Megazoria: Caledonia
Trasfondo del llamado reino entre los muros
Nadie sabe a ciencia cierta quién levantó las murallas que sirven de frontera a las tierras de los caledonios. Cuenta la leyenda que fue para contenerlos a ellos y a sus hermanos los pictos, pero que con su coraje consiguieron empujar de nuevo al enemigo hacia el sur. Ahora, los grandes muros les sirven de protección contra escotos, pictos, britanos y anglos. Son su orgullo y su fortaleza.
Aspectos geográficos
Caledonia está conformada, principalmente, por un sistema de montañas bajas y colinas que devienen planicies al acercarse a la costa. Varios ríos de gran caudal cruzan el territorio y no son raros los lagos. Son abundantes los bosques, aunque también hay grandes extensiones de prados. La costa es principalmente playa.
El clima es por lo general húmedo y las precipitaciones son frecuentes. La presencia del mar dulcifica el tiempo, aunque tampoco son raras las tempestades y, dada la latitud, las bajas temperaturas en otoño e invierno.
Fauna
En las zonas más montañosas, encontramos una fauna similar a la de Escotia. Los leones y los osos cavernarios son los depredadores de mayor tamaño, aunque en los bosques hay que contar también con la presencia de manadas de diros y lobos. En el límite entre ambos encontramos mesonyx, un carnívoro algo menor que un perro pero de poderosas fauces que ha sido parcialmente domesticado por los caledonios.
En las planicies es fácil encontrar manadas de bueyes, cérvidos y caballos, que atraen la presencia de depredadores. En las costas encontramos colonias de aves y de moluscos. Dada la orografía, son más raros los animales marinos de gran tamaño.
Habitantes
Los caledonios son gentes de tez pálida y cabellos claros. Visten con ropas de lana o de lino, con túnicas cortas y pantalones. Llevan capas para resguardarse del frío y calzan botas de cuero. Los hombres suelen llevar el cabello largo y la barba recortada, y las mujeres la melena suelta durante la soltería y recogida una vez casadas.
Los abalorios son comunes: brazaletes, torques, diademas, colgantes... Utilizan igualmente adornos de otras culturas, con las que comercian. Los monarcas ciñen su frente con sencillas coronas de metales preciosos, a modo de cinta.
Lengua: Picto
Escritura: Ogam
Algunos nombres de ejemplo: Castantin, Eoganan, Broichan, Ciniod, Denbecan, Galan, Maelchon o Taran. De mujeres, Coira, Bradana, Grizela, Skena o Tyra. La partícula mak entre nombres marca parentesco.
Sociedad y gobierno
Los caledonios funcionan como una suerte de confederación informal. Ha sido la amenaza de invasiones de otros pueblos la que ha unificado en pactos de colaboración y no agresión a las distintas tribus. En particular, las recientes incursiones de britanos, que se ven empujados a su vez por anglos, jutos y saxones, han unido a los caledonios en un frente común. Aun así, no hay un código de leyes unificado, sino que los distintos monarcas se remiten a la tradición a la hora de ejercer su autoridad.
Las tribus se agrupan en poblados que pueden llegar a superar, en raras ocasiones, el millar de habitantes. Estos enclaves, que se encuentran amurallados, ocupan posiciones estratégicas bien en la costa, bien a lo largo de las murallas, bien en puntos clave de las zonas de pastoreo. Entre ellos se pueden comunicar a través de rudimentarios sistemas de hogueras. Las viviendas están realizadas por lo general en piedra, aunque también algunos edificios auxiliares en madera. Las construcciones circulares son habituales.
La autoridad de los monarcas es imitada en las familias por los respectivos patriarcas.
Religión
Son los dioses del panteón celta aquellos que reciben homenaje en la tierra de los caledonios, en particular las deidades protectoras de la agricultura y la ganadería. Cada tribu tiene su propio druida que se encarga de oficiar los rituales necesarios en cada momento. Periódicamente se celebran grandes ritos relacionados con el cambio de las estaciones, pero no hay templos ni lugares de culto. Los druidas, sin embargo, suelen ejercer de consejeros, por lo que tienen cierto peso en la sociedad.
