Pacífico
Reseña de la obra de Trystram y Baudy publicada por Planeta DeAgostini
Este cómic de Martin Trystram y Romain Baudy, en el que ambos se encargan tanto del apartado gráfico como del guión, con el apoyo de Kyung-Eun Park en el coloreado, arranca con muy buena mano como un relato bélico de la II Guerra Mundial.
Tras un breve vuelo de presentación sobre el Pacífico que da nombre al álbum, nos sumergimos en la rutina de un angosto submarino de guerra. La sensación de hacinamiento y claustrofobia es palpable, y aumenta varios grados por mor del oficial al mando, un personaje misterioso y terrible que tarda en revelarse pero que marca un nuevo equilibrio ya desde las sombras.
Sin embargo, en contra de lo que pudiera apuntar esta poderosa presencia, lo que termina de marcar el rumbo de la narración y plantear un punto de ruptura total es algo tan banal como un libro. Bueno, se entrevé que no es un libro cualquiera, pero más que por su contenido concreto, lo es como personificación del libro, de lo que supone el libro. Recordemos que estamos en la II Guerra Mundial y precisemos que el submarino pertenece a la armada alemana.
De esta manera, la narración va evolucionando hacia terrenos ignotos, hacia una penumbra donde la metáfora y lo extraño se dan la mano. Pacífico adquiere una dimensión adicional. Una dimensión que permite ahondar en el naufragio emocional y humano que supone la guerra desde una perspectiva sorprendente, bastante peregrina y no por ello menos eficaz.
El apartado gráfico está también muy conseguido. El propio formato apaisado contribuye, como bien señalan los autores, tanto a fomentar el encierro inicial en las tripas del submarino como a plasmar los horizontes abiertos que poco a poco se adueñan de la narración.
Las imágenes son, además, las protagonistas absolutas, tanto en los momentos más mundanos —impresionante la fuerza de la sala de máquinas— como en los más extravagantes. El color, que realza las composiciones, siempre móviles, siempre apoyadas en la expresividad de los personajes, termina de marcar esta preeminencia. Es curioso reparar, por ejemplo, en que los diálogos son cortos y precisos y que justamente en la escena clave del cómic, ese momento de transición propiciado por el libro, las palabras terminan por desaparecer por completo.
En definitiva, Pacífico es una propuesta llena de originalidad y fuerza que, asentada en las bases del cómic bélico, emprende un vuelo inesperado que permite una visión insospechada de los entresijos de este género.
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