Tratado sobre los vampiros
Reseña de la obra de Augustin Calmet publicada por Reino de Goneril
El Tratado sobre los vampiros es una de esas obras que, cuando estás metido en el género de terror, aparece en las conversaciones, los artículos y las reflexiones con cierta frecuencia. Es un libro fascinante sobre todo por lo que supone: es un auténtico tratado, escrito a mediados del siglo XVIII, para tratar la cuestión del vampirismo. Como una realidad.
Augustin Calmet era un erudito, un monje benedictino que había abrazado la filosofía del Siglo de las Luces con fervor y revisado, bajo su nueva forma de iluminar el mundo, los misterios de este y, en particular, de la fe. No es, por lo tanto, un manual a lo Van Helsing, sino un ensayo que busca dilucidar la posible existencia de los no-muertos desde una perspectiva lógica y que encaje con la fe católica. Esto, lejos de quitarle interés, a mi parecer lo dota de uno adicional: nos permite entender cómo se vivían ciertas supersticiones en tiempos pasados, cuando la ciencia no era una herramienta común para todo el mundo.
El libro se compone de testimonios que han llegado a oídos de Augustin Calmet, siempre indirectos, que a continuación analiza con las herramientas propias de un monje de su época. Hay mucho de teología porque, al final, el asunto es conciliar la doctrina de la resurrección (no solo de Jesucristo, sino de todos los casos que aparecen recogidos en la Biblia) con la posibilidad de que “resuciten” muertos para atormentar a los vivos y robarles su energía vital. No es una cuestión baladí dentro de la lógica de la fe, puesto que una cosa es que Dios permita la resurrección de la carne como recompensa o distinción, para hacer el bien, y otra que el diablo, como encarnación del mal, sea capaz también de algo semejante.
Así, por un lado, el autor dedica buena parte de sus energías en poner en cuestión los testimonios (que se describen con todos los detalles, analizando los mismos), su lógica y la calidad de estas historias, que son francamente numerosas, con el objetivo, en general, de encontrar una explicación alternativa, que no sea sobrenatural. Por otro lado, cuando la naturaleza de los testigos lo pone en un callejón sin salida, busca conciliar el fenómeno con la fe basándose en testimonios recogidos en la Biblia y la doctrina de los Padres de la Iglesia. Es curioso cómo el elemento que más cuestiones parece suscitar es la capacidad del muerto de salir de su tumba en carne (no solo en espíritu) sin perturbar el entorno.
Resulta interesante constatar que la cuestión era controvertida e incluso polémica ya en el siglo XVIII, como se muestra en los últimos capítulos. Como decía al principio, es toda una ventana abierta a la mentalidad de la época que no deja de resultar sorprendente, sobre todo si tenemos en cuenta que Calmet era una autoridad y, en principio, alguien poco dado a las fantasías. Lo que no quita, sin embargo, para que haya momentos de una ingenuidad pasmosa que nos brindan fragmentos como el que cito a continuación:
Lo que acabamos de decir de las golondrinas que se encuentran en el fondo de los lagos, de los estanques y de los ríos, se advierte sobre todo en Silesia, Polonia, Bohemia y Moravia. Incluso a veces pescan cigüeñas como muertas, que tienen el pico metido en el ano las unas de las otras; se han visto muchas de esta manera en los alrededores de Ginebra, e incluso en los alrededores de Metz en el año 1467.
En cualquier caso, más allá de las partes más rocambolescas, Tratado sobre los vampiros es una obra que reviste mucho interés por muchos elementos, y cuya redacción es muy agradable y amena y no está exenta de humor. Es un libro que se puede encontrar con relativa facilidad junto con la primera parte de estas disertaciones, dedicada a los aparecidos, tanto en formato digital como en papel. Yo lo he leído en la edición de Reino de Goneril que he disfrutado mucho
La traducción es de Lorenzo Martín del Burgo y la edición está muy cuidada: tiene papel de buena calidad, un formato cómodo y numerosas ilustraciones que acompañan al texto y que ilustran la cuestión de los vampiros y los muertos vivientes en general en el arte y la cultura popular a lo largo del tiempo. Una obra, en definitiva, pensada para los amantes del tema y que constituye un curioso regalo.
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