Doctor Sueño
Reseña de la novela de Stephen King publicada por Plaza y Janés
Doctor Sueño es la continuación de la famosa novela de Stephen King El resplandor. Hay que empezar advirtiendo, sin embargo, que no es una continuación directa, ni cronológica, ni argumentalmente. Doctor Sueño responde a la cuestión de qué ocurrió con aquel niño que consiguió sobrevivir en el Hotel Overlock y, en cierto modo, es como un eslabón lejano dentro de una misma cadena.
Por supuesto, el resplandor que da título a la primera novela está presente y tiene un papel primordial dentro de la trama, pero si bien El resplandor —la novela— se podría encuadrar de alguna manera dentro del terror ligado a las casas encantadas, por ambiente, enfoque y localización, Doctor Sueño entra más dentro de lo que son las historias de poderes sobrenaturales sin más y prescinde de todo elemento opresivo o claustrofóbico, aunque tenía cartas para explotar estos factores. De hecho, es una novela que más que con el terror, emparenta con las historias de aventuras oscuras.
En cuanto al niño en cuestión, aquí se nos presenta ya como un adulto, y en vez de ser un personaje hostigado, encarna al mentor que ayudará, a su vez, a otra víctima. Da la impresión de que Stephen King se ha lanzado a dar cuerpo a una mitología completa y que está más preocupado en los elementos del escenario que en la atmósfera propiamente dicha. Doctor Sueño es, sobre todo, una novela estética.
Esto hace que aspectos a los que se podría haber sacado más partido, como todo el asunto de Alcohólicos Anónimos y el calvario de las adicciones, que se podría haber fundido con facilidad con el propio regalo envenenado que supone el resplandor, no terminen de emocionar: hay una falta de empatía con el temor que, se supone, padecen los personajes, y como consecuencia se enfría la narración. No es que no interese o resulte tediosa —la novela se lee de tirón y es entretenida—, pero carece de la intensidad que se supone que debería tener.
En parte esto se debe a que Stephen King se pierde precisamente en esa estética sin conseguir terminar de hacer palpable el escenario. Se mencionan caravanas y modelos de hogares móviles, pero no te llegas a sentir dentro. Se presentan muchos personajes y se les dan detalles para que sean fáciles de recordar —apodos, rasgos distintivos, vestuario llamativo—, pero no terminan de tomar cuerpo, les falta carisma. Se incide una y otra vez en el alcoholismo y sus tentaciones, pero estas no se palpan.
La trama, por su parte, está bien ejecutada, tiene sus giros y el tempo bien medido, pero te lleva exactamente a donde pensabas que te iba a llevar. Es un pase de manos realizado con profesionalidad y sin necesidad de red por carecer de riesgo.
En conjunto, Doctor Sueño es una lectura entretenida, que hace pasar un buen rato, pero no es la continuación memorable que se hubiera esperado de El resplandor ni tampoco una novela que vaya a llenar a los que busquen una historia de terror. Como historia de aventuras sin más pretensiones, cumple; y dará de sí para hacer una película igualmente entretenida.
En cuanto a la edición de Plaza y Janés, señalar que viene muy cuidada y con una traducción muy acertada.
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