entrega de las aventuras del inspector Pitt, Anne Perry da un nuevo paso adelante que revitaliza la serie y dota de un mayor interés a la novela: El ahogado del Támesis (Bluegate Fields en el original inglés) se mete en terrenos pantanosos al optar por un crimen particularmente chocante en la sociedad victoriana no por su brutalidad, sino por sus circunstancias: la posible homosexualidad de un joven de buena familia.
Si bien los asesinatos podían entenderse dentro de un marco determinado, la aceptación de lo que en la época se consideraban desviaciones contranatura era harina de otro costal, y este es el espinazo de la investigación que se empecinará en llevar adelante el inspector Pitt a pesar de que todo el mundo parece desear echar unas buenas paladas de tierra por encima. Es un elemento central de la novela que la autora lleva con mucho acierto y que encaja con el título original, porque hay una gran carga de melancolía y tristeza en todo el desarrollo de la trama.
El atreverse también con un tema controvertido y difícil de llevar adelante sin caer en anacronismos es uno de los grandes puntos a elogiar a Anne Perry. En efecto, no se pliega al recurso fácil de que los habituales protagonistas de la historia entiendan una opción afectiva que a día de hoy está más aceptada, sino que nos presenta con una crudeza chocante, en ocasiones grotesca, la mirada de la época. Resulta increíble a día de hoy que en un escenario salpicado de muertes violentas, explotaciones humanas y desigualdades galopantes la homosexualidad pudiera ser vista como el peor y más vergonzoso de los males, pero así era para una abrumadora mayoría de la sociedad.
En cuanto a la construcción de la historia, El ahogado del Támesis también tiene nuevos aciertos. La inclusión del sargento Gillivray como contrapunto al inspector Pitt permite una panorámica más amplia de la visión de la policía en el asunto y da una mayor agilidad a los episodios centrados en la investigación oficial. La inclusión de Charlotte dentro de la trama también es menos forzada que en anteriores entregas y permite articular los aspectos sociales ligados al caso con pertinencia, abriendo también los horizontes de la historia.
La autora consigue también crear nuevas escenas y salirse de los terrenos ya trillados. Los escenarios del Londres subterráneo, de los burdeles y, muy en particular, del juicio dan sabor y colorido al escenario, que resulta más sólido y sugerente. A todos estos elementos se suma un muy buen ritmo. Si bien al principio, como decía, la tristeza y la melancolía son los colores principales que marcan el desarrollo de la historia, a medida que se aproxima el final de la novela, que se acompasa con los últimos momentos antes de la ejecución sumaria del principal sospechoso, la propia angustia del lector aumenta, ya que este se pregunta si, por una vez, el caso quedará con cabos sueltos. En ese sentido, el final es remarcable.
Con todos estos elementos, El ahogado del Támesis (junto a El callejón de los resucitados) es una de las novelas más conseguidas de entre las seis primeras de la serie. Un buen motivo para continuar con la saga del inspector Pitt, que siempre es una ventana entretenida al mundo victoriano.
- Inicie sesión para enviar comentarios