Austral rinde homenaje a Miguel de Unamuno
El 31 de diciembre de 2011 se cumplen 75 años de la muerte de Miguel de Unamuno
Escritor, poeta, filósofo y el principal exponente de la Generación del 98: Unamuno, considerado el autor más culto de su época, fue un intelectual inconformista que hizo de la polémica una forma de búsqueda. Austral cuenta en su fondo con 8 títulos del autor bilbaíno, entre los que destacan clásicos como Niebla, San Manuel Bueno, mártir, Abel Sánchez y Del sentimiento trágico de la vida, estos dos últimos recuperados en 2011.
La Generación del 98 es el nombre con el que se ha reunido tradicionalmente a un grupo de escritores, ensayistas y poetas españoles de finales del siglo XIX que manifestaron, a través de la literatura, la ola de indignación y protesta vivida como consecuencia del final del imperio colonial español. España vivía un momento político especialmente convulso, ya que en 1895 se produce el levantamiento de Cuba y en 1896 el de Filipinas, últimas colonias. A pesar de haber reaccionado ante las revueltas, España sufre la derrota definitiva y en 1898 se ve obligada a firmar el Tratado de París por el que Cuba consigue la independencia, mientras que Filipinas y Puerto Rico quedan bajo el control de Estados Unidos.
Este grupo de escritores, nacidos entre 1864 y 1875, tienen una formación intelectual bastante semejante y un estilo con aspectos comunes que rompe con la literatura anterior, surgido como protesta ante el retraso del país. De entre todos ellos, Miguel de Unamuno jugará un papel fundamental como referente de este movimiento literario, entre los que destacan otros autores tan reconocidos como Machado, Azorín o Valle-Inclán.
Entre los rasgos más característicos de la Generación del 98 cabe destacar su actitud pesimista a la vez que crítica, así como su preocupación por la identidad de lo español, llevándoles a revalorizar los paisajes y tradiciones de la Castilla profunda, su lenguaje sencillo y espontáneo. Así, rompen y renuevan los moldes clásicos de los géneros literarios, creando nuevas formas en todos ellos: la novela impresionista y lírica de Azorín, la novela casi teatral y cinematográfica de Valle-Inclán o los dramas filosóficos de Unamuno. Los temas principales de los autores de esta generación, además de los relacionados con la regeneración del país, serán la muerte y la religión, con posturas muy diversas. En la obra de Miguel de Unamuno queda especialmente reflejada su preocupación por el sentido de la vida y el paso del tiempo.
Con motivo del 75º aniversario de la muerte del polifacético autor, el sello Austral ha publicado en 2011 la novela Abel Sánchez y el ensayo Del sentimiento trágico de la vida, dos obras que representan las principales inquietudes del escritor.
Inspirándose en la historia de Caín y su desafortunado hermano, Unamuno sentó las bases de la novela Abel Sánchez (1917), cargándola de intensidad psicológica y convirtiendo la envidia en un personaje más, en un ente capaz de dilucidar el destino de los protagonistas. Asimismo, el autor traza una lúcida reflexión sobre grandes temas filosóficos, como el antagonismo entre la razón y la fe o el debate en torno a la inmortalidad del alma en uno de sus mejores ensayos, Del sentimiento trágico de la vida, publicado en 1912.
Miguel de Unamuno
Bilbao, 1864 | Salamanca, 1936
Miguel de Unamuno fue una de las personalidades más destacadas de la literatura española del siglo XX. Nació en Bilbao en 1864 y cursó la carrera de Filosofía y Letras en Madrid. Fue catedrático y rector de la Universidad de Salamanca, donde vivió casi toda su vida.
En su obra plantea cuestiones religiosas, filosóficas y acerca del devenir de España. Sus novelas, en las que utiliza frecuentemente el monólogo interior y trata asuntos religiosos, al igual que en su poesía, se alejan del realismo. Su teatro es renovador y difícil de representar en la época. Así, su angustia personal y su idea básica de entender al hombre como «ente de carne y hueso» y la vida como un fin en sí mismo se proyectaron en obras como En torno al casticismo (1895), Mi religión y otros ensayos (1910), Soliloquios y conversaciones (1911) o Del sentimiento trágico de la vida (1913). Su narrativa progresó desde sus novelas primerizas Paz en la guerra (1897) y Amor y pedagogía (1902) hasta la madura La tía Tula (1921). Pero entre ellas escribió Niebla (1914), Abel Sánchez (1917), y sobre todo Tres novelas ejemplares y un prólogo (1920). Su producción poética comprende títulos como Poesía (1907), Rosario de sonetos líricos (1912), El Cristo de Velázquez (1920), Rimas de dentro (1923) y Romancero del destierro (1927), este último fruto de su experiencia en la isla de Fuerteventura, adonde lo deportaron por su oposición a la dictadura de Primo de Rivera. También cultivó el teatro: Fedra (1924), Sombras de sueño (1931), El otro (1932) y Medea (1933).
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