Arsénico por compasión
Reseña de la película de Frank Capra protagonizada por Cary Grant
Arsénico por compasión es una magnífica comedia de humor negro, de enfoque teatral (no en vano, está basada en una obra de teatro) y surrealismo disparado. Si tienes curiosidad por verla, no te molestes en seguir leyendo el artículo y ponte a disfrutarla.
Frank Capra alinea a un reparto de excepción en esta película y deja que brillen en todo su esplendor. La pieza clave es, sin duda, Cary Grant, que encarna a un periodista anti-matrimonio que se acaba de casar de tapadillo e intenta salir de la ciudad, rumbo a su luna de miel, antes de que nadie se dé cuenta. Las cataratas del Niágara esperan, y también un taxista varado en la calle residencial en la que vive con sus tías, dos ancianas entrañables que se preparan para disfrutar de una noche de Halloween que no será como otra cualquiera.
Si el arranque ya nos muestra que va a ser una historia hiperbólica, con el protagonista corriendo y escondiéndose, enamorado con locura, a medida que se añaden elementos a la misma nos quedamos boquiabiertos. Por decirlo de alguna manera y sin desvelar demasiado, digamos que cierta demencia anida en la familia y lo más siniestro que se van a encontrar en esa noche de Halloween no son ni mucho menos las calabazas con velas o los niños disfrazados de vampiros. En pocas escenas, da la impresión de que estamos ya en el meollo cuando, rizando el rizo, aparecen dos siniestros personajes encarnados por un magistral Peter Lorre y Raymond Massey.
Estos parecen sacados de un metraje de la Hammer, aspecto que acentúan continuamente los planos, los juegos de luces y sombras, la música tremendista e incluso los diálogos. La comedia de situación más bien siniestra se combina entonces con los elementos clásicos del cine de terror y la mezcla, efervescente, se mantiene en crescendo durante todo el filme gracias a las impresionantes actuaciones de todo el reparto, desde las ancianitas (Jane Adair y Josephine Hull), la sufrida novia (Priscilla Lane) o los representantes de las fuerzas del orden (Jack Carson), por solo mencionar algunos.
El desarrollo, como ya hemos apuntado, es deliberadamente teatral. Hay pocos escenarios pero muy bien elegidos, entre los que el salón de la casa es el protagonista indiscutible y casi un personaje más. La tensión, de un humor negro impecable, se sostiene sin descanso gracias a un elemento omnipresente (el arsénico del título) y los intercambios de los personajes, que suscitan continuos e ingeniosos giros de guión.
Arsénico por compasión es una historia, bien mirada, sin pies ni cabeza, tan exagerada que es imposible no rendirse a ella y dejarse llevar por los pequeños detalles que te mantienen atento, entre el alivio y la inquietud. El histrionismo de algunas actuaciones se ve convenientemente temperado por la tranquilidad desquiciante de otras consiguiendo una armonía envidiable. La imagen, cuidada hasta el detalle, es todo un ejemplo de cómo manejar los elementos en escena. Su corte, clásico a más no poder, es al mismo tiempo de una frescura que la ha mantenido en plena vigencia. En definitiva, una pequeña joya que merece la pena disfrutar, a poder ser, la noche de Halloween y con una buena copa en la mano.
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