Powers: Anarquía

Imagen de Anne Bonny

Reseña de este tomo de Bendis y Oeming publicado por Panini

 

Brian Michael Bendis y Mike Avon Oeming (con el acertado color de Peter Pantazis) nos traen una nueva entrega de esta serie que mezcla superhéroes con novela negra con un estilo inconfundible. Powers: Anarquía es un tomo en el que se ve la colección bien asentada y a sus creadores más preocupados por desarrollar el escenario que por captar la atención de nuevos lectores: sin duda, está ya consolidada a estas alturas.

Quizás por eso se han permitido también un número particularmente duro. No se trata de una dureza gráfica (si bien hay algunas escenas macabras, no llega a las cotas de Powers: Supergrupo), sino más bien narrativa. Y es que el tema que sirve de eje central lo exigía en una serie tan franca y deslenguada. Powers: Anarquía habla de las relaciones de poder que se establecen en una sociedad con superhéroes y, sobre todo, de ese viejo dilema entre el fin y la justificación de los medios.

No se trata de un tema original en sí, sino de uno recurrente en el mundo de los superhéroes, pero hubiera sido inexcusable que Bendis y Oeming no le dejaran el protagonismo absoluto en al menos un tomo. La perspectiva de esos policías encerrados en un mundo que les viene grande, cada uno atormentado por sus propios demonios, como os podéis imaginar resulta de lo más interesante.

La trama se articula de un modo sencillo: siguiendo la estela del asesinato de Retro Girl, nos encontramos con un grupo terrorista que se dedica a ajusticiar a los poderes (los superhéroes o supervillanos de Powers) que se les ponen a tiro. Asistimos, cómo no, a la investigación policial, que servirá de excusa para traernos de vuelta a Walker (sí, obviamente no iba a quedarse apartado de la narración) y, de paso, vamos captando los ecos de sociedad que suscita la cuestión de fondo: de quién emana la autoridad y qué uso se puede dar a esta.

Como es habitual en Powers, Anarquía desarrolla el concepto de un modo ágil, implacable, con la crudeza de la novela negra y el dinamismo del cómic de superhéroes. Una lectura que engancha irremediablemente y que, al mismo tiempo, hace reflexionar.

La edición de Panini nos trae además un extra que no hay que perderse si te llama la atención este cómic: una autoentrevista mutua realizada por los creadores de la serie, Bendis y Oeming. Fascinante asistir a sus pullas, intercambios de ideas e idas de lengua en general. Un privilegio poder acceder a un material así. Como el propio cómic, en momentos consiguen arrancarte una carcajada y, en el fondo, te dan bastante que pensar.

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