El lenguaje de los muertos: Crónicas Necrománticas 4
Reseña de la novela de Brian Lumley publicada por TimunMas.
La habilidad de comunicarse con los muertos de Harry Keogh ha desaparecido en el peor momento. Janos Ferenczy, vampiro y hechicero, ha vuelto a la vida y necesita sangre humana para calmar la sed. Pero el verdadero peligro son los planes que tiene para aplastar a toda la raza humana.
Sinopsis
Varios años después del regreso de Harry a la Tierra, otra amenaza descomunal se cierne sobre el mundo. En las montañas de los Balcanes se alza el castillo de los Ferenczy, la fortaleza de los wamphyri. En él, Janos Ferenczy, vampiro y hechicero, ha despertado de su sueño de siglos. Para calmar sus deseos de sangre necesita seres humanos vivos y con sus terribles armas pretende aplastar a la indefensa humanidad que ha depositado en Harry Keogh sus esperanzas de salvación. Pero el hijo de Harry le ha arrebatado su facultad de comunicarse con los muertos y los numerosos gritos de advertencia procedentes del más allá caen en el vacío. Sin embargo, Harry comienza a verse afectado por terribles pesadillas en las que vislumbra el regreso de los vampiros al mundo al tiempo que los rusos deciden eliminarlo temiendo que recupere sus antiguos poderes o desarrolle otros nuevos. Mientras, la Rama-E británica está investigando el contrabando de drogas en el Mediterráneo y dos de sus agentes son atacados; uno es convertido en vampiro y el otro enloquece.
El autor
Brian Lumley es un prolífico autor de terror que nació en Inglaterra el 2 de diciembre de 1937, como por casualidad, nueve meses después del fallecimiento de Howard Phillips Lovecraft, ocurrido el 15 de marzo. En su infancia descubrió los relatos de terror clásicos pero tras leer las aventuras de Dan Dare, el piloto del futuro se convirtió en un incondicional de la ciencia ficción. Durante su juventud, y tras descubrir los relatos de Robert Bloch basados en Los mitos de Cthulhu, sus gustos variaron hacia una ciencia ficción más macabra, lo que ha perdurado durante toda su carrera como escritor. Se unió a la armada británica y, mientras servía como Policía Militar en Alemania, aprovechó para recopilar todos los relatos que encontró de Lovecraft. Entró en contacto con August Derleth con idea de conseguir los relatos que le faltaban y gracias a la correspondencia que mantuvieron, colaboró en el recopilatorio Tales of the Cthulhu mythos, pues Lumley llevaba tiempo escribiendo relatos.
La colaboración se fue haciendo cada vez más estrecha y Derleth publicó algunas obras de Lumley: El visitante nocturno (The caller of the black, 1971), Beneath the moors (1974) y Horror en Oakdeene (The horror in Oakdeene, 1977). Se retiró del ejército en 1980 para ser escritor a tiempo completo y ya para entonces había escrito los cinco primeros libros de la saga de Titus Crow: The burrowers beneath (1974), The transition of Titus Crow (1975), The clock of dreams (1978), Spawn of the winds (1978) y In the moons of Borea (1979) y la novela Alma del pasado (Khai of Khem, 1981). En 1984 escribió su mejor obra, El que habla con los muertos (Necroscope), que se convirtió en un fenómeno editorial, lo que le llevó a continuar y diversificar la saga. Ha sido finalista de los premios World Fantasy (Born the winds, 1976), British Fantasy (Necroscope. The lost years: Volume II, 1996 y A coven of vampires, 1998) y Bram Stoker (The whisperer and other voices, 2002). Además ha sido ganador del premio British Fantasy por Los cuerpos fructíferos (Fruiting bodies, 1989).
La obra de Brian Lumley
En el año 1984, Brian Lumley escribió El que Habla con los Muertos (Necroscope, 1986), que no fue publicado hasta dos años después. Durante ese tiempo, el autor siguió con otros proyectos sin poder adivinar el alcance del libro que acaba de gestar. La historia de Harry Keogh contra Boris Dragosani se convirtió en un rotundo éxito y fue entonces cuando publicó la segunda parte, Vampiros (Vamphyri!, 1988) de lo que en un principio se pensaba que iba a ser una trilogía. Sabedor ya del éxito que tenía entre manos, tardó unos tres meses en tener lista la tercera parte, El origen del mal (The source, 1989). Para el momento en el que el tercer volumen vio la luz, Lumley ya tenía preparados El lenguaje de los muertos (Deadspeak, 1990) y Engendro de muerte (Deadspawn, 1991). Los trabajos posteriores, englobados dentro de lo que denominó The necroscope saga continua con los personajes y conceptos de la saga de Crónicas necrománticas (Necroscope). Además de los títulos mencionados, tenemos:
Saga del Necroscopio:
Vampire world I: Blood brothers (1992), Vampire world II: The last aerie (1993) y Vampire world III: Bloodwars (1994), Necroscope: The lost years (1995) y Necroscope: Resurgence, the lost years Volume II (1996), E-Branch I: Invaders (1998), E-Branch II: Defilers (1999) y E-Branch III: Avengers (2000), Harry Keogh: Necroscope and other weird heroes (2003), Necroscope: The touch (2006), Necroscope: Harry and the pirates (2009), Necroscope: The plague-bearer (2010).