Actividades económicas y lúdicas
La actividad principal en Caledonia es la ganadería. Rebaños de caballos, vacas, bueyes almizcleros, ovejas y piaras de cerdos son criados por doquier. Algunos ejemplares incluso se exportan a Connach dado su lustre para mejorar las razas de sus vecinos. Para ocuparse de estos rebaños, los caledonios salen a pastorear a caballo y con la ayuda de mesonyx domesticados. Estos animales son particularmente apreciados, ya que se desenvuelven bien incluso en los terrenos pantanosos cercanos a los ríos, pues son buenos nadadores. No obstante, no son auténticos rivales para los grandes depredadores, dado que no son gregarios y no se crían en camadas grandes.
Los caledonios comercian además con todos los pueblos vecinos, aunque en ocasiones haya estallidos bélicos. Dado que es una de las naciones más estables de la zona, es también un punto de referencia para los intercambios mercantiles.
Con motivo de las ferias de ganado y de las fiestas religiosas, las distintas tribus organizan grandes fiestas en las que encontramos actividades de todo tipo, desde peleas de mesonyx e impresionantes carreras de caballos a competiciones de beber hidromiel, bailes o recitales de poesía. Los caledonios son aficionados también a los juegos de mesa, tipo el ratón y el gato o los dados.
En la guerra
Los caledonios han desarrollado un ejército profesional. Aquellos que vigilan los enclaves comerciales, los puertos o los grandes muros son hombres entrenados y bien pertrechados, por lo general con una cota de malla, una lanza, un escudo y una espada. Las impresionantes murallas que, salpicadas de fortines, cuidan sus fronteras son defensa más que suficiente, pero los caledonios tienen el orgullo de mantenerlas en buen estado, aunque se rumoree que no conocen ni la mitad de los pasajes subterráneos que encierran. Aldeas enteras se han construido a la sombra de torres de vigilancia.
Los nobles y los oficiales, además, combaten a caballo. La combinación de material de calidad y buenas monturas hace que sean unas unidades muy temidas en las islas britanas.
Esto hace que, por lo general, el resto de la población muestre menos inclinación por las armas, aunque en cualquier familia se pueden encontrar utensilios que sirven en caso de combate (hachas, bastones, lanzas, cuchillos, etc.). Los caledonios se valen con frecuencia de lanzas y jabalinas para defender su ganado de los depredadores.
Hay que señalar que también conocen el uso y la fabricación de balistas. Estas se utilizan para defender los grandes muros y los enclaves portuarios. Modelos de menor tamaño, ballestas que puede utilizar un solo hombre, existen también, aunque no son muy comunes. Algunos fortines han entrenado unidades de ballesteros montados.
En el mar
Aunque no son grandes navegantes, los caledonios se hacen a la mar con frecuencia, generalmente para comerciar con Connach o con enclaves situados a lo largo de la costa. Sus navíos son currags, embarcaciones de un único mástil, casco alto, buena capacidad de carga pero no particularmente maniobrables.
En caso de combates navales, su mejor arma son las balistas, con las que no cuentan, por lo general, los invasores germánicos o escandinavos.
Posibilidades de aventura
Caledonia apunta más como un enclave de transición que como una zona de aventuras propiamente dicha. Sí que se pueden ambientar en ella incursiones, misiones de espionaje o secuestro o trepidantes robos. Los caledonios son reservados. Están habituados a encerrarse en sus poblados al caer la noche, al resguardo de animales salvajes... y extranjeros desaprensivos.
Puede ser un buen escenario también para aventuras urbanas. Aunque los poblados de Caledonia tiene un tamaño relativamente modesto, su actividad es intensa y hay un tráfico interesante de mercancías de todo tipo: prisioneros de guerra, objetos preciosos, pergaminos, etc.
Y, por supuesto, investigar alguna de las fortalezas que salpican las murallas puede ser un buen gancho para alguna aventura, ya sea para encontrar vestigios de los tiempos pasados o para preparar una invasión de algún osado jefe de guerra anglo o de algún vengativo caudillo britano.
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