Los druidas

Sobre la obra de Jean-Louis Brunaux subtitulada Filósofos entre los bárbaros

Les druides: Des philosophes chez les Barbares no es propiamente una obra de divulgación, sino más bien un análisis de ciertos tópicos e ideas preconcebidas sobre los druidas que conduce, finalmente, a esbozar un retrato más preciso de los mismos pero no por ello menos apasionante.

En sus páginas, Jean-Louis Brunaux nos explica el problema de base que tenemos con estos enigmáticos personajes: no existen fuentes escritas que vengan de los propios druidas, ya que renunciaban a la escritura para fomentar el uso de la memoria, y las externas coetáneas son muy escasas y tangenciales. De este modo, la imagen que tenemos de los druidas se ha ido forjando a través de referencias posteriores, no exentas de intereses particulares, para terminar afianzada durante el Romanticismo de un modo no demasiado sorprendente.

Para solventar este problema, el autor vuelve a las fuentes originales y las analiza cotejándolas con las evidencias arqueológicas y materiales. Es un proceso laborioso y fascinante, ya que los fragmentos son escasos y muy breves. Durante el mismo, veremos cómo se descartan hipótesis y se afianzan otras mediante los análisis filológicos, las cronologías, los restos físicos, etc. Como dice el propio autor, este proceso tiene algo de investigación policíaca, casi de autopsia, diría yo. Es como ir tirando de un hilo frágil y extenso, con paciencia y mucho cuidado.

La conclusión del libro es clara: los druidas distaban mucho de ser los eremitas recolectores de muérdago que han quedado en el imaginario popular y su relación con los menhires y los círculos megalíticos (un anacronismo que ha tenido mucho predicamento) no deja de ser una composición estética. Lo que no quita para que su figura siga siendo apasionante. Su posible influencia en, o al menos reconocimiento por parte de, los pitagóricos, su papel dentro de la sociedad gala o los orígenes de la curiosa y parcial impronta que han dejado a lo largo del tiempo son ya elementos más que suficientes para interesarse por ellos.

En resumen, una lectura muy interesante, bien expuesta y amena, que exige un conocimiento básico de la Antigüedad (y de Historia en general, ya que también se estudia la figura del druida según épocas posteriores) y que ahonda en los druidas, su época y todo aquello que los rodeó y testimonió su existencia.