Saga de Titus Crow:
The burrowers beneath (1974), The transition of Titus Crow (1975), The clock of dreams (1978), Spawn of the winds (1978), In the moons of Borea (1979), Elysia (1989)
Saga Psychomech:
Psychomech (1984), Psychosphere (1984), Psychamok (1985)
A partir de este punto, se incluyen detalles explícitos de la trama y el argumento.
Sinopsis completa
Han pasado algunos años y la Rama-E del departamento de los servicios secretos ingleses en el que sus miembros tienen poderes especiales, totalmente necesarios para desarrollar sus misiones, está investigando el contrabando de drogas en el Mediterráneo al frente del cual se encuentra una criatura que no es de este mundo. Durante una de sus operaciones algo sale mal y dos de los agentes destinados a la misión sufren un ataque en el que uno es vampirizado, Ken Layard, y otro, Trevor Jordan, enloquece. Y en efecto, al frente del negocio de drogas se encuentra nada menos que un tal Jianni Lazarides, pseudónimo que oculta la identidad del poderoso vampiro Janos Ferenczy. Tras haber invadido la mente Jordan, el vampiro le extrae toda la información que considera pertinente acerca de la Rama-E, asesina desangrando a una prostituta a la que penetra de todas las formas imaginables y nada parece ser capaz de detenerle. La buena estrella que sigue los planes de Janos Ferenczy no tiene fin.
De forma simultánea a este hecho, Harry Keogh se ve atormentado por horrendas pesadillas recurrentes en las que los vampiros regresan de nuevo a la Tierra para infectarla y someterla. Por otro lado está intentado rehacer su vida al lado de Sandra Markham, una hermosa mujer por la que no acaba de sentirse totalmente atraído y con la que tiene pesadillas que parecen reírse de su virilidad y que hacen que sea tratado por el doctor Bettley, de la Rama-E. Él y Harry consideran que es posible que esos sueños sean el despertar de un poder latente ahora que ha perdido su facultad necroscópica. Pero los sueños son los gritos de los muertos que tratan de avisarle en su momento de sueño ya que perdió sus poderes a manos de su propio hijo. Un hijo que a pesar de ser más poderoso que su padre le teme, pues sabe la obsesión de Harry por un mundo libre de vampiros pero, ¿sería después el mundo de Harry Jr. el siguiente en su lista? No pudiendo afrontar el riesgo y sabiendo cómo curó a Lady Karen, le despojó de sus poderes.
Pero Sandra es una telépata neófita que trabaja para de forma encubierta para la famosa Rama-E y que tiene instrucciones precisas de vigilar de cerca al antiguo necroscopio. A pesar de estar verdaderamente enamorada de él, su misión es lo primordial y consiste en, si le es posible de alguna forma, reactivar el enorme potencial psíquico de Harry para que pueda volver a hablar con los muertos. De darse ese caso, la mujer debe informar inmediatamente a al nuevo encargado de liderar la Rama-E, que es secretamente un agente durmiente de los servicios secretos rusos, el temible KGB. Su madre, Mary Keogh, trata de comunicarse con él con urgencia mientras que el antiguo necroscopio sabe que si emplea sus poderes sufrirá un dolor irresistible impuesto por su hijo. Sangra trata de averiguar la información que ha recibido, pero tras sus evasivas y pasar la mañana, la joven acude a informar a sus superiores, Clarke y Wellesley. Ellos la prohíben acudir esa noche a casa de Harry Keogh, pues tienen otras intenciones menos agradables para el antiguo agente de la Rama-E.
Dado el temor creciente de que Harry recupere sus antiguos poderes o desarrolle otros desconocidos de naturaleza superior, los rusos deciden asesinarlo. El plan es abortado gracias a la intervención de los muertos (que, como ya sabemos, aman incondicionalmente a Harry desde que comenzó a hablarles en su juventud y les enseñó a comunicarse entre ellos, rompiendo sus siglos de soledad). El agente Darcy se da cuenta de su error y del sobre juego de Wellesley y la identidad de Sandra como agente secreto queda al descubierto, pero Harry no se ofende por ello. Las pistas les conducen a la isla de Rodas y, a pesar de que Sandra es enviada de vuelta a Londres, las cosas se tuercen de una manera inesperada. Faethor Ferenczy dialoga en sueños con Harry y le desvela que Janos es su hijo carnal y que, además, puede devolverle sus poderes de hablar con los muertos, pues el bloqueo es fruto de la hipnosis, algo que él domina. Harry visita la mansión de Faethor y llega con él a un acuerdo que beneficia a ambos.
