Drácula, un monstruo sin reflejo
Reino de Cordelia da un repaso a estos Cien años sin Bram Stoker
El año pasado se cumplió el primer centenario de la muerte de Bram Stoker, el escritor irlandés creador de Drácula, novela que se considera pilar fundamental del mito del vampiro moderno. Aunque otros escritores habían abordado este mito milenario, incluso a través de un arquetipo muy similar al del conde Drácula —John W. Polidori, por ejemplo—, fue esta novela, gracias a sus grandes aciertos y su repercusión, la que se ha asentado como obra fundacional de su aspecto decimonónico, que apenas sufriría cambios hasta bien entrado el siglo XX.
Drácula, un monstruo sin reflejo: Cien años sin Bram Stoker es una panorámica de lo que ha supuesto esta novela para nuestra cultura y, también, para su propio autor. Se abre con un texto de Jesús Egido, Cien años sin Bram Stoker, que nos sitúa y nos prepara para el resto de la obra. No es una tarea baladí: todos tenemos en la cabeza tantas ideas preconcebidas, tantos ecos, que a veces se pierde el rumbo. Este se afianza con El padre del vampiro, donde Óscar Palmer nos acerca a la persona cuya pluma dio vida al conde Drácula: Bram Stoker. No se trata de una simple biografía, sino de un perfil de una persona eclipsada por su creación, puesta en el marco de la sociedad de su momento, un retrato que no recurre a sensacionalismos y que evita cosas como la consabida ¿leyenda urbana? del strigoi, strigoi! sin privarnos de anécdotas tanto o más interesantes.
A partir de aquí, entramos en la propia dimensión artística de la novela y sus influencias. Partimos de Drácula, historia de una novela, donde Luis Alberto Cuenca nos acerca al proceso de elaboración del manuscrito con mucho acierto. No es un texto exhaustivo, pero satisface largamente la curiosidad del lector, da indicaciones para profundizar en el tema y, además, rescata unas cuantas curiosidades que no tienen precio. A continuación, Jesús Palacios nos trae El vampiro cañí, un revelador ensayo sobre el vampiro en la literatura española que es, sencillamente, brillante. No solo presenta referencias de gran interés y unas cuantas ideas y reflexiones que creo que son claves para entender este emblema del género fantástico, sino que no duda en llevar la panorámica hasta el presente (literalmente, a juzgar por las fechas de edición). Me ha permitido anotar una buena media docena de títulos a los que hincar el diente.
Dentro del legado de Drácula, por supuesto, encontramos otras expresiones artísticas, como el cómic, explorado en Viñetas de sangre. Un repaso a los cómics de vampiros, de Javier Alcázar, y el cine, que de nuevo se explora en su marco internacional —Las formas de Drácula entre las sombras del cinematógrafo, de José Luis Castro de Paz— y nacional —Los vampiros en el cine español, de Emma Cohen—. El estudio es tan completo como ameno. Todos los colaboradores del volumen demuestran un gran conocimiento del medio, una buena mesura a la hora de aportar la información y una gran calidad escribiendo.
La edición de Reino de Cordelia termina de sumar virtudes al libro: un tamaño muy adecuado, buena elección del papel, fotografías a color que complementan y enriquecen los textos —desde fotogramas a cubiertas de libros, incluida la famosa edición amarilla—, una maquetación muy cuidada y, como extras, el relato que sirve de prólogo a la novela de Bram Stoker y Vampiro, de Emilia Pardo Bazán.
Una obra, en definitiva, tan completa como interesante. Sobresaliente. Muy recomendable para los interesados en el género de terror e indispensable para los amantes de Drácula y el vampirismo.
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