Witch Doctor: Mala praxis
Reseña de la obra de Brandon Seifert y Lukas Ketner publicada por Planeta DeAgostini
La serie de Witch Doctor había arrancado de un modo inmejorable con A golpe de bisturí. La pregunta del millón era, por lo tanto, si iba a conseguir mantener el listón tan alto o se iba a estampar contra él. La buena noticia es que no solo lo mantiene, sino que sigue en plena subida.
Witch Doctor: Mala praxis mantiene el impresionante apartado gráfico de la primera entrega de la mano de Lukas Ketner con colores de Andy Troy. No es que la tarea sea fácil, pero, de algún modo, consiguen manejarse a la perfección con el cóctel de monstruos, realidades dislocadas, acción, efectos peregrinos de hechizos aún más peregrinos y todos esos detalles que hacen tan sugerente la colección. Y lo que es más importante: consiguen que el lector solo tenga que preocuparse de disfrutar de la historia. La combinación de detallismo, carácter y buen ritmo narrativo es para quitarse el sombrero.
Y, claro, eso hace que el guión de Brandon Seifert funcione a las mil maravillas aun a pesar de lo rocambolesco y abracadabrante que puede resultar a cada página. Si ya el número de presentación ponía buenos cachos de carne en el asador, aquí, aunque estamos menos cósmicos, la cosa no se queda atrás, sobre todo porque se da más espacio a la vida personal del buen doctor. Este es un extra magnífico, porque los personajes se vuelven menos iconos pop y más improbables protagonistas de carne y hueso.
De nuevo, las referencias para los amantes de la fantasía oscura están ahí, a paladas, y combinadas de los modos más inesperados y acertados. Vampiros caribeños, personajes salidos del imaginario de Clive Barker y su Nueva Carne, feriantes siniestros y conspiraciones demoniacas son solo algunas de las cosas que se reinventan bajo la óptica extraordinaria de este médico de lo sobrenatural. Una aproximación al terror y la fantasía que sorprende por su frescura, seduce por su ritmo endiablado, encandila por su sentido del humor y estremece cuando toca. ¿Alguna idea de cómo se cura el strigonismo? Seifert está creando, sin dar tres cuartos al pregonero, todo un universo propio a base de los trozos del universo de terror al completo, un rompecabezas con aires de grimorio que es difícil saber dónde va a terminar.
En resumen, Witch Doctor: Mala praxis es una lectura más que recomendable para los amantes del género. Indispensable, diría. Como el primer número. Esperemos que la cosa siga así.
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