Star Warriors

Imagen de Destripacuentos

Análisis del juego de mesa que recreaba batallas estelares en el universo de Star Wars

 

En una época en la que existían tan solo las tres primeras películas de Star Wars (bueno, y dos de los ewoks y una serie de dibujos animados) y un juego de rol basado en dados de seis caras para emular las aventuras de Skywalker, era posible hacerse con este magnífico wargame (que si no me equivoco ni siquiera estaba traducido al castellano) para poder representar las apasionantes batallas estelares propias de este universo. Era una época en la que quizás no había mucho donde elegir, pero en la que también había mucho bueno.

El universo de Star Wars sin la posibilidad de realizar batallas estelares se quedaba algo cojo. No perdamos de vista que el clímax tanto de la primera como de la tercera película es la destrucción de la Estrella de la Muerte, y que incluso en la segunda, El Imperio Contraataca, tenemos una impresionante batalla con cazas, aunque sea en la superficie de Hoth. Es por ello que el Star Warriors resultaba un complemento ideal para el juego de rol, con el que, además, era compatible (las habilidades de los pilotos seguían el mismo sistema de dados de seis).

En apariencia, a día de hoy, podría resultar poco impresionante. Las naves se representaban con pequeñas piezas de cartón que se situaban sobre un fondo estelar dividido por hexágonos, un sistema clásico en los wargames. Los modelos que podíamos encontrar eran los propios de las películas: Alas-X, Alas-Y, cazas TIE, bombarderos TIE, interceptores... e incluso naves más raras, como la lanzadera imperial, los cazacabezas, el Halcón Milenario o el superdestructor imperial. Se incluían incluso torretas para representar el pasillo de la Estrella de la Muerte.

Además de estas fichas de naves, que eran reversibles para indicar cuáles habían sido desplazadas, venían otros marcadores de control: daños, persecuciones, etc., los consabidos dados de seis caras, el manual, que incluía algunas misiones especiales, y una serie de fichas de naves que era el meollo de la cuestión.

El Star Warriors se articulaba por turnos paralelos: los jugadores marcaban las acciones que realizarían sus naves y luego estas se resolvían alternativamente. Es por esto que acciones como “perseguir” tenían un valor especial (y, además, recordaban a la famosa escena de Vader dando cuenta del equipo rojo en la primera película). El desplazamiento, como es habitual en estos juegos, era una pieza clave para la victoria.

Cada modelo de nave tenía unas características distintas que marcaban cosas como la potencia de fuego, el alcance de las armas y el ángulo de disparo, cada cuántas casillas podían girar, la velocidad máxima, etc. Además, se contemplaban maniobras especiales, como el loop, para cambiar de dirección, o el movimiento evasivo para dificultar los impactos enemigos. Cada acción emprendida acumulaba una serie de puntos que el piloto debía superar con una tirada de dados. En caso de fallar, la nave sufría una avería más o menos grave, pero nunca conveniente. Los disparos se resolvían del mismo modo: calculando la dificultad de impacto (en función de la velocidad, de las maniobras realizadas por cazador y presa, e incluso de la dirección de cruce) y realizando una tirada simple de dados.

La mecánica era relativamente sencilla, pero las posibilidades infinitas. Todo contaba: la velocidad, las maniobras realizadas, la dirección de las naves, quién movía primero... De este modo, la experiencia era un grado importante y cada partida, aun en el vacío sideral (que a veces se veía invadido por asteroides), resultaba tan apasionante como distinta. Saber fintar, elegir bien las maniobras, cuándo arriesgar o contra quién enfrentarse en cada momento era la clave de la victoria.

Cabe destacar que la mecánica de juego estaba muy bien adaptada al escenario. Detalles como las formaciones en alas de tres cazas eran muy de agradecer. Los diseñadores no se quedaron en la estética de las películas, sino que consiguieron llevar el sabor de estas a la mesa de juego. Huelga decir que era francamente tentador jugar macrobatallas con decenas de cazas (y, además, era hasta posible, con un poco de paciencia).

Como os podéis imaginar, una partida de Star Warriors con la banda sonora de la trilogía (en casette, claro) era una experiencia inigualable. Y que repetiré en breves, si las amenazas de mi hermano son ciertas... Espero que la fuerza me acompañe. La nostalgia, desde luego, lo hará.

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