Hellblazer de Jamie Delano 3

Imagen de Kaplan

Reseña del volumen recopilatorio publicado por Planeta DeAgostini

 

Encauzamos aquí la segunda mitad de la etapa de Jamie Delano como guionista de Hellblazer (ver reseña del primer tomo aquí). Tras la conclusión de La máquina del miedo, una saga larga y enfermiza, que tuvo que ser tan difícil de escribir para Delano como de leer para el aficionado, el guionista necesitaba un respiro. Antes de ello, escribió Por delante de la vida, que serviría de prólogo a sus próximos números y que, por sí solo es un capítulo delicioso, un antecedente sombrío y sucio de lo que, años después, construirían Willingham en Fábulas o Carey en The Unwritten.

Para suplir a Delano, Karen Berger eligió a otros dos guionistas provenientes del Reino Unido. el primero se llamaba Grant Morrison, y escribió una historia de dos números realmente aterradora, en la que un pueblo entero deprimido por la situación económica y angustiada por la amenaza nuclear es poseído por sus demonios interiores. El guionista ya muestra las que son hoy sus señas de identidad y crea un ambiente de sinsentido, angustia y violencia demasiado tangible para el lector. A esto contribuye, sin duda, el oscuro dibujo de David Lloyd (V de Vendetta), que adopta aquí reminiscencias de Corben, logrando un aspecto rugoso, asfixiante y expresionista. Tras este par de números tan plenos de intensidad, le tocó el turno a Neil Gaiman, que, junto a Dave McKean, realizó Abrázame, una historia lúgubre y emotiva ambientada en un rascacielos suburbial, sinónimo de frío, soledad y pobreza. A pesar de la talla literaria de estos guionistas, ambos son plenamente conscientes de que han de realizar una labor continuista y así lo hacen. Más allá del aire delirante de Morrison o de las atmósferas desgarradas de Gaiman, ambos bien evidentes, lo que aquí prima es Constantine y el tono que Delano ha impuesto a la colección. Además del cinismo del mago, se mantiene siempre presente el duro retrato de las dificultades sociales del thatcherismo, el verdadero protagonista en la sombra.

Una vez concluido este inmejorable hiato de Morrison y Gaiman, Delano volvió para narrar, en el resto de números que incluye este tercer volumen, la caza a la que se lanzan Constantine y el asesino en serie que descubrió al final de Por delante de la vida. Se coloca así al personaje en un escenario poco habitual para él, en el que no hay lugar para la magia y sí un miedo real hacia la muerte, como si al estar siempre enfrentado a peligros místicos, Constantine no hubiese valorado fríamente el riesgo que corría. La angustia de sentirse acechado por algo tangible, tan humano como él, es suficiente para que el personaje se acerque a su yo más terrenal, al que apenas había mostrado desde que comenzara la colección. Delano, por cierto, aprovecha para lucirse y narrar esta persecución desde los puntos de vista de los dos protagonistas. Así, el asesino en serie no es un personaje ajeno al lector ni un enemigo clásico y unidimensional, sino que lo humaniza del mismo modo que a Constantine, lo que no significa que despierte la más mínima empatía. Uno es un asesino que ha hecho ya todas las elecciones en su vida, el otro es un mago algo altanero que de repente se encuentra desvalido en un terreno que ni es el suyo ni sabe manejarlo.

Es curioso cómo en estos tiempos tan convulsos en el Reino Unido, esta etapa de Hellblazer -que, no lo olvidemos, se publicó a finales de los ochenta- tiene más vigencia que nunca. Al ver hoy los disturbios en las calles de Londres es fácil imaginar a John Constantine persiguiendo a la amenaza demoníaca de turno que ha conseguido subvertir a toda la sociedad. Ojalá fuera algo tan inusual. Y tan divertido. Y tan escalofriante.

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