Tras un incidente en Rumanía, Harry viaja a Bucarest y lo hace con todos sus antiguos poderes recuperados con la excepción del uso del continuo de Möbius que tanta utilidad ha tenido para él en el pasado. Mientras, en la Rama-E, Sandra es convertida en vampiro, y otro agente muere, pero desgraciadamente la única forma de devolverle la paz y la humanidad a Sandra es decapitándola. Una vez en los Carpati Meridionali, Harry se enfrenta a Janos en la antigua mansión de Faethor Ferenczy. Ha conseguido hablar con el propio Möbius para que él, junto con otros matemáticos muertos en el pasado, le ayuden a derrotar a Janos en su fortaleza. Durante la confrontación final, en la que Ferenczy cuenta con sus esclavos vampíricos y un ejército de muertos resucitados, Harry consigue convencer a los muertos para que luchen de su lado y le vence. Poco después también consigue acabar con el malvado Faethor Ferenczy enviándolo a través de un portal de Möebius hacia la nada de donde nunca debió salir.
Comentarios
Bajo mi punto de vista El lenguaje de los muertos supera a su anterior trabajo, El origen del mal, al regresar de nuevo a las intrigas y giros de tuerca que consiguieron hacer de El que habla con los muertos un best seller internacional. Siguiendo ese camino oscuro trazado desde sus inicios, Brian Lumley hace gala de un manejo del lenguaje a favor del terror y el suspense magistral a pesar de caer argumentalmente en viejos tópicos. ¿Cuántas veces el héroe de turno ha perdido sus poderes y mediante una intervención que sólo se hace en ciertas ocasiones, pues en otras convenientemente no funciona, los recupera? En El origen del mal quedamos algo desencantados con Harry Keogh desposeído de todos sus poderes especiales para ahora encontrar que no sólo los recupera casi todos, sino que además comienza a tener el don de la telepatía, que hasta ahora no había disfrutado. Ni que decir tiene que si el lector no conoce los tres anteriores tomos, debe empaparse bien de ellos antes de comenzar este.
Una de las mayores virtudes es emplear continuamente situaciones, organizaciones y hechos ya vistos anteriormente con la suficiente soltura como para crear un todo sólido, una urdimbre en forma de telaraña que da consistencia al relato y engancha al lector. De hecho, la gran mayoría de las críticas que existen sobre los cinco primeros libros de la colección del Necroscopio son muy buenas. Del resto, lamentablemente, no puedo hablar por desconocimiento total. Cuando Anne Rice creó sus vampiros como seres decadentes y con un punto humano muy acusado, aspecto que fue variado radicalmente por Poppy Z. Brite al convertirlos de nuevo en individuos más salvajes y ahora queda demolido para regresar a los orígenes: vampiros como criaturas brutales, sedientos de sangre, territoriales y expansivos como una plaga de gripe. Y es que, si se me permite, este es el tipo de vampiro que siempre me ha gustado más para una novela y los Ferenczy resultan siempre interesantes con sus planes de megalomaníacos de opereta.
Las palabras de Janos casi al final de la historia: ¡OGTHROD AI ’F-GEB'LEE'H-YOG-SOTHOTH! (así, en mayúsculas) tienen un innegable sabor lovecraftiano que el buen seguidor del escritor de Providence sabrá identificar como muy similar a las últimas palabras del hijo monstruoso de Lavinia al final de El horror de Dunwich. Posteriormente aparecen unas runas de invocación del mismo estilo. Y en la misma línea tenemos el hecho de que no todo son elogios a esta novela: hay desde quien la compara con El caso de Charles Dexter Ward venido a menos (totalmente comprensible al leer el primer episodio del libro) pero con vampiros de por medio. Incluso hay muchos lectores que creen que es la más floja de la serie y una mera excusa para continuar hacia la siguiente. Por supuesto, también hay quien la ha encontrado difícil de leer (cosa que sí tiene arreglo con unos cuantos Cuadernillos Rubio) y quien cree que con esta calidad y velocidad de escritura pueden hacerse unas tres mil secuelas (que ni Stephen King, vamos).
No obstante, creo que es completamente normal que cuando un escritor encuentra un filón sobre el que crear un castillo de libros no pare hasta conseguirlo. Los ejemplos son tan innumerables que no merece la pena mencionarlos. Pero lo voy a hacer: La rueda del tiempo de Robert Jordan, Las crónicas vampíricas de Anne Rice, Caballo de Troya de Juan José Benítez… etc. Lo realmente triste es que TimunMas haya decidido dejar de publicar la saga del Necroscopio que tan buenos ratos nos ha hecho pasar a todos los lectores.
Calificación: 80
Título: El Lenguaje de los Muertos
Título original: Deadspeak
Autor: Brian Lumley
Traducción: Ana Calderón
Cubierta: Ciruelo Cabral / Víctor Viano
Editorial: TimunMas
Edición: Rústica, 448 páginas
Lo mejor: El regreso a la trama de thriller y la pérdida de poderes de Harry Keogh.
Lo peor: Lumley cae en algunos tópicos de su propia saga, aunque es perdonable.
Resumen: Janos Ferenczy, vampiro y hechicero, ha vuelto a la vida y necesita sangre humana para calmar la sed. Pero el verdadero peligro son los planes que tiene para aplastar a toda la raza humana. ¿Podrá Harry, despojado de sus poderes, hacer frente a esta nueva amenaza?
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