Drácula y los crímenes de Jack el Destripador
Reseña de la novela de Miguel Ángel Naharro publicada por Tyrannosaurus Books
Pulp, en efecto. Pero pulp en serio, con sus pros y sus contras: esto no es un homenaje sino pulp de verdad. La nueva colección Monsters Unleashed que nos propone Tyrannosaurus Books ofrece exactamente lo que promete con su estética retro, sus impactantes portadas y sus propuestas temáticas: pulp de verdad.
Drácula y los crímenes de Jack el Destripador es una historia hiperbólica y, a la vez, de corte clásico. Tenemos al malvado vampiro dispuesto a dominar el mundo y a sus antagonistas, los bondadosos héroes con sus pinceladas de oscuro pasado que se van a meter en la boca del lobo, con más buena voluntad y cabezonería que sentido común, para salvar a la humanidad y, de paso, saldar cuentas pendientes. Destellos de genialidad —como el papel del destripador— se combinan con situaciones que de tan manidas te hacen sentir cómodo, como en casa.
El escenario está tan cuidado como los de los tebeos del Inspector Dan: tiene el sabor victoriano de cartón piedra de una película de serie B. Que nadie se espere un retrato fiel de la mentalidad de la época ni detalles eruditos en la ambientación: Miguel Ángel Naharro ha construido una Londres que es el reflejo de tantos otros reflejos absorbidos a través de otras obras, con sus anacronismos, sus nostalgias y sus deus ex machina. No hay consistencia en el perfil social ni tampoco creo que se busque: aquí lo importante es el primer plano, la impresión causada.
En ese sentido funcionan también los añadidos: los toques steampunk cuya única razón de ser no es narrativa propiamente, sino estética, los secundarios resultones cuyas historias no se desarrollan ni falta que hace, las escenas subidas de tono —orgías, carnicerías, estas cosas— que existen para sí mismas, no para la trama, incluso la estructura de algunos pasajes, como de videojuego con malo-gordo-final. Drácula y los crímenes de Jack el Destripador es una obra dirigida al disfrute a un nivel primario. Aventura, sangre, violencia, drama, monstruos, ingenios tecnológicos, conocimientos arcanos de trastienda. La obra es fiel a sí misma, sin complejos.
El único punto cuestionable que veo es la ausencia de una corrección de estilo. Si bien en el pulp histórico se entiende por los apretados plazos de entrega, creo que aquí sí deslucen las erratas y las fallas formales, que se podrían haber atenuado o incluso hecho desaparecer por completo. Una lástima porque contrasta bastante con el cuidado diseño de la colección, que veo sobresaliente.
En cualquier caso, y supongo que por el sabor de la novela, tampoco llegan a molestar. Como ya decía al principio, esto es pulp. Del de verdad. Un placer culposo que a mí me enganchó sin remedio y que me brindó todo el entretenimiento —y alguna sonrisa entre socarrona y condescendiente— que me prometía. Así que lo tienes fácil para saber si esta es tu novela y cuándo abordarla. A mí, desde luego, no me decepcionó en absoluto.
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