The last of us: Sueños americanos
Reseña del cómic de Druckmann, Hicks y Rosenberg publicado por Planeta DeAgostini
The last of us: Sueños americanos es un cómic de la franquicia homónima. Como no he jugado al videojuego, me resulta imposible saber hasta qué punto es fidedigno, más o menos interesante que el original o qué podrá aportar al aficionado que ya conocía el escenario. Como lector ajeno, sí que puedo decir que se trata de un cómic muy entretenido y bien montado.
El escenario al que nos lleva es uno que ya se está convirtiendo en un clásico: un futuro postapocalíptico causado, a todas luces, por lo que hemos dado en llamar infectados: zombis o equivalentes pero que saben correr, moverse rápido. A partir de aquí, os podéis imaginar el preparo: ciudades parecidas a las nuestras pero mutadas por el abandono, las barricadas y la desolación, un estado de excepción en el que las fuerzas armadas, más o menos oficiales, tienen un gran protagonismo, un ambiente de inquietud generalizado...
El guión de Neil Druckmann y Faith Erin Hicks tiene el acierto de centrarse en personajes realmente carismáticos y hasta cierto punto atípicos. Se trata de dos chiquillas que están en una suerte de campo de internamiento u hospicio postapocalíptico (es como Oliver Twist pero con zombis merodeando) que se muestran indomables y temerarias. A través de ellas, de su desencanto y, sobre todo, de su mirada crítica, intuimos que hay algo más que un desorden generalizado, y que quizás el estado paramilitar en el que andan metidas no sea algo tan justo y necesario.
En este primer volumen apenas se ve el comienzo de esta línea argumental, pero se intuye que tendrá un peso específico en la trama. De esta manera, The last of us parece emparentar con otras distopías de control, aunando el survival horror (este es un eje indispensable en la historia: el terror de verse cazado por esas aberraciones que un día fueron humanas) con el futuro aterrador de un estado totalitario.
¿Qué más nos deparará la historia? Aunque siguiera en la misma línea, ya garantiza una lectura entretenida, que viene apoyada por el dinámico dibujo de Faith Erin Hicks y sus composiciones llenas de fuerza. En definitiva, un muy buen primer paso para la franquicia.